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Poco después del medio día, la puerta de la habitación fue abierta por Kakashi, quien llevaba una bandeja con un gran desayuno y un té para la chica que aún estaba en su cama. Estaba seguro de que cuando se despertara tendría hambre y una gran jaqueca debido a la cantidad de alcohol que había consumido.

Mismo él se encontraba con un dolor de cabeza, uno menor al dolor que tenía cuando se despertó pero dolor al fin y al cabo. Supuso que ella estaría peor que él ya que había consumido un tanto más.

Apoyó donde pudo la bandeja para ir hasta ella, se sentó a su lado y comenzó a acariciar su mejilla con la suavidad necesaria para no despertarla.

No esperaba despertarla con tal acción pero así fue, pudo notar como los ojos de su enamorada se abrían poquito a poquito para apoyar su cabeza contra la mano del peliplata a la vez que volvía a cerrar sus ojos.

Aquello era simplemente hermoso, espectacular y magnífico, se sentía en un sueño.

—Mmhm... Kakashi-senpai.—Gimoteó la peliblanca al sentir su calor.

Oírla decir su nombre de tal manera... No sabía si sentir ternura o comenzar a calentarse. Optó por la primera.

—Buenos días, Nyoko. ¿Cómo te encuentras?— Respondió él.

Ella volvió a abrir sus ojos al oír la pregunta y lo observó con somnolencia. Era muy lindo de su parte preocuparse por ella.

—Cansada.

—¿Tu cabeza te duele?— Volvió a preguntar. Ella negó.

—Solo estoy cansada.

Él asintió sonriendo debajo de su máscara, ciertamente a él si le dolía la cabeza y tenía entendido que luego de pasarse de copas las personas sentían una jaqueca pero aparentemente no era el caso de Nyoko.

Ahora que lo pensaba, quizás no debió dejar que bebiera tanto, su cuerpo no era como el de los demás, quizás aquello podía destruir alguno de sus órganos.

Intentó no preocuparse por ello en ese momento, si ella se ponía mal en el día se encargaría de llevarla corriendo a un hospital para que la revisaran y ayudaran en caso de ser necesario. Luego podría odiarse por ello.

Recordó el desayuno.

—Te preparé un poco de comida y un té, supuse que tendrías hambre.— Comentó dulcemente.

La peliblanca le sonrió dulcemente, sus recuerdos aún estaban un poco borrosos por el alcohol y la somnolencia pero no le sorprendió despertarse en la casa del contrario, había tomado demasiado gracias a Anko.

Además, ya se había quedado dormida más de una vez en aquella casa. Había confianza como para ello así que no había de que preocuparse, más siendo que se trataba de Kakashi. Dudaba que algo fuera de lo que usualmente hacían hubiera sucedido.

El Hatake se puso de pie y le llevó la bandeja con comida, espero a que ella se sentara y la apoyó en sus piernas.

—El té es...

—Es de frambuesas y arándanos.— Finalizó ella al olerlo.

—Sí, sé que es uno de tus favoritos.

Las mejillas de la Tsukino se sonrojaron al oír eso, pensó que nadie la oía cuando se ponía a hablar de tés. Sabía que podía ponerse densa sobre el tema.

Usualmente él se encuentra leyendo mientras ella habla de temas como esos, creía que la ignoraba y seguía con su lectura pero aparentemente todo era una mentira y él se la pasaba oyendo las tonterías que salían de su boca y guardándolas en su memoria.

ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora