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Hiro y Nyoko se encontraban entrenando, la menor le ayudaba a mejorar su manejo del chakra en sus tiempos libres sin buscar nada a cambio. 

Era bien sabido que el chico se sentía realmente orgulloso de pertenecer al clan Tsukino, pero con su pésimo manejo de chakra no le permitía hacer relucir sus habilidades como le gustaría, no podía demostrar la fuerza de su kekkei genkai.

A él se le daba mejor el taijutsu y las estrategias para ser honestos. Nunca fue alguien que se destacara por el combate a lo lejos, él peleaba cuerpo a cuerpo muy gustoso.

Siempre había admirado a Nyoko, verla activar el poder ocular y utilizar alguno de los jutsus más poderosos del elemento oscuro de manera correcta y precisa era simplemente un espectáculo. Estaba seguro de que aquella era una de las razones por las cuales se había enamorado de ella, por lo maravillosa y poderosa que era.

A comparación de él, ella tenía una gran resistencia, una buena reserva de chakra y sabía manejarlo como era debido. 

Recordaba haberla observado un gran tiempo mantener el Burakkuhoru, sabía que todavía no podía mantenerlo por tiempo indefinido pero él estaba seguro de que ella lo lograría en un futuro cercano.

Gracias a ella, sabía sobre como debían ser algunos jutsus, de esos que su padre le había hablado cuando era muy pequeño, a eso de los cuatro, más o menos, unos meses antes de morir por su enfermedad. 

Estaba más que agradecido por poder explicarle sus usos, por fin entendía como era que su padre había batallado y eso lo hacía sentir aún más orgulloso de ser su sangre.

No dudo en pedirle su ayuda, sabía que la mejor maestra que pudiera tener sería ella. Aunque bueno, también era la única que podía tener pues no había otro Tsukino cerca de allí.

—Hiro-kun, por favor concéntrate.— Pidió dulcemente.

El peliblanco se sonrojó, no se había dado cuenta en que momento se había quedado embobado observando a la muchacha.

Volvió a su posición e intentó nuevamente lo que la chica le había dicho hace unos minutos. Primero debía controlar a la perfección las técnicas más básicas de los controles, por ejemplo, en ese momento se encontraba sobre el agua.

Debido al viento que había, el agua se movía de manera turbia. De todas maneras, por ser que ya llevaba un mes con aquel entrenamiento, la chica utilizó un poco de su chakra para hacer que el agua se moviera aún más, subiendo la dificultad del entrenamiento.

No podía juzgarla, la realidad era que el entrenamiento había dado sus frutos, lo había notado en la última misión. Era impresionante como ella sabía específicamente que punto fortalecer para hacerlo un mejor Tsukino.

Ella podía tener un futuro como sensei, al menos para la próxima generación de Tsukinos, si es que había una.

Pero si era sincero, ya se estaba aburriendo de que su entrenamiento se basara en actividades relativamente fáciles. Quería poder utilizar el Burakkuhoru y algún jutsu del elemento oscuro, quería hacer algo en serio.

De todas maneras, justo cuando estaba por comenzar a alardear, el movimiento del agua disminuyó bruscamente haciéndolo caer.

Nyoko, quien se había desconcentrado debido a que el peliplata se había hecho presente, al oír al contrario hundirse volvió a sí y se lanzó al agua a buscarlo rápidamente. No era que Hiro no supiera nadar pero se sentía culpable.

Por un momento, creyó que había cometido el mismo error que le había quitado a su sensei, a su compañera y casi a su compañero.

Cuando lo tomó, comenzó a patalear rápidamente para salir a la superficie, el peliblanco se sintió extrañado pero dejo que la chica lo llevara. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca del borde del río, lo subió para luego apoyar sus manos sobre la tierra para sostenerse.

ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora