—Vamos Naruto, dale una oportunidad. Te prometo que es delicioso.— Pidió dulcemente.
Había ido al hogar del rubio para merendar juntos y había llevado algunos de sus mejores tés ya que el pequeño dijo querer probar su bebida favorita, sin embargo, a último momento se había acobardado.
Aquello le causó ternura, le recordaba a ella arrepintiéndose la primera vez que tomó té porque intentó tomarlo como una bebida normal y acabó por quemarse su lengua y la garganta pues no iba a escupir toda la bebida, mucho menos con su abuela observándola tan felizmente.
Le había permitido elegir, por ello es que había llevado variedad, pero el aroma del mismo causaba una cierta duda en el menor, no todos tenían un gran aroma debía admitir.
—Puedes ponerle azúcar, a veces mejora su sabor.— Sugirió.
El Uzumaki asintió, iba a seguir el consejo que ella le había dado, le puso un poco de azúcar.
Nyoko lo observaba a la vez que tomaba de su cuenco, quería ver la primera reacción al probarlo, había elegido uno que contenía hierbas de la Aldea Oculta de la Niebla de esas que su abuela había traído y plantado en su jardín.
Las mismas que vendía de vez en cuando a alguna tienda de la aldea cuando necesitaban dinero, ya hacía mucho tiempo que las hierbas no eran vendidas pues ella se rehusaba a vender lo único que le quedaba de su abuela y de sus raíces.
Aunque aquello hizo que recordara una gran intriga que había rondando por su cabeza cuando volvió a habitar su casa luego de años. ¿Cómo había sobrevivido su jardín? ¿Acaso alguien lo había estado cuidando por ella en su ausencia? Algo extraño había sucedido allí.
Ella no le había pedido a nadie que fuera a cuidar su jardín por lo que verlo en perfecto estado la confundía de sobremanera. No le molestaba, solo quería poder agradecerle a esa persona como era debido.
De todas maneras nunca encontró un indicio de quien o como había sido.
—¡Es delicioso!— Exclamó Naruto luego de probarlo.
Nyoko rio contenta y observó al Uzumaki llevar el cuenco nuevamente a sus labios para tomar más de aquel líquido.
Era un momento muy bonito para ella, un recuerdo que atesoraría toda su vida con felicidad y amor. Estaba dejando su marca en el mundo, si ella se moría el día de mañana, Naruto podría continuar con la tradición.
Eso era justo lo que quería, que personas continuaran con la tradición de su abuela, una que une a todos con un cálido abrazo.
—Te dije que te gustaría, puedo dejarte un poco y enseñarte a prepararlo correctamente.— Ofreció.
—¡¿De veras?!— Nyoko asintió.
—Verás, primero que todo, debes encargarte de la temperatura del agua.— Comenzó a explicar a la vez que se ponía de pie e iba hasta la cocina. Naruto la siguió de cerca.— Dependiendo del té que quieras preparar, su temperatura debe estar entre ochenta y cien grados.— Llenó un recipiente de agua y lo puso a fuego directo.— Aquel té necesita el agua a noventa grados.— Cuando el agua estuvo lista, tomó el cuenco vacío y colocó en un recipiente metálico pequeño, con forma redonda, un poco de las hierbas llenando la mitad de este. Lo introdujo en el cuenco y vertió el agua.— Y su tiempo de infusión es de cuatro minutos, luego de los cuatro minutos retiras el infusor y está listo para tomar.
Naruto intentaba recordar toda la información que la chica le había dado pero sabía que no lo recordaría.
Nyoko lo notó y fue directo a escribir lo que acababa de explicar a un papel. Cada paso estaba acompañado de un pequeño dibujo ilustrativo, hace mucho que no dibujaba pero no había perdido su toque.
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ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜ
Fanfiction1er Libro de la Saga. Tsukino Nyoko, una kunoichi de un clan casi desparecido, es abrumada por sus sentimientos de arrepentimiento con respecto a decisiones pasadas, sin embargo aquello es lo que la llena de espereza y la alumbra con la luz del perd...