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Comenzó a abrir sus ojos lentamente intentando que la poca luz que había no la cegara por completo, de todos modos, no lo logró al cien por ciento.

Se preguntaba donde estaba, lo último que recordaba era haber utilizado el jutsu Infierno Negro y luego de eso no recordaba nada más. Sentía como su cuerpo estaba de alguna manera en movimiento pero ciertamente no estaba moviendo sus piernas como para ser ella la causa de ello.

Estaba apoyada sobre algo calentito, bastante cómodo a decir verdad, y con un aroma varonil mezclado con una fragancia haciendo una mezcla realmente deliciosa para sus fosas nasales. No sabía donde estaba pero era un lugar realmente agradable.

Cuando su vista se lo permitió pudo ver como, en efecto, se encontraba en movimiento pues veía los árboles pasar uno tras otro en una velocidad baja. Y por lo que podía divisar, estaba sobre la espalda de uno de sus compañeros.

Ya se estaba poniendo la noche y aún seguía un tanto cansada por lo que simplemente aprovechó la ocasión y se acomodó para volver a cerrar sus ojos.

Kakashi negó mientras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro siendo ocultada por aquella mascara. Podría haberle dicho que ya podía bajarse de su espalda y caminar sin embargo no lo hizo. 

Por alguna razón que desconocía, le gustaba el hecho de poder llevarla y encargarse de ella, ser quien le de la comodidad suficiente como para que se sintiera cómoda de seguir durmiendo sobre él. 

Podía sonar realmente tonto pero aquello era lo que sentía el peliplata en estando en esa situación.

La siguiente vez que Nyoko despertó fue en la noche. Se había despertado porque aquel calor que emanaba el cuerpo del compañero que la llevaba había desaparecido por completo y su cuerpo pedía que se lo devolvieran.

Abrió levemente sus ojos aún adormilada para buscar al hombre en cuestión.

—¿Te desperté? Lo siento...— Murmuró suavemente.

Nyoko pudo reconocer aquella voz, era la de Kakashi, seguramente debía ser él quien la había estado llevando.

Tenía sentido que lo fuera. La espalda ancha, los brazos fuertes, aquel aroma tan agradable, su manera de sujetarla y por sobre todo, la respuesta ante su atrevimiento a seguir descansando sobre él. Estaba claro que era la espalda de Kakashi.

—Mmhm...—Jadeó.

Llevó una de sus manos para fregar sus ojos mientras el contrario tomaba su manta y se la colocaba a la chica para cubrirla. Nyoko estiró su brazo hacia Kakashi, este miro con detenimiento los movimientos de la chica sin entender que era lo que quería decir con ello.

La Tsukino deseaba pedirle que le devolviera aquel calor que su cuerpo emanaba pero era realmente vergonzoso pedirle a un superior algo como aquello.

De todos modos allí estaba su brazo delatándola, llamándolo para que se acercara y se quedara cerca de ella para compartir aquello que su cuerpo deseaba, pero el peliplata no hacía nada. No cumplía las demandas de la chica pero tampoco se iba de allí.

Ella suspiró por lo bajo y bajó su brazo con sus mejillas sonrojadas, se sentía como una verdadera tonta y la vergüenza inundó todo su ser.

Pensó que tenía la confianza suficiente como para hacerle un pedido como ese, a pesar de ser su superior, por todos los años en los que habían compartido momentos. Suponía que era un amigo que no la juzgaría.

Aunque en realidad no la estaba juzgando y tranquilamente podría ser que no entendiera sus demandas pero su cabeza siempre le jugaba en contra en momentos como esos.

ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora