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La peliblanca estaba terminando de hacer su comida para cuando una persona llamó a su puerta.

Fue extraño ya que ella no solía recibir visitas, puesto que nadie sabía donde vivía más que Kakashi, y ya era de noche. ¿Quien haría una visita a una casa a las afueras del pueblo cuando era de noche? Nadie.

Suspiró mientras secaba sus manos recién lavadas en una toalla que solía dejar en la cocina. Pudo sentir su calidez debido al calor que liberaba tanto la hornalla como el recipiente donde estaba haciendo su comida que liberaba vapor.

Apagó la hornalla por las dudas, aún sabiendo que eso arruinaría la comida a media cocción, caminó hasta la puerta y tomó la perilla tranquilamente a sabiendas de que podía tratarse en un ataque. 

No temía, sabía que si se trataba de alguien que la iba a atacar podría acabar con él, fuera quien fuera. Esos seis años con Danzo fueron de los mejores para su entrenamiento, más que nada porque había podido abusar del poder de sus ojos a su antojo, o al antojo de Danzo.

Al abrirla pudo divisar a un anbu de Raíz, sabía que lo era porque había hecho algunas misiones con él y por ello podía reconocerlo. Aquello le sorprendió bastante pero no demostró su asombro por nada del mundo.

—Danzo-sama la necesita.— Dijo el anbu.

Ya no trabajaba para Raíz, Danzo sabía eso. Entonces ¿Por qué la mandaba a llamar? Debía ser algo de suma importancia si es que había roto con lo que dijo. Más si se trataba de un trato con el Hokage.

—Bien, dame un momento.

La peliblanca dejó la puerta abierta y fue corriendo a su habitación. 

Estaba con una vestimenta más del hogar pues no tenía pensado tener que salir de urgencia aquella noche pero allí estaba, preparándose para aquello que había arruinado su noche. Aunque siendo sincera, estaba preparada para casos así, no era como si fuera la primera vez que Danzo la mandaba a llamar a altas horas de la noche para misiones que son de extremo cuidado y que se necesita a una persona completamente confiable.

Era gracioso, todos la trataba de traidora pero Danzo creía que era de las más leales y confiables que había en Raíz.

Se cambió a su ropa anbu lo más rápido que pudo, se colocó esos pantalones sueltos junto con el cinturón y el chaleco gris, ya que la polera la tenía puesta. Ató su cabello en una coleta y volvió hasta donde el hombre la esperaba. Se puso sus botas negras y salió junto a él.

La comida iba a tener que esperar.

Al llegar a Raíz, la chica pudo divisar rápidamente al hombre que la había mandado a llamar. Caminó hasta quedar frente a él y en cuanto lo hizo se agachó colocando una rodilla en el suelo demostrando su respeto.

—Tsuki, necesito que hagas un trabajo para mí aunque ya no estés en Raíz— La chica asintió dando su aprobación a lo que acababa de decirle.— Esta noche se erradicará un gran problema para la aldea pero tengo mis sospechas de que él no cumplirá con su deber. Por lo que tu deberás ir a confirmar que lo haga.

—¿Hacia dónde debo dirigirme?— Preguntó sin levantar su rostro y con un tono sumamente respetuoso.

—Al distrito Uchiha.— Nyoko alzó su mirada confundida.— Itachi se encargará de ellos, así no habrán más muerte y/o conflictos. Debes asegurarte de que mate a todos los de su clan y si deja alguno, debes encargarte de él.— Explicó.— Solo puedes dejar vivo a su pequeño hermano.

Mentiría si dijera que no se encontraba impactada por lo que le acababa de decir aquel hombre turbio. Recibir una noticia como aquella era impactante, más sabiendo que debería ir a presenciar todo y a encargarse de que nadie quedara vivo.

ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora