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Nyoko se escondió detrás de un árbol, de alguna manera, los habían descubierto durante su misión de espionaje.

Hubiera acabado con ellos de no ser que tenían claras ordenes de no hacerlo, debían conseguir la información necesaria para saber si era necesario llevarlos a la aldea para que la división de inteligencia se encargara de recolectar todos los datos posibles.

Al menos ella había servido de carnada, como siempre. 

Su equipo había podido desaparecer para ir tras los más importantes mientras que ella huía de guardaespaldas de ellos. 

Quizás si los llevaba fuera de la aldea en la que estaban podría intentar negociar de alguna manera con ellos y, en caso de que aquello no llegue a nada, poder pelear sin problemas o sin que inocentes se vieran involucrados.

Lo único que esperaba era que Hiro realmente se haya ido con el resto del equipo y que no la haya seguido, de ese ser el caso, tendrían muchos problemas.

Ella podía encargarse a su manera de esos hombres, siendo sincera, no necesitaba ninguna ayuda o protección por parte de nadie. Sería un chiste si una persona de su nivel tuviera que tener a alguien que la protegiera.

Paró de golpe al ver como un trío de hombres se posaban frente a ella interrumpiendo su ruta.

¿Era posible que siempre terminara acorralada? No le molestaba en lo absoluto, aquello hacía más fácil todo pero le parecía curioso, por no decir chistoso, que se encontrara en aquella situación tantas veces.

Rápidamente divisó todos los puntos ciegos a sus alrededores, luego de tenerlos bien definidos, se encargó de enumerarlos y estudiarlos rápidamente.

Ella estaba lista para que la atacaran pero ellos estaban quietos, un hombre se adentró al circulo en el que la contraria se encontraba, tenía el cabello rojo por lo que asumió que se debía tratar de un Uzumaki.

Era extraño, creyó que el clan Uzumaki estaba extinto pero allí había uno.

El pelirrojo caminó hacia su dirección hasta quedar frente a ella, le sonrió de una manera pacífica, casi haciéndola creer que no tenía interés en comenzar una batalla allí mismo.

Le extendió la mano.

—Uzumaki Tetsudo.— Se presentó.

Nyoko miró su mano confundida, no entendía que era lo que él esperaba de ella. 

Subió su mirada aún con el ceño fruncido, realmente no tenía o se hacía una idea de que demonios pasaba por la mente del Uzumaki. Al menos tenía confirmado que se trataba de uno, eso sería interesante.

Sin bajar la guardia, tomó su mano, quería ver hasta donde llegaría con aquel cuento.

—Tsuki.— Se nombró.

Tetsudo la miró alzando una de sus cejas, era obvio que aquel no era su nombre pero prefirió aceptar eso a que todo este teatro continuara.

—Pueden irse muchachos, tengo que hablar con la señorita en privado.— Exclamó a los hombres.

—Pero el señor dijo...— Comenzó a decir uno.

—Luego hablaré con él, retírense.— Interrumpió.

Aquel hombre que había hablado para objetar asintió y se dispersó junto con los demás del grupo.

El Uzumaki se encogió de hombros pero no quitó su vista de ella. Desde que la había visto tenía una duda rondando por su mente, una duda que necesitaba responder para saber cual debía ser su siguiente paso.

ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora