Kiss and make up [ Sujin ] [ Jinsu ] OxO

Treinta y uno; ❝Camino al desastre❞

—¿Qué? —incrédulo, Jimin preguntó— ¡Eso no es cierto! ¡Estaba en el cuarto de Jin, se lo digo, maes-

Se volteó con desesperación a la mujer, que miraba a Yoongi totalmente anonadada.

—¡Yo lo dejé en su habitación, lo confieso! —tarareó en contraposición, gorgoteando a medida que se acercaba a la entrenadora para abrazarla. Esta se dejó hacer, confundida. ¿Qué rayos estaba pasando?— Sólo quiero decir que no fue mi intención lastimar a nadie. De verdad me arrepentí en el momento que lo hice, ¡pero Seokjin había sido tan cruel conmigo la última vez que no pude evitar inculparlo después de incluir a terceros! ¡¿Qué se suponía que debía hacer?! ¡Nunca lo reprendió como debió, maestra! —lloró, apretándola tanto que la pobre mujer sintió su tórax contraerse. ¿Aquello era la fuerza del pequeño omega ejercida en ella o era la culpa carcomiéndola? Claro que actuó con un pequeño castigo en cuanto pudo, pero el mismo Yoongi había pedido que Jin se incluyera a las competencias, ¿entonces por qué? Nada de esto tenía sentido, pero podía apostar a que el omega se había consumido por la rabia— Por favor, expúlseme si quiere, pero no involucre a nadie más en esto —y aspiró dramáticamente su nariz, observándola con ojos de becerro perdido.

Jimin lo observaba con un tic en el ojo derecho, Taehyung quería romper en carcajadas ante la actuación del año, y el resto en la habitación, incluido Hoseok, trataba de procesar lo que sea que estuvieran presenciando. ¿Min Yoongi, el muñeco de hielo, llorando?

—A mi oficina los tres. 

Taehyung, Hoseok y Jungkook estaban detrás de la puerta, sentados en las bancas mientras esperaban a sus respectivos amigos. Ho fingía prestar atención a su teléfono mientras tenía los fijos ojos de Tae encima de él, y Jung los miraba de reojo a ambos en tanto jugaba con sus dedos. Lo callados que estaban sólo los llevaría a ahogarse en su propia saliva y respiración. Incómodo.

—Chicos, ¿qué siguen haciendo aquí? ¿No deberían estar en clases? —suspiró la auxiliar que acababa de dejar el cuarto en el que se hallaban los culpables del escándalo que se había armado hace un par de horas. Poca había sido la celebración después de las finales. Ahora la preocupación era otra y la mayoría de los estudiantes se habían ido a casa con el justificativo de los juegos; otros, por su parte, habían decidido no saltarse las clases; y después estaban ellos, que fielmente esperaban a las amistades involucradas.

—¿Podemos sólo esperar un poco más? Están hablando con unos compañeros ahí adentro —tímidamente, señaló Ho. La mujer resopló y asintió.

—Que no les tome mucho tiempo. Si no salen luego, deben regresar por su cuenta. No son perros esperando a sus amos, ¿entienden? ¡Ah, niños! —y se fue tras la rebuscada exhalación. Hoseok dio una pequeña reverencia en agradecimiento y cuando regresó su vista a los otros dos muchachos, se dio cuenta de que todo acababa de volver al silencio. Ugh, qué horror.