Cuarenta y siete; ❝Alcanzada la utopía❞

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No entendía. No lo sabía. Y de pronto surcaba en su mente la interrogación de qué estaría haciendo él en su casa. Era hogareño e indiferente. Su circunspección y altivez lo llevaban al aburrimiento, pero para Jin nunca había sido así. Le parecía interesante. Interesante molestarlo, interesante enervarlo, interesante provocarlo hasta la rabia o hasta las risas. ¿Él podía sonreír así?, ¿aunque fuera tan amargado? Tenía una sonrisa preciosa. Sus encías, tan rosadas y brillantes, lisas..., denotando en un atractivo evidente. Tan tierno. Y cuando se le crispaban los ojitos al punto de desaparecer tras la distorsión en el resto de su cara, de sus pómulos.



¿Él sonreiría en casa?, ¿y qué haría para distraerse? También tenía anhelos, ¿no? No era un robot, aunque lo pareciera. De seguro..., de seguro estaba ocupado. ¿Y por qué él pensaba tanto en su existencia?, ¿tanto interés por nada? Tenía otras prioridades en la cocina, justo ahora. ¿No debería ser su invitado su mayor preocupación? Aunque verle desde atrás, casi pareciera que confundía la espalda de Suki con la de él. Era vergonzoso admitirlo, y le apenaba llegar a ese punto en el que no daba cabida a otra imagen. Estaba errando tan mal...



—Yoongi, ¿me alcanzas el aceite de semilla de sésamo? —arrugó las cejas al darse cuenta de su error, deteniendo lo que estaba haciendo. Sí, Min Yoongi. Al que últimamente molestaba sólo por costumbre, pero que ya no provocaba en este nada. Sólo risas de por medio, uno que otro roce en sus hombros chocando. Hasta habían compartido los audífonos sólo para ver de qué se trataba la próxima canción que bailarían en grupo. Y habían hablado de gustos musicales, justo esta mañana. Y habían compartido las migajas de los rollos de canela, porque a ambos volvía locos. Yoongi había bromeado con su rostro empolvado con la dulce azúcar, y de pronto habían terminado hablando de malteadas y lo bueno que sería tomar una. Jin había dudado tanto en si invitarlo a la salida de las clases, pero se había reprimido por la verguenza de ser rechazado o visto en menos. ¿Por qué mierda Seokjin invitaría a Yoongi a algo así, como si fueran amigos de toda la vida?



¿Dónde se había dado tantas confianzas?, ¿y por qué de pronto sentía que podía indagar más en ESE Yoongi?, ¿y por qué se sentía como si pudiera alcanzarlo aunque un tremendo océano de por medio se lo impidiese?, ¿y por qué...



¿Por qué lo recordaba justo ahora?, ¿por qué sentía que podía esperar algo de su parte?



—Sí, toma —respondió con tranquilidad Suki, entregándoselo todavía concentrado en cortar vegetales. Jin, aturdido, se volteó hacia Suki tratando de procesar lo que acababa de ocurrir. ¿Tal vez no se había dado cuenta de que lo llamó por otro nombre?, ¿lo escuchó mal?, ¿no lo escuchó?— ¿Yoongi? —susurró relativamente bajo, como no queriendo escuchar una contestación a eso. Apretó sus ojos inconscientemente.



No lo hizo. Suki estaba demasiado metido en su labor.



Restregó sus ojos, agobiado, y regresó a lo suyo.



Qué idiotez. Por supuesto que-

Kiss and make up [ Sujin ] [ Jinsu ] OxODonde viven las historias. Descúbrelo ahora