Cuarenta y dos; ❝Escribir sobre felicidad❞

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—¿Jin, estás ahí? Baek está preocupado porque todavía no regresas a la mesa —susurró la dulce voz de Taeyong. Jin sólo abandonó el cubículo cuando se sintió seguro. Le dolía el vientre y de sus ojos no dejaban de brotar lagrimones—. Oh, Dios, Jin, cariño —arropó con suavidad, encaramándose a él en un abrazo que Seokjin apreció para toda la vida. Era gracioso. De todo su grupo era el omega más corpulento o grande. Quizá fuera por su espalda o por su contextura, pero siempre terminaba siendo el que debía agacharse un poco y encogerse para que sus amigos lo alentaran en una rutinaria sesión de mimos. Sus extremidades no eran suficiente para calmar el pecho compungido del omega mayor. Jin creía que sólo podría sentirse verdaderamente seguro en los brazos de su alfa, quien podía rodearlo sin problemas; o eso había pensado, hasta que las tersas caricias de un omega habrían bastado para sentirse como una envoltura de nunca acabar—. ¿Qué sucedió? Los chicos me contaron, pero no sabía que te había afectado tanto. Sólo se trata de Jimin tonteando con otro omega, no es nada por lo cual debas preocupar-



—No es él —detuvo en un tartamudeo clave. ¿Qué?— Perdón, estoy diciendo incoherencias, regresemos —rio con torpeza, restregándose fuertemente los ojos. Tae apretó los labios. No le gustaban las contestaciones vagas y menos en momentos críticos. El pelinegro creía que este era un momento de esos. No entendía cómo Jin había llegado al punto de encerrarse en el baño para lloriquear. Lo grande es que la causa no era Namjoon. No sabía si sentirse aliviado o fatal por eso.



Su mejor amigo debía ser protegido, no lastimado como siempre.



—Si no es eso, ¿entonces qué? —musitó paternalmente, limpiándole las lágrimas con una pureza que nada tenía que ver con los dedos brutos de Jin haciendo lo mismo. Seokjin era un idiota a la hora de entregar amor, mas no tenía ningún problema con recibirlo— ¿Podrá ser... —calló, esperando ver el rostro distorsionado de Jin luego de darse cuenta de su propia equivocación. No, nada. El omega seguía siendo tan inocente como siempre. O quizá era un excelente actor, o tal vez no se había fijado en el error— Yoongi? —murmuró. Ahora los ojos perdidos de Seokjin acababan de darle la contestación que buscaba- Lo rehuía. Claro...— Aunque a Baekhyun le negaste hasta lo que no, a mí ni siquiera puedes mirarme a la cara, ¿no? —sonrió, divertido para amenizar el ambiente tenso. Si debía dar a relucir la verdad de hace días, lo haría. Todo fuera con tal de tranquilizar la expresión apocada de su hyung.



Jin rio un poquito, apoyando su cara en el pecho de su pequeño amigo. ''Siempre has sido un gran cachorro consentido en una manada llena de víboras'' pensó automáticamente Taeyong. El problema radicaba en su sensibilidad. Pocos sabían o creerían que Seokjin era más sensible que Jungkook. Suspiró. Esto era un problemón. ¿Qué se suponía que debería decir para calmar las aguas? Conocía la realidad, ¿y ahora? No había modo de que se dejase pasar con tanta naturalidad.



Lo entendería si se tratase de otro alfa..., pero era un omega de quien se hablaba. No cualquier omega.



—Nos escuchaste...



—¿Cómo no escucharlos cuando estaban gritando en todo el salón? —bufó dramáticamente, regresando a su expresión sonriente. Primero debía cerciorarse de que el cachorro gigante no iba a volver a llorar.

Kiss and make up [ Sujin ] [ Jinsu ] OxODonde viven las historias. Descúbrelo ahora