Sesenta y dos; ❝Su historia❞

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Odiaba ese lugar.



Odiaba los fines de semana.



Sólo recordaba dos cosas: una lo salvaría de lo malo y la otra lo hundiría en la culpabilidad. La primera era él mismo yendo a por Namjoon para pasar el rato juntos; la segunda era saber que el amante de su padre estaba en casa, en SU casa, en la casa de SU FAMILIA. Ese hecho le revolvía todo el estómago. No quería ser conocedor de la verdad aunque ya la supiera. Detestaba tener que fingir que no veía nada, y le dolía aún más ser consciente de lo poco que se miraban sus padres. Si le dijera a mamá o no, ¿qué diferencia haría? Seguramente no le importaría. Oh, Dios, qué horrible. Sólo quería cambiar de vida, sólo eso.



—¿Por fin despiertas? —y su sonrisa hipócrita se dio a relucir. Jin bostezó cuando espabiló. ¿Cuánto había dormido?



—¿Qué haces aquí, lunático? —a la defensiva, arrugó el ceño.



—Agradece que te dejé dormir —bromeó el alfa, entretenido—. Tu padre me dijo que te despertara, pero te veías tan lindo que mejor lo ignoré —se encogió de hombros. Jin bufó, levantándose para dar indicios de irse. Esperen, ¿por qué iba a irse de su propia habitación?



—Bien, si no te vas tú entonces me voy yo-



La mano de Taemin lo detuvo, sonriéndole lastimero y negando.



—No querrás ver lo que están haciendo esos dos abajo —sólo dijo, enmudeciendo mientras sus ojos se perdían. El rostro de Jin se frunció con asco, y más pronto que tarde, estuvo dejando caer un par de furiosas lágrimas. Oh, cielos, quería vomitar. ¿Qué se suponía que debía decir?, ¿a quién debía recurrir?, ¿y su madre qué?, ¿por qué su padre estaba haciendo esto? Demasiadas preguntas para lo perplejo que se sentía—; lo lamento —y por primera vez en su vida, Taemin había mostrado disculpas sinceras. Sus ojos se ennegrecieron y no hubo un solo ápice de sarcasmo en su voz—. ¿Sabes? —calló, dudoso. El llanto de Jin lo opacó un poco, y sólo entonces se dio cuenta de que había estado llorando a viva voz—, a mí también me da asco. Mi padre, quiero decir. No hay un solo día que no me dé asco —susurró, neutro—. Y me da miedo ser como él en el futuro —Seokjin aspiró su nariz, prestándole completa atención. Quizá enfocarse en los problemas de Tae disminuiría un poco la miseria de los suyos. No quería pensar justo ahora, en realidad—, por eso me tranquiliza tanto que tú sepas sobre nuestras vidas. Supongo que me siento más liberado..., o menos trastornado de lo que realmente puedo estar —rio un poco, y su rostro se mostró verdaderamente herido. Jin, tal vez conmovido por esa parte tan transparente de su conocido, se avecinó luego de interminables segundos, y le acarició la mejilla. Taemin se dejó hacer, sorprendentemente dócil y a nada de quebrarse por el modo en que sus ojos se humedecieron. Cerró los ojos.



Ambos los cerraron, consolados por un espectro invisible. ¿Era esto lo que se sentía compartir el mismo infierno? Porque si iba a ser así, al menos Jin no tendría que preocuparse de ocultar todo lo que veía. Lee también estaba disgustado, ¿no? Eso significaba algo. Eran iguales y pasaban por los mismos pesares, posiblemente sintiesen lo mismo todos los días. De ese modo, al menos Jin ya tenía la escapatoria de su laberinto y sabría a quién ir a llorarle la próxima vez que se sintiese monumentalmente desgraciado. Y bueno..., Taemin también podía contar con él, aunque no fuese especialmente bueno con las muestras de afecto y los consejos. El suave toque en su mejilla de ahora sería lo primero y último que recibiría en mucho tiempo.

Kiss and make up [ Sujin ] [ Jinsu ] OxODonde viven las historias. Descúbrelo ahora