Treinta y tres; ❝Cataclismo❞

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Vamos a enamorarnos por la noche,


para olvidar por la mañana.


Tócame una canción que te guste,


puedes apostar que me sabré cada línea.



—M-mierda, ellos están siendo tan ruidosos —masculló Seokjin, tratando de movilizarse sin hacer mucho esfuerzo. Le punzaba la cabeza del dolor. ¿Tan rápido haría efecto la resaca, sólo por un par de horas durmiendo? Miró a su lado, recordando brevemente a su diminuto compañero. Una bolita de arroz: Yoongi, lo observaba sonriente, tan ido como podría estarlo un ebrio—. ¿Qué hora es? —musitó, tratando de acostumbrarse a la luz de la lámpara. La nube disfrazada de crío se encogió sin muchas ganas, por fin dándose vueltas en la cama para levantarse. Seokjin por supuesto que reaccionó, ¿a dónde pretendía ir? Seguía estando borracho como el demonio—. Oye, tienes que dor- —tropezó con su ropa sucia y gimoteó adolorido por la casi caída. La cabeza se le partiría en dos como siguiera avanzando, lo presentía. ¿Por qué? No había bebido tanto. ¿O tal vez no había sido consciente de ello porque estaba más preocupado por el estado de sus amigos y de ese esperpento llamado Yoongi?



—Me gusta mucho esa canción, ¡quiero cantarla! ¡Y quiero tomar! —risueño, torpe y mucho más vivaz de lo que alguna vez Jin tuvo la suerte de ver, Yoongi se apresuró a la puerta. Esto era tan raro. El castaño, tan veloz como sus tiesas piernas le permitieron, detuvo al más bajo entre sus brazos, volviendo a cerrar la puerta con el peso de Min siendo empujado sobre esta— ¿Qué haces? —interpeló juguetón, enredando las dedos en las hebras del contrario. El más alto sintió escalofríos, pero no dijo nada. ¿Qué era ese tono de voz? Hasta su expresión había parecido cambiar por unos instantes—, ¿quieres un beso para dejarme marchar? —elevó una ceja, divertido. Jin abrió los ojos como platos y antes de que pudiera dar por retrocedida la marcha..., ya estaba. Yoongi lo había besado en un arranque que Jin adjudicó a la locura. Inocente, baboso, nada experimentado. Y, sin embargo, se percibió tan familiar que algo se asentó dolorosamente en su vientre, cosquilleando extasiado. Hormigueante, exquisito, fascinante. 




Para cuando sus labios fueron dejados de lado, Yoongi ya se había marchado. Tan veloz y pasajero. Como el metro a sus andanzas, como el sonido al viento y la luz frente al vacío. Corto, efímero y tan sencillamente imborrable. Ahí estaba, haciéndose notar. Jin no dejaba de temblar, acariciando su boca y un creciente miedo haciéndose cargo de su marchito corazón. ¿Qué mierda estaba ocurriendo y por qué se sentía tan despistado?, ¿acaso su lobo era conocedor de algo que él no? Yoongi, ¿qué carajo sucedía con ese cachorro idiota? 












Soy el chico que tu chico esperaba que evitaras.

Kiss and make up [ Sujin ] [ Jinsu ] OxODonde viven las historias. Descúbrelo ahora