- ¿Cómo se llama la niña? -Pregunté sin más.
-Beatriz Samanta Campos... -Contestó.
- ¿Qué? -Pregunté callándola.
Y un balde de agua fría cayó sobre mi cabeza, ¿Samanta? ¿La misma Samanta que hoy por la mañana había peinado para ir al colegio? ¿A la misma que Pablo abraza cada día? ¡No lo podía creer! Esto debía ser un error.
- ¡Tiene que haber un error! -Exclamé.
- ¿La conoces? -Preguntó la doctora Zárate.
- ¿Quién es su padre? ¿Quién es su madre? ¿Dónde vive? ¡No puede ser mi Samanta! -Pregunté angustiada.
Mis ojos se llenaron de lágrimas en ese momento, era una realidad que prefería no estar viviendo. Toda la ciudad los conocía, no podrían errar al contestarme.
-Es hija de Giuliana Campos y Juan...
-Pero no -Dije callándola de nuevo- No puede ser, ayer mismo vi como corría, no le pasaba nada, está feliz, ¿Cómo puede tener leucemia de nuevo?
Me senté en un asiento que estaba ahí llevando las manos a mi rostro, no lo podía creer.
-Tranquila señorita, la familia vendrá ahora y se pondrá muy contenta de ver que una conocida suya será la donante de su hija -Propuso la doctora Zárate.
- ¡Jamás! -Exclamé.
- ¿Se arrepintió de donar? -Preguntó la enfermera.
-Si voy a donar pero ellos no pueden saberlo -Pedí e hice una pausa- De lo contrario no le donaré nada.
Ellas se quedaron pensando por unos segundos, seguramente pensando que estaba desaprovechando una gran oportunidad de mi vida para conseguir dinero. No me importaba, no dudaría ni un segundo en poder salvarle la vida a alguien ni mucho menos a Samanta, pero mi identidad debía continuar en anonimato.
-Está bien -Aceptó la doctora Zárate.
-Acompáñeme -Pidió la enfermera.
Una inyección, que debía repetirla durante una semana para estimular a mis células hematopoyéticas a que produzcan más de lo normal para ser transferirlas a alguien que ya no podía producirlas. Aún estaba en shock y no podía parar de pensar en todas las imágenes felices que tenía de ella, las sonrisas que le presencié, las risas, ya no importaban los malos ratos, no importaba nada de lo malo. Todos los días deseaba que "cáncer" solo fuese un signo zodiacal y no ese fantasma que asusta a tantos, ese que deben vencer.
Salí de esa sala rápido y mientras caminaba hacia la salida tuve la mala suerte de encontrarme con Pablo y Juan.
- ¿Katrina? -Preguntó Juan.
-Hola -Contesté e hice una pausa- Estaba de regreso para la mansión.
-Nosotros vinimos a ver los resultados de Samanta -Comentó Juan- Si nos esperas te alcanzaremos.
Un nudo se apretó en mi pecho, quería acompañarlos en este momento tan difícil porque sabía cómo se sentía pero al mismo tiempo no podía soportarlo, además de que corría el riesgo de que supieran la verdad.
- ¿Estabas llorando? -Preguntó Pablo preocupado.
-No -Negué despreocupada.
-Pero si tienes los ojos hinchados -Insistió Pablo.
Pensé durante unos pocos segundos, debía elegir la excusa correcta.
-Bueno, vi a un familiar que hace mucho no veía, eso es todo -Mentí.
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Lamento Haberme Enamorado de tí
RandomCuenta la historia de Katrina, un alma rebelde que nunca sigue las reglas, viaja en busca de trabajo a la ciudad, aunque dentro de sus razones también se encuentra la venganza, luego de un par de días de búsqueda y sobreviviendo con lo poco que tení...