Capítulo 27.

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  Otra vez me levanté temprano, casi no había dormido pero mi cuerpo no se sentía cansado, mi corazón si se sentía de esa manera, pesaba más de lo que debería y eso no era sano, sabía que iba a pesar mucho más por una petición mía. Apenas salí de mi cuarto y escuché como golpeaban la puerta de servicio, miré disimuladamente quien estaba ahí notando que Oriana estaba del otro lado. Abrí la puerta lentamente muy confundida.

- ¿Señorita Oriana? -Pregunté, medio dormida.

- ¿Me recuerdas tu nombre? -Pidió amablemente Oriana.

-Katrina -Contesté.

-Katrina, ¿Podemos hablar? -Insistió Oriana.

-Sí, claro -Afirmé.

Esto era por demás extraño, ¿Qué quería hablar conmigo? Me invitó a salir y yo cerré la puerta, suponía que era para que nadie más nos escuchara. Se la notaba temerosa y algo avergonzada.

-Sé que no tengo derecho a pedirte nada -Comentó Oriana.

-Puede pedirme lo que necesite, ¿En qué puedo servirle? -Pregunté amablemente.

-Te estoy hablando de mujer a mujer -Manifestó Oriana.

- ¿Qué necesitas entonces? -Consulté intrigada.

-Mira, iré al grano. Tendría que ser ciega para no ver como Pablo te mira -Contestó Oriana.

Se volvió a quedar callada y agachó su cabeza, yo no pude decir nada porque con cualquier palabra podía arruinarlo todo.

-Estoy enferma y es probable que no me quede mucho tiempo de vida -Confesó Orina.

Confirmando las hipótesis que Samuel me había contado, Oriana tenía poco tiempo en esta vida.

-Y me gustaría cumplir mi sueño -Agregó con lágrimas en los ojos.

- ¿Cuál es tu sueño? -Pregunté.

A pesar de que sospechaba de su respuesta.

-Siempre quise casarme con Pablo -Comentó Oriana.

- ¿Y yo qué tengo que ver con todo esto? -Consulté.

Mientras me hacía un poco la desentendida.

-Mi obstáculo eres tú -Aseguró Oriana e hizo una pausa- Te pido pasar mis últimos días en paz, feliz, y si logro sobrevivir a esto quisiera pasar muchos años más junto a Pablo.

-Yo no tengo nada con Pablo -Mentí.

Aunque mi corazón late por el suyo y viceversa.

-Necesito que te vayas de nuestra vida -Exigió Oriana- Porque mientras estés en ella, él siempre te va a preferir a ti.

-Pablo podría elegirla a usted un millón de veces antes que a mí -Aseguré.

-Lo sé, soy mucho mejor que una simple sirvienta. Pero a veces los hombres se dejan engañar por mujeres interesadas -Comentó Oriana arrogante.

Ya su amabilidad había desaparecido y a mi comenzaba a hervirme la sangre por aquel trato e insultos que no me merecía.

-Yo no soy una mujer interesada -Afirmé un poco molesta.

No me importaba soportar cosas por miedo a perder un trabajo, pero al mismo tiempo era impulsiva y no soportaba que sobrepasaran mis límites, mucho menos que me trataran de una cualquiera.

-Quien no se siente identificado, no reacciona -Argumentó Oriana.

Me lancé sobre ella, la tiré al suelo mientras tironeaba de sus cabellos y la arrastré por el barro producto de la lluvia de la noche anterior, escupí su cara, le recalqué con detalles que una sirvienta le había robado su prometido y la insulté de la forma más intensa que pude; Me encantaría haber podido hacer eso, pero lamentablemente solo tuve que tragar saliva y respirar hondo. Pablo no se merecía una mujer tan desagradable en tu vida.

Lamento Haberme Enamorado de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora