Le pedí a Patrick que no mencionara nada por el momento sobre mi posible trabajo junto a Gabriela, de alguna forma le estaba pidiendo que mintiera y sabía que eso no estaba bien, pero no quería que me criticaran nada, porque a veces por más familia que fueran eso hacían y no me agradaba por completo. Pensaba en esa hipótesis, un tanto ridícula, en la que mi madre encontraría una razón para que no lo hiciera así como encontró una razón para que volviera de la ciudad, esta vez creía que nada podía ser peor que aquella noticia que me desarmó pero no quería correr el riesgo a tener que sorprenderme por haber estado equivocada.
La letra de esa canción simplemente era magia: Hablaba de amor, de uno que tan pocas personas conocen, donde con este se busca proteger al otro por más de que cause dolor, de la comprensión por estas razones, de una verdad que se escondía. La comencé a practicar sin conocerle el ritmo pero aun así la sentía latiendo en mi pecho y eso me hacía saber que tenía el ritmo correcto, el tono ideal y el sentimiento adecuado.
Dos días después me presenté a su estudio luego de dejar a Patrick en la escuela y después de haberle dado clases a Rafael, también se me hacía complicado algo tan simple como dar las clases que venía dando hace tanto, todos me recordaban a Emily, todos me recordaban que llegué tarde y en parte fue mi culpa.
-Buenos días –Saludé.
-Buenos días –Contestó serio Julián.
- ¿Está Gabriela? –Pregunté.
-No, ha salido –Comentó Julián.
-Bueno, vuelvo luego –Dije.
-Puedes esperar aquí, no hace falta que te vayas –Insistió Julián.
Lo miré un poco sorprendida, no sabía cómo manejar este tipo de casos, no nos conocíamos aunque de cierto modo tampoco conocía a Gabriela, me senté en ese sofá que tenían en la sala de espera. Comencé a frotar mis manos con el fin de ayudarlas a calentarse un poco, continuaba haciendo mucho frío afuera, me miré en el gran espejo casi sin darme cuenta y noté como mi nariz y mis labios estaban sumamente rojos, mi cuerpo temblaba disimuladamente en un intento de mantener el calor o generarlo.
Casi no noté cuando Julián se fue de su escritorio, ¡Era tan silencioso que hasta miedo daba! Puso delante de mí una taza blanca que humeaba un té, puso al lado de ésta un par de cubos de azúcar, realmente me había sorprendido. Sin decir ninguna palabra se volvió a sentar en su asiento, donde tenía otra taza idéntica.
-Gracias –Agradecí.
-Gabriela querría que estés bien, no hace falta que agradezca –Comentó Julián.
-Así me ofrecieras una pizca de sal, no tendría objeción para no agradecerte –Aseguré.
- ¿Qué? –Preguntó confundido.
-Que gracias –Contesté riendo.
Pasaron unos pocos minutos y entró Gabriela, ese té tenía un sabor tan extraño y delicioso al mismo tiempo aunque no lograba descifrar cuál era su esencia, Julián había tenido un gesto muy lindo, de verdad me estaba congelando.
-Kat, ¿Cómo estás? –Preguntó Gabriela.
Mientras se limpiaba los pies en una alfombra y se sacaba su abrigo.
-Bien, ¿Y tú? –Contesté.
-Me alegro mucho, también estoy bien –Afirmó Gabriela e hizo una pausa- ¿Pudiste leer la canción?
-Sí –Aseguré.
-Bien, vamos a grabar –Anunció Gabriela.
- ¿A grabar? –Pregunté sorprendida.
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Lamento Haberme Enamorado de tí
RandomCuenta la historia de Katrina, un alma rebelde que nunca sigue las reglas, viaja en busca de trabajo a la ciudad, aunque dentro de sus razones también se encuentra la venganza, luego de un par de días de búsqueda y sobreviviendo con lo poco que tení...