Comencé a peinar su fino cabello con su cepillo, el cual no estaba muy enredado. Comencé a armar el peinado que ella quería y una vez que llegué a la mitad, mientras separaba un mechón, este mismo se había desprendido por completo, yo lo observaba sin poder apartar la vista, ¡Samanta estaba perdiendo su pelo! ¿Cómo iban a explicarle esto? Rogaba porque sea sólo uno pero ni bien volteé la vista hacia el cepillo noté un montón de cabellos más en él.
- ¿Pasó algo? -Preguntó confunda Samanta.
Al notar que estaba por darse vuelta para verme guardé ese mechón en mi bolsillo, no lo había notado por ser suerte, al menos yo no era la que debía informarle sobre esto aunque sepa como poder hacerlo.
-No linda, estaba pensando -Mentí.
- ¿Y en que pensabas? -Preguntó Samanta.
Pensé por un momento y no tenía ni idea alguna sobre que decirle ahora, comencé a seguir el peinado.
-Pensaba en... En lo largo que tenía mi cabello -Dije.
- ¿Hasta dónde te llegaba? -Consultó Samanta.
-Casi hasta las rodillas, nunca me lo había cortado en mi vida, es una tradición -Aseguré.
- ¿Una tradición? -Insistió ella.
-Claro, las mujeres no deben cortarse el pelo nunca, a no ser que sea por una promesa -Conté e hice una pausa- El pelo largo denota nuestra libertad y nuestra belleza, nos dice que nace como las raíces y mientras más largas sean más fuerte creceremos. Nuestra costumbre decía que las mujeres de cabellos más largos eran las más fuertes, las más completas. Aunque el hecho de cortarlo en realidad no nos quita nuestra fortaleza.
- ¿Entonces nunca te han dado ganas de cortarte el pelo? -Consultó Samanta.
-En realidad no, siempre respeté mucho esa costumbre que viene en mi familia, era muy importante para ellos y nunca quise decepcionarlos -Afirmé.
-Pero te lo cortaste -Comentó Samanta.
-Eso es verdad, prometí que si mi abuela se recuperaba de una operación difícil que tuvo, lo haría. Entonces una vez que salió el hospital lo corté bajo mis orejas y lo llevé a la virgen de la que mi abuela es devota en forma de agradecimiento -Expliqué.
- ¡Pero era mucho pelo! -Exclamó Samanta.
-El pelo crece Samanta, yo pronto conseguí volver a tenerlo largo ¿No lo ves? -Planteé.
-Entonces, ¿Si pido algo debo cumplir de esa forma? -Preguntó confundida Samanta.
-No -Contesté riendo- Puedes prometer encender una vela y también va a ser suficiente, eso depende en cómo lo sientas. Puedes simplemente donar un juguete o hacer un buen gesto y va a estar bien.
Noté a Samanta pensante, yo besé su cabeza y me fui a seguir trabajando. Limpié y limpié, sin dejar de pensar: La oferta me era muy provechosa, si podía soportar un matrimonio por conveniencia con tal de que mi familia pudiera vivir bien, sin que nada les faltara, ¿Qué me iba a impedir ahora seguir trabajando aquí? Tan solo debía ser fuerte al tener que ver la cara del hombre que me rompió el corazón todos los días.
Vi la puerta de la oficina del señor Orozco abierta, me tomé el atrevimiento de entrar para comenzar a buscar archivos que me demostraran todo. Comencé buscando por una biblioteca con caretas verdes, fui leyendo los títulos papel por papel pero no encontraba nada. Escuché un ruido que me asustó mucho, guardé rápido y casi sin hacer ruido, esas voces las sentía al lado mío, ¿Qué iba a decir si me veían husmeando aquí? El corazón lo tenía tan acelerado, la respiración al doble, hasta mi cuerpo se había transpirado por completo de un segundo a otro.
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Lamento Haberme Enamorado de tí
RandomCuenta la historia de Katrina, un alma rebelde que nunca sigue las reglas, viaja en busca de trabajo a la ciudad, aunque dentro de sus razones también se encuentra la venganza, luego de un par de días de búsqueda y sobreviviendo con lo poco que tení...