Se hicieron nos segundos de silencio en los que Julián suspiró.
-Está bien –Aceptó Julián.
Julián salió del lugar y yo me paré mirando de frente al espejo.
- ¿Podrías calmarte? –Pidió molesta Naomi.
- ¿Pero ves cómo me levantó la voz? –Pregunté.
-Kat, no es momento –Insistió Naomi.
-Necesito ir a tomar un poco de aire, vuelvo en un momento –Dije.
- ¿Quieres que te acompañe? –Consultó Naomi.
-No, necesito un momento a solas –Afirmé.
Salí sintiéndome un poco colapsada, comencé a caminar luego de ponerme una campera con capucha para evitar que me reconociera alguien, como si en realidad hubieran venido por mí. Caminé lentamente, era como si un balde de agua fría hubiera caído sobre mi cabeza, no estaba en este momento ni en este lugar, la cabeza no me dejaba de dar vueltas por ninguna razón.
¿Y si Naomi tenía razón en tener que preocuparme por esto que me dijo sobre Julián? ¿Y si era verdad y no una simple especulación? ¿Y si estaba embarazada de una persona tan horrible como parecía ser? Me sentía bien con él, a veces hasta atosigada, pero ahora me encontraba entre la espada y la pared: Si estaba esperando un bebé sin una relación estable mi madre me mataría, y al mismo tiempo no estaba segura de que si podría o no seguir sola con esto.
Terminé chocándome con alguien, terminé girando ciento ochenta grados totalmente arrepentida y ahí la vi: Mi querida Samanta, con su cabello hermoso y un poco más largo, con esos ojos brillantes por verme y esa sonrisa que se formó en exactamente dos segundos.
- ¿Katrina? –Preguntó Samanta.
- ¿Samanta? –Pregunté.
Samanta me abrazó la cintura, yo me arrodillé de inmediato para poder abrazarla también, ¡La había extrañado tanto! La había anhelado tanto, ¿Cómo no iba querer ver a mi hermanita? Tan hermana como Patrick, la hermosa niña que le devolví la vida, nos faltaba tanta vida por vivir. Besé su mejilla izquierda unas diez veces seguidas sin cesar.
-Te extrañé tanto –Dijo Samanta.
Y vi sus ojos llenos de lágrimas, eso me había desarmado el alma. Comencé a limpiarlas con las yemas de mis dedos pulgares
-No mi cielo, no llores –Pedí.
- ¿Por qué te fuiste y no volviste? –Preguntó Samanta.
-Algún día te prometo que te lo explicaré todo –Contesté.
-No escribiste, no llamaste –Comentó Samanta e hice una pausa- No te importo, no te importamos.
-Me importas más que nadie Samanta –Confesé- Pero hay cosas que no puedo controlar y que no puedo decirte. Algún día me vas a entender.
-Mi padre está aquí, ¿No irás a verlo? –Consultó Samanta.
Y pensar en que tu padre es el mío también me saca de las casillas, no sabía si era o no momento de enfrentar esto, justo antes de salir a escena.
-No puedo –Afirmé.
-Promete que me vendrás a ver después –Pidió Samanta.
-Samanta –Nombré e hice una pausa- Lo voy a pensar.
Besé su frente por cinco segundos y me fui, dejándola. Sabía que le estaba rompiendo el corazón como también me lo estaba rompiendo yo, no me esperaba encontrármela, era muchas emociones para solo un momento. Volví al camarín tratando de que no me viera, cerré la puerta y la aseguré con mi cuerpo, Naomi me miró muy confundida.
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Lamento Haberme Enamorado de tí
RandomCuenta la historia de Katrina, un alma rebelde que nunca sigue las reglas, viaja en busca de trabajo a la ciudad, aunque dentro de sus razones también se encuentra la venganza, luego de un par de días de búsqueda y sobreviviendo con lo poco que tení...