Capítulo 16.

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- ¿Por qué no tienes teléfono móvil? -Preguntó Pablo.

- ¿Y para qué habría de tenerlo? -Cuestioné.

-No lo sé, para llamar a los que quieres -Planteó Pablo.

- ¿Y de qué sirve que lo tenga si no tienen donde recibir la llamada? -Contesté.

- ¡Vamos! Todo el mundo tiene teléfono -Aseguró Pablo.

-No si no sabes si mañana vas a poder comer -Mascullé.

- ¿Perdón? No te escuché -Comentó Pablo.

-Que supongo que debes tener la razón -Respondí.

Pablo acercó su mano a una de mis piernas y no tuve otro impulso que el de tomar bruscamente un tenedor de metal que tenía cerca para estar lista para defenderme, había terminado apoyándolo sobre el antebrazo de él lista para clavarlo, él sólo tomó una factura que soltó de inmediato al verme con tal actitud, había pasado tan rápido que apenas me había dado cuenta.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué tienes ese tenedor en las manos? -Preguntó confundido Pablo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas por la vergüenza que estaba sintiendo, quería desaparecer en ese momento, hubiera querido no reaccionar de tal manera.

-Perdón -Murmuré.

- ¿Qué pasa? Confía en mi -Insistió Pablo.

Me tomé un par de segundos para pensar, ¿De verdad quería decirle eso? ¿De verdad quería que alguien más lo supiera? Me volví a ver en esa imagen con mi ropa tan destruida, con los moretones y golpes, con mi cabello alborotado, no quería revivir esto pero siempre se vive con ese mismo miedo.

-Perdón -Repetí.

- ¿Qué debo perdonarte Katrina? -Consultó más confundido Pablo.

Volví a mirarlo a los ojos y respiré profundamente, subí mi cabeza como si eso evitara que las lágrimas pudieran caer.

-Tengo malos recuerdos en un bosque -Comenté en voz baja.

- ¿Qué pasó? -Insistió Pablo.

-Un gran hijo de puta -Afirmé.

Después de todo en algún momento lo iba a saber, podía creerme o no, quizá hasta ni siquiera volvería a hablarme, pensaría que era una mujer usada y sucia por más de que no me sintiera así, porque así pensaban algunos hombres.

- ¿Qué hizo? -Preguntó Pablo insistente.

-Me pegó, me insulto -Conté e hice una gran pausa- Rompió mi ropa e intentó violarme.

Agaché mi cabeza en ese momento, el dolor y la vergüenza en este momento me estaban gobernando. Él podía enojarse, insultarme y tratarme de mala manera, a pesar de que no creyera que me lo mereciera, era esa mala costumbre que tenía la sociedad. Sin embargo, como todo un caballero, simplemente levantó mi cabeza y sonrió.

-Anda, aléjate, como todos lo hacen -Dije sin ánimo.

-No eres lo que te hicieron vivir -Afirmó Pablo.

- ¿Y qué soy entonces? -Pregunté.

-Eres lo que quieras vivir, todos los días puedes volver a empezar -Respondió Pablo.

No podía creer lo que me había dicho, realmente esperaba que se comportarse una forma muy opuesta.

-Prometo nunca más salir a un bosque aislado contigo -Aseguró Pablo.

-No, supongo que debo acostumbrarme -Argumenté.

-He arruinado nuestra primer cita -Comentó apenado Pablo.

Lamento Haberme Enamorado de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora