Capítulo 19.

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  Mi madre era el gran amor del pasado de Juan Ignacio Orozco, el amor que más estafó a mi madre traicionando sin escrúpulos su confianza, diga lo que diga esta persona, por más argumento que ponga o lo que sea que diga lo contrario a lo que mi madre decía, no le creería. Y si para mi madre él fue el que traicionó su confianza y le sacó su dinero, razón de su fuga, para mí también era esa verdad, ¿Por qué no habría de mentirme con una historia falsa? ¿Por qué no ocultaría esa gran estafa con una boda planeada que quizá no existía? ¡Aquel hombre estuvo frente a mis ojos todo este tiempo! Y ni siquiera tuve que buscarlo, mi madre se enteraría de todo, era momento de hacer justicia, tan solo no debía meterme en problemas reclamando sin las pruebas, dando tiempo a que escaparan.

Me llegó una carta de mi madre, en ese momento se me vino a la mandé la carta que le envié diciendo que estaba enamorada, esperaba sinceramente que esa carta jamás le llegara. Para mi sorpresa, la carta la había escrito mi abuela.

"Katita:

Espero estés teniendo unos días fantásticos, felices y únicos, recuerda que cada día en el que puedas ver el sol puede llegar a ser un día fantástico si te lo propones. Te extraño muchísimo, tanto como no te imaginas, Patrick está ansioso desde que le dije que falta poco para que vengas. Tu madre no sabe nada de esta carta pero debo advertirte esto antes de que tus pies vuelvan a pisar esta casa.

Lamento darte estas noticias, pero tu madre ha enfermado mucho, ha trabajado un poco menos gracias al dinero que mandaste y eso ayudó mucho a mejorar su cuadro clínico. El techo se ha roto, hubieron fuertes fríos que nos costó sobrepasar, terminó atrayendo una neumonía feroz, no conseguimos penicilina para poder tratarla, la poca que hay la consiguen las personas más adineradas y la necesita para poder sanar, requiere varias dosis. Patrick y yo estamos bien.

Quisiera no pedírtelo, quisiera poder conseguirlo fácilmente pero aquí no hay las dotaciones suficientes aunque del dinero dispongamos, Sam intentará disimular que no tiene nada pero está demasiado adolorida y tengo mucho miedo de que avance a tal punto que no podamos alcanzarlo, trato de cuidarla lo mejor que puedo.

Te amo, Denisse."

¿Neumonía? ¿Cómo fue posible? ¿Por qué tenía que pasar esto? ¿Por qué no había la suficiente medicación disponible? No sabía por qué me sorprendía si no era cosa nueva, era tan clásico de los hospitales de mi pueblo: Podían afirmar un problema cardíaco y que en realidad fuera infección generalizada, podían decir que era neumonía cuando en realidad podría tratarse de un principio de infarto, era normal escuchar ese tipo de casos aunque lamentablemente nadie hacía nada para cambiarlo o al menos solucionarlos.

-Necesito penicilina -Grité algunas veces mientras caminaba.

Juan se acercó junto a Pablo, ambos sorprendidos y confundidos.

- ¿Dónde consigo penicilina? -Pregunté desesperada

-Cálmate Kat -Pidió Pablo.

Dándome unas inmensas ganas de gritarle a la cara que podía alterarme si quería, pero tampoco era el momento ni el lugar.

- ¿Dónde la consigo? -Insistí.

- ¿Qué pasó? -Consultó preocupado Juan.

-Mi madre contrajo neumonía y no tiene la medicación suficiente, no la consigue -Aclaré.

Ni tampoco hay médicos competentes, a pesar de que todos afirmen haberse graduado.

-O al menos eso dicen -Agregué.

-En la farmacia la venden, te acompaño -Propuso Pablo.

-Gracias, pero prefiero ir sola -Dije fría e hice una pausa- ¿Será que puedo salir unos veinte minutos para comprarla?

Lamento Haberme Enamorado de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora