Capítulo 53.

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  Hicimos el amor, o tuvimos relaciones que implicaron algo carnal esa noche que cenamos en ese restaurant, fue en parte una muestra de agradecimiento que tenía ganas de agradecer, y también pasó lo mismo algunas noches que siguieron después de ese día. No me sentía enamorada, me gustaba satisfacer este fuego, quizás el sentimiento vendría después con el tiempo, cuando lo conociera un poco mejor.

Al menos me sentía acompañada, deseada y querida, estaba aprendiendo a ver la belleza que tenía en mí en cada una de mis formas: Ya no me daba angustia mirarme a los ojos en el espejo, me sentía bonita hasta cuando estaba llena de harina, y en eso Julián tenía una gran influencia.

No habíamos formalizado nada pero no creí que fuera necesario, o eso pensaba gracias a él, sin títulos ni impedimentos, aunque eso siempre me hubiera parecido un valor importante para mí, él me cambiaba el tema cada vez que intentaba hablarlo. Se aparecía bastante en mi trabajo como vendedora ambulante, pasábamos gran parte del día juntos, siempre me proponía estar juntos y se ponía mal si no eran por alguna razón así nuestros días, supuse que era normal.

Solía criticarme algunas veces mi forma de vestir, me pedía que usara algunas cosas más largas o menos ajustadas, a veces buscaba cosas en mi teléfono pero no sabía qué, no sabía usarlo bien y tampoco estaba tan interesada en hacerlo, no me importaba tanto, suponía que era una especie de celos por mi creciente fama, quizá estaba él comenzando a sentir las cosas que yo no tenía tan firmes, ni en emoción ni en sentimiento.

¡Estaba tan nerviosa! Estaba en viaje a la ciudad al lado de mi amiga Naomi, era ocho de diciembre, el día que normalmente armaba el árbol de navidad con Patrick, prometió esperarme para que lo armemos todos juntos cuando me encuentre de regreso, debía permanecer dos noches aquí, Gabriela y Julián estaban conmigo también en ese autobús que solamente era para mi equipo, con mis múltiples cambios de vestuario.

¿Qué había cambiado en estos últimos dos meses? Julián cada día me comenzaba a gustar un poco más, cada vez nuestros encuentros se intensificaban en más de un sentido, me hacía sentir muy bien: Linda, valiosa, real, y eso no tenía precio. Naomi también comenzaba a ser feliz con alguien llamado Ulises, era la primera vez en la vida que la veía así y eso me agradaba, se la veía absolutamente radiante. Mi familia también estaba bien, el dinero ya no nos faltaba, podíamos darnos esos lujos que para muchos eran cosas cotidianas. Olivia cursaba su quinto mes y medio de embarazo, venía un hermoso niño en camino. Mi carrera iba en ascenso, parecía que el piso ya quedaba lejano por lo alto que estaba en mi propia cima, parecía irreal, pero en verdad me ponía contenta.

Mi vida estaba en el mejor momento que podía estar, estaba rodeada de personas preciosas, de amigos fieles y sinceros, de un gran compañero a mi lado, de una situación económica óptima, además de darme cuenta de todo lo que soy y lo que valgo, también eso fue gracias a mis seguidores, me sentía en el paraíso y quizá lo estaba: ¿Por qué no? Quien definía lo que era o no estar en ese lugar, si estoy segura de que no todos tenemos la misma idea de cómo queremos que sea.

- ¿Estas nerviosa? –Preguntó Naomi.

- ¡Demasiado! –Exclamé.

Aunque más miedo y nerviosismo me generaba esa coincidencia que podía provocar que me cruzara con los Campos Orozco, más que las miles de personas que estarían escuchando mi voz. Había muy pocas probabilidades, tenía que centrarme en eso, era una en quinientas mil.

-Debes estar tranquila –Aseguró Julián.

-Lo dices como si fuera tan fácil, no eres quien se va a parar frente a miles de personas –Respondí.

-De eso quiero que hablemos Katrina –Pidió Gabriela e hizo una pausa- Tienes que estar lista para todo: Hay gente que te querrá oír y gente que no, pues van a ver a otra persona y no a ti. Quizá te abucheen, quizá todo puede salir mal.

Lamento Haberme Enamorado de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora