Capítulo 49.

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  Pasó una semana, hice otras dos sesiones: Una en las vías del tren y la otra en la peatonal más importante de mi pequeña ciudad, la cual era bastante concurrida en todos los horarios. Canté tres noches en bares y eso me hacía sentir tan rara: Pues en cada una de estas exhibiciones yo no era anunciada sino que proporcionaba un show sorpresa, para personas que no conocía, personas que no sabía si les gustaría lo que yo iba a hacer.

Se sentía tan extraño, me desesperaba, me llenaba de nervios, pues tenía que hacer que personas que no fueron por mí se sintieran cómodas con mi presencia. Con lo que hacía, tenía que manejar el hecho de no tapar sus voces si en realidad querían hablar y no escucharme y al mismo tiempo tenía que hacer lo que venía a hacer, tenía que jugar con el hecho de que algunas personas no pensaban que esto estaba bien, había quienes me miraban de una manera que me intentaban hacer sentir menos. También existía lo contrario, personas que me motivaban a continuar con esto y de a poco se sumaban: Cantar en un lugar que no es para ti, es algo muy difícil de manejar.

Todo eso me hacía sentir que todo era una locura, aun me parecía inimaginable que tuviera un show en menos de dos meses. Tenía cerca a gente que no me quería ver en un lugar en donde iba a expresar mi arte, generándome un malestar inmenso, un vacío; Y al mismo tiempo tenía otras personas que hasta me reconocían en las calles y me pedían un recuerdo mío, que les regale un instante, ¿Siempre tendría lugares donde me quisieran y lugares en lo que no?

-Katrina –Nombró Julián.

En medio del mercado, por tercera vez en la semana.

-Julián –Saludé- Buenos días cariño.

- ¿Cómo te encuentras cielo? –Preguntó Julián.

Y no, no habíamos formalizado nada ni planeábamos hacerlo, simplemente preferimos tratarnos de esta manera sin título alguno, de todos modos no le estábamos haciendo daño a nadie, quizás nos ayudaría a acostumbrarnos aunque de alguna manera había sido idea de él, dudo que una idea tan descabellada como ésta algún día pueda nacer de mí. Hablábamos por teléfono por casi una hora todas las noches, a veces un poco más, todo era muy reciente, no debía encariñarme tan rápido pero ese pensamiento a veces era complicado sostenerlo.

¿Cómo se puede? Era tan lindo y en más de un sentido, era atento, detallista, aparecía en cada lugar en el que yo aparecía, sin llamarlo, sin buscarlo, me recordaba lo linda que me veía cada día, de alguna manera me estaba enseñando a ver el mundo con otros colores, de alguna forma me estaba ayudando a quererme a mí misma.

-Bien, aquí trabajando –Aseguré.

-Aun no entiendo por qué insistes con esto –Dijo Julián.

- ¿Por qué? –Pregunté.

-Tienes un trabajo relativamente estable con Gabriela, ¿Por qué te esfuerzas tanto con esto? Terminas levantándote temprano desgastando tu cuerpo en esto en vez de poder tomarte un tiempo para relajarte –Planteó Julián.

-Tengo el dinero y el trabajo hoy, ¿Pero mañana? La vida me demostró ser una ruleta y todo puede cambiar en un segundo –Aseguré.

A pesar de que después de todo le tenía mucha fe a este proyecto del canto.

La vida me enseño que de un momento a otro a tu padre le pueden anunciar un cáncer terminal, me enseñó que esa estabilidad económica que nos brindaba, se podría perder, porque cuando en su empleo se enteraron de su padecimiento no hicieron otra cosa que correrlo. Mi abuela se enfermó un día en el que también necesito más dinero del que teníamos para poder salvarse, quedándome yo, en mi nombre, totalmente endeudada por eso y por más de que no me arrepienta de hacerlo, me hizo valorar más las oportunidades: Así que mientras tuviera la oportunidad de levantarme cada día con el fin de aliviar el peso de la economía de mi familia, lo haría.

Lamento Haberme Enamorado de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora