Capítulo 47.

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  Me puse el vestido más nuevo, más fino y más especial que tenía sólo para mi cita con Julián, ¡Una cita! ¿Cómo debía comportarme? Apenas si lo conocía, con Pablo todo había sido completamente distinto: Me sentía distinto, sabía que podía equivocarme mil veces y de ello nos terminaríamos riendo juntos, sabía que era algo más sencillo, éramos buenos amigos, confidentes; Pero Julián sólo era el secretario de Gabriela, y el hermano del mejor amigo de mi hermano, ¿Qué hacía cuando se enojaba? ¿Qué comía cuando se sentía triste? ¿Qué le gustaba hacer una tarde de domingo? ¿Era necesario saberlo para tener una primera cita?

Pinté mis labios con un brillo leve, un poco de sombra en mis párpados combinando con mi vestimenta, me sentí linda, y eso últimamente no lo estaba consiguiendo tan fácil, estaba muy contenta, mi madre no objetó nada ya que lo conocía un poco de cuando venía a buscar a Iván. Sonó la puerta y me puse muy nerviosa, comencé a transpirar de inmediato, mi rostro se acaloró y mi estómago se volvió un nudo.

-Buenas tardes –Saludó Julián.

-Buenas tardes, ¿Cómo estás? –Respondí.

-Muy bien ¿Y tú? –Preguntó Julián.

-Bien también –Contesté.

- ¿Estás lista? –Consultó Julián.

-Sí, claro –Afirmé.

Comenzamos a caminar por el camino que llevaba a la calle, una moto nos esperaba ahí, al ver que él se subió me sorprendí de inmediato.

- ¿Es tuya? –Pregunté.

-Sí –Confirmó Julián- Tengo un casco no te preocupes.

-Nunca me subí a una –Admití.

- ¿De verdad? –Consultó sorprendido Julián.

- ¿Por qué debería? –Respondí.

- ¿Vas a subir? –Planteó Julián.

Lo dudé por unos segundos, no era el momento para arruinar algo que estaba comenzando, tomé el casco y me subí detrás de él, apenas agarré su cintura, no quería parecer atrevida aunque los testigos digan que pasamos toda una noche besándonos. Parecía tan loco haber vivido toda esa intensidad y no recordar nada, sigo pensando que en realidad era un cuento, que alguien más lo inventó.

Llegamos a un café, él vestía muy bien, como si fuera a seducir a cuanta mujer con la que se cruzara, me permitió su brazo para que lo tomara. Nos miraban bastante, eso me inquietaba, no sabía el motivo: Si era por mi nueva carrera como artista o por estar tomada de su brazo, en fin, no estábamos haciendo nada malo.

- ¿Qué has hecho el día de hoy? –Preguntó Julián.

-Trabajar, limpiar, lo mismo que siempre, ¿Y tú? –Contesté.

-Hoy era mi día libre así que descansé bastante –Comentó Julián e hizo una pausa- ¿Qué quieres tomar? Yo invito.

-Cualquier cosa está bien –Aseguré.

Cuando te ofrecen o regalan algo, eso no se critica, no se desprecia, se agradece. Normalmente no me podía dar el lujo de disfrutar estas cosas, no era momento de desaprovecharlo. La tarde fue muy agradable, me reí bastante, se comportó muy caballeroso, parecía una persona que valía la pena pero eso sólo lo terminaría confirmando el tiempo y el destino.

Luego nos fuimos a caminar por un parque muy lindo, lleno de niños jugando por todos lados, flores de todos colores por todos lados, aromas exquisitos que inundaban todos los sentidos.

-Es un lugar muy bonito –Comenté.

-Sí, hacía bastante que no venía por aquí –Dijo Julián.

Lamento Haberme Enamorado de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora