Capítulo 22.

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  Todos me abrazaron simultáneamente, no podía sentirme mejor, la noche se iba acercando y sabía que mi madre debía trabajar desde temprano. El tiempo se había pasado volando, a veces eso pasaba cuando compartías tiempo con las personas que amabas, necesitaba esto hace tiempo, necesitaba esto cada día en mi vida. Era momento de la cena, un delicioso estofado llena de las verduras que a pesar de que no eran tan de mi agrado mi madre siempre las hacía obtener un sabor exquisito, ¡El plato tenía carne! No podía recordar cuando había sido la última vez que habíamos podido servirla en nuestro estofado.

-Quería proponerles que se vayan a vivir a la ciudad, conmigo -Manifesté segura.

- ¿Qué? -Preguntó Sam sorprendida.

-Sí, podríamos tener una mejor vida -Argumenté.

-No te dejes llevar por un par de luces de colores -Advirtió Sam.

-No lo digo por eso -Dije.

-No lo creo posible mi niña -Aseguró Denisse.

- ¿Y eso por qué? -Consulté.

-Tengo setenta y dos años querida, apenas si puedo moverme ¿Qué voy a hacer allá? -Planteó Denisse.

-Yo voy a ayudarte todos los días -Afirmé.

-Mi niña, déjame vivir los últimos días de mi vida en la casa donde crié a mis hijos -Pidió Denisse.

- ¿Por qué abuela? -Preguntó curioso Patrick.

Nunca había entendido el amor que mi abuela le tenía a esta antigua casa que parecía que no soportaría ni siquiera una brisa más, si fuera por mí sería capaz de darle todo el mundo entero, hacerla vivir en las mejores casas, con los mejores y más cómodos muebles.

-Si yo veo esa ventana veo a mi querido Daniel leyendo un libro, si veo ese patio recuerdo como Sam y Ulises jugaban a saltar con la cuerda, si entro a la habitación que es de Katrina veo a los tres dormidos en una noche de frío, es lo único que me queda de ellos y no quiero perderlo -Contó Denisse.

No tenía idea alguna pero sin duda alguna me llenaba de una emoción indescriptible, quisiera ir a luchar contra aquello que se los llevo y si no lograba ganar al menos podría pedirle explicaciones de ¿Cuál era la necesidad de llevarse dos almas tan jóvenes?

No podía ni siquiera llevarme, aunque no fueran objetos, a mi madre ni a mi hermano, ¿Sino quién cuidaría a mi abuela? Quisiera que todo fuera más fácil, que la casa no le recordara y al mismo tiempo agradecía que su memoria siguiera viva.

-Y cuéntanos de ese tal Pablo Campos -Pidió Sam.

La carta había llegado cuando hubiera preferido que jamás lo hiciese, la había leído, le había gustado saberlo, ¿Pero ahora que tenía que hacer? ¿Explicarle cuan basura se comportó o describirlo como el príncipe perfecto? ¿O algún término medio? Estaba en una encrucijada que no quería enfrentar, prefería desaparecer antes de que dijera algo de lo que después podría arrepentirme, ¿Cómo te explico mamá que ese hombre me rompió el corazón? ¿cómo te confirmo que volvieron a traicionar mi confianza? Perdón pero no puedo, menos si tengo en claro que luego de esto te vas a sentir hasta peor que yo. Sonreí y apoyé los codos sobre la mesa.

-Es todo un caballero -Aseguré.

- ¿Cómo se conocieron? -Preguntó Denisse.

-Un ladrón intentó robarme mi bolso, lo corrí durante un par de cuadras y no podía perder lo poco que tenía. Pablo acabó deteniéndolo y me ayudó con mi tobillo torcido -Conté.

-Y seguro te invitó a tomar café -Planteó Sam.

-Sí, ¿Cómo adivinaste? -Pregunté riendo.

-Es un clásico -Aseguró Sam.

Lamento Haberme Enamorado de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora