Asentí con mi cabeza, tomé cada una de mis cosas sacudiéndolas con fuerza para demostrar que no tenían nada dentro, que no tenía nada que ocultar. Primero los vestidos, posteriormente mi ropa interior generando que hasta me sonrojara, y luego dos pares de zapatos, sólo quedaban los perfumes, los cuales guardé.
- ¿Contentos? -Pregunté molesta.
- ¡Lo debió haber ocultado en otro lugar! -Exclamó Oriana.
Comenzando a abrir cada cajón y puerta que encontró mientras todo el mundo se quedaba petrificado sin poder decir nada.
- ¡Detente Oriana! -Exigió Pablo.
Oriana levantó el colchón molesta luego de revolver las sábanas.
- ¡Ahí está! -Manifestó Oriana alegre y arrogante.
Volteé a ver su absurda victoria, y en verdad había ganado, un fino y elegante collar se encontraba bajo el colchón en el que había dormido durante semanas, la piel se me puso pálida, no entendía cómo explicar la situación que no comprendía como se había formado, mis ojos se abrieron grandes como intentando ver mejor algo evidente, ¿Cómo llegó ese maldito collar? Si no lo había tomado, si jamás lo había visto en mi vida.
- ¿Qué es eso? -Pregunté confundida.
-Es mi collar -Aseguró Oriana- ¿Ahora vas a negarlo, ladrona?
- ¡No soy ninguna ladrona! -Exclamé.
-Señorita Domínguez va a tener que acompañarnos -Pidió Ramírez.
Los ojos se me llenaron de lágrimas y en la garganta se me fijo un nudo muy pesado.
-No, por favor no, ¡No he hecho nada! -Supliqué.
- ¡Llévensela! -Exigió Oriana.
-No he hecho nada, ¿Por qué van a llevarme? Soy incapaz -Contesté llorando.
-Ya todos nos dimos cuenta de lo incapaz que eres, no te preocupes -Comentó Oriana.
- ¡Momento! -Detuvo Juan.
Haciendo una pausa en la que dio dos pasos al frente y luego se acercó a mí.
-En todo el tiempo que Katrina trabajó aquí nunca nos faltó nada -Dijo defendiéndome Juan e hizo otra pausa- Es una muchacha honesta y sencilla.
- ¡Pero no tenía los planes de escapar como ahora! -Argumentó a los gritos Oriana.
Mi padre me enseñó que mientras más llenos estuvieran los objetos, menos ruido hacían, y cuando más vacíos estaban, estos más ruidos hacían. Así, en parte, sabía él si lo estafaban o no con mercancía, empezaba a darme cuenta que ese truco también podía aplicarse a las personas y que había probabilidades de que fuera verdad, en verdad Oriana hacía mucho ruido siempre.
La sangre nuevamente me hervía, cada vez era más la bronca que todo esto me generaba y sentía que ya iba a explotar como si fuera un globo con aire a punto de sobrepasar su presión máxima.
-La ambición te mata, es muy desagradable ser ese tipo de persona -Alegó Oriana.
- ¡La ambiciosa eres tú! -Exclamé sinceramente- Engreída y mentirosa.
- ¡Eso serás tú, sirvienta! -Gritó Oriana.
- ¡Si hubiera querido dinero lo hubiera reclamado por haberle donado médula a Samanta! -Confesé gritando.
- ¿Qué? -Preguntaron sorprendidos.
Ambos al mismo tiempo, como si fuera un coro ensayado.
- ¿Fuiste la donante de Samanta? -Consultó sorprendido Pablo.
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Lamento Haberme Enamorado de tí
RandomCuenta la historia de Katrina, un alma rebelde que nunca sigue las reglas, viaja en busca de trabajo a la ciudad, aunque dentro de sus razones también se encuentra la venganza, luego de un par de días de búsqueda y sobreviviendo con lo poco que tení...