Capítulo 45.

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  Y sí, tenía que tomar ese coraje absurdo que complicaría todo, que me metería en un torbellino de emociones distintas, respiré profundo, tuve que ir al estudio de grabación para continuar con este trabajo que amaba pero que en este momento no quería estar ejerciendo. No quería ver a Julián, me generaba demasiada vergüenza no poder recordar ni uno solo de los besos que me dijeron que nos dimos, o cada momento, que debería al menos ser recordado vagamente y no ser algo que simplemente me han contado que pasó.

-Hola –Saludé.

Su silencio se hacía presente, su rostro no denotaba ningún gesto, ya no sabía si era peor no recordar o esto.

- ¿Está Gabriela? –Pregunté.

-No –Respondió Julián- Ha salido y no sé cuándo va a llegar.

-Está bien –Dije.

Pensando la situación durante unos segundos, él ya no se comportó hospitalario como antes, con esa ridícula excusa de que Gabriela lo mataría si no lo hacía.

-Julián –Nombré e hice una pausa- ¿Podemos hablar?

-Creo que has dejado las cosas bastante en claro –Contestó seriamente Julián.

-Vamos, no te comportes como un niño –Pedí.

- ¿Y tú como te estás comportando? –Planteó Julián.

-Está bien, ¿Quieres que te dé la razón? ¡Te daré la razón! –Dije- Pero al menos yo no te he tratado indiferentemente todo el tiempo y no he cambiado mi comportamiento de un momento a otro. Así que sí, supongamos que tienes razón, ni vale la pena hablar contigo.

Impulsivamente salí, sin saber cómo habían salido esas palabras de mi boca, abrí nuevamente la puerta un poco molesta y comencé a irme. Lograba sacarme de quicio, y eso era algo difícil de lograr, o quizá me estaba afectando todo esto más de lo que pretendía que lo hiciera. De un momento a otro alguien me tironeó del brazo cuando estaba a punto de cruzar la calle.

- ¿Qué te pasa? –Pregunté.

Y en ese momento sentí el impulso de un auto que pasó a alta velocidad detrás de mí, Julián estaba ahí como un ángel, de alguna forma había evitado una tragedia.

- ¡No sé para qué insisto! –Exclamó Julián.

-Gracias –Dije en voz baja, apenada.

-Da igual, no sé ni para qué te seguí –Comentó Julián.

Esta vez él se había dado vuelta, ¿Acaso era tan mala la idea que se me estaba viniendo a la cabeza? Lo tomé de la mano y lo hice voltear de nuevo, con mis manos rodeé su cuello y no pude evitar besarlo, de todos modos quizá era una forma de agradecerle. Quizá era una excusa sin sentido para brindarme de ese privilegio que me llamaba. Duró muy poco, quizá lo suficiente para la circunstancia, no debíamos apresurar las cosas ¿O sí? Nadie nos corre, todos somos libres de hacer lo que queremos siempre y cuando no lastimemos a nadie en el proceso, y en verdad quería volver a intentar sentir todas esas sensaciones.

- ¿Y esto qué significa? –Preguntó Julián.

- ¿Tiene que significar algo? –Pregunté.

-No sé, quizás –Contestó Julián.

-Digamos que sea como la corriente y que esto nos lleve hasta donde tenga que llevarnos –Propuse.

-No estoy seguro –Insistió Julián.

- ¿Por qué? ¿Puedo saberlo? –Consulté.

-No te convengo, eso lo sé, eres demasiado para mí –Dijo Julián.

Lamento Haberme Enamorado de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora