10. Estoy tan feliz que no me importa.

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Esta mañana fue algo distinta a cualquier otra. Vincent y el marqués Chandler han regresado a España, Vincent intentó convencerme de que fuera con él, pero mi madre me lo prohibió.

No necesitamos que nos vean juntos es en España, menos que la corte francesa piense que me he ido con él para poder hacer algo fuera de los ojos de todos.

Keith ha ido al pueblo. Dijo que hoy quería quedarse con Amanda, la joven de la cual mi hermano parece estar enamorado.

Me pregunto que hubiera pasado si Keith se hubiera enamorado de un joven varón, ¿habría sido raro conocerlo?

¡Pero si eso no te incumbe, Elissa! Ya debo dejar de pensar tanto en esas cosas.

Mientras tanto, he venido a los alrededores de la corte, voy por un pasillo al aire libre, las columnas de piedra parecen interminables cuando miro hacia arriba, el camino va de la entrada de carruajes directamente al jardín trasero. Este jardín es mi favorito. Hay varios en el castillo, pero me gusta pasar tiempo en ese ya que es el único que tiene flores, los demás es solo verde.

La parte buena de estar sola, es que tengo tiempo para pensar, la parte mala... es que tengo tiempo para pensar.

Creo que ni siquiera yo lo entiendo. Es decir, estoy sola, puedo pensar bien en lo que estoy haciendo y meditar mis decisiones antes de tomarlas. Pero también puedo cuestionar las que ya tomé, ¿debí aceptar ese anillo? ¿Debí ser débil ante el consejo y aceptar casarme? ¿Estaría mi padre orgulloso de mi si tomara el puesto de monarca absoluta?

-La preocupación no le sienta bien- escucho una voz.

Giro mi rostro y me doy cuenta de que Sebastian está sentado en un banco de madera. Sus codos apoyados en sus rodillas mientras parece estar mirando las flores que quedan frente a él.

-¿Le ha sentado bien alguna vez a alguien?- pregunto.

Sonríe haciéndole dar un aire de inocencia a su rostro- Buena respuesta.

Ni siquiera me mira, pero la burla en su rostro me molesta. Me molesta también que haya sido tan grosero la vez del accidente de los huevos.

Intento caminar en su dirección para confrontarlo, pero no puedo avanzar demasiado ha que me doy cuenta de que mi pie se ha hundido en el suelo hasta mi tobillo. Hasta que miro abajo me doy cuenta de que he caído en un charco de lodo.

Las risas por parte de Bash se hacen presentes.

-Debería fijarse por donde va.

-Ya me había dicho eso- frunzo el ceño e intento liberarme del lodo.

Se levanta del asiento y comienza a caminar en mi dirección.

-Creí que era necesario una vez más, no pareció quedarle claro.

Al intentar salir del lodo lo único que hago es desequilibrarme y terminar hundiendo el otro pie en este.

Mas risas por parte de Sebastian.

-Creo que no quiere que se lo repita una vez más, ¿cierto?

Lo miro mal, pero me abstengo de decir algo. Solo debo liberarme de esto, si no le tomo importancia va a cansarse y se irá.

El vestido es muy pesado e incomodo, ya se ha manchado mayor parte de abajo y eso no me permite moverme bien.

-Si hace eso usted va a...

No tenía que terminar de decírmelo, porque ya había pasado, ya estaba en el suelo, cubierta de lodo la parte baja de mi vestido. Había logrado poner mis manos y no caer totalmente, pero ahora mis manos están cubiertas hasta los codos.

Perfecta creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora