6. Yo, yo, yo, y al final yo.

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México, 1912.

Las lagrimas en mis ojos comienzan a desbordarse y caen por mis mejillas como una cascada.

-¡Vincent!- me sorprendo a mi misma de haber gritado.

¿Qué fue de él después de que morí? ¿Por qué volvió y cómo es que terminó en este lugar?

Intento tomar su mano para llamar su atención pero alguien me lo ha evitado.

Un enfermero se acerca para ayudar a el hombre que en otra vida solía ser mi esposo, y otro se acerca para tomar mis hombros con fuerza. Me obliga a levantarme y por unos segundos forcejeamos hasta que me decido por decir:

-¡No me toques!- lo empujo.

No estoy loca. Esto es mucho que procesar, esto es muy difícil de entender. Las personas que conocía, y el mundo que conocía a cambiado demasiado.

Me tambaleo un poco y termino golpeándome contra la mesa. Esta vez derramando mi jugo de uva en mi bata, lo cual provoca que se haga más transparente de lo que ya era.

Otro enfermero llega junto con el de antes y entre ambos me toman de los brazos obligándome a caminar.

-¡Estoy bien! ¡No tienen que hacer esto!

Ya sé lo que me espera.

Nunca lo habían hecho conmigo, pero bien he escuchado los gritos de los demás en las noches. Siempre que le pregunto a Marina me dice que están en castigo.

Al llegar a un cuarto oscuro, los enfermeros me empujan haciéndome caer al suelo. Antes de poder levantarme uno de ellos me arroja agua fría con una manguera. Esta va a tal presión que sé que va a dejar un par de moretones en mi cuerpo.

Cuando el enfermero por fin cierra el paso de agua, cierra la puerta y me deja aquí encerrada.

No sé cuanto tiempo vayan a dejarme aquí. Tal vez vengan por mi en la noche, tal vez vengan por mi en la mañana.

Si es así, me dejarán sin cenar y sin permitirme cambiarme o secarme.

Francia, 1477

Ayer después de ir y limpiar la mancha de vino, me di cuenta de que en realidad el rey Vincent fue muy amable. De mi cabeza no salía el recuerdo de como había creído que era una trabajadora de la corte, pero a pesar de eso no era del todo una mala persona.

Dijo que venía de mal humor, así que consideré que tal vez eso influyó en su estado de animo al hablarme. Tampoco puedo culpar a los nobles de como los han educado para tratar a los campesinos.

Escucho como alguien llama a mi puerta y me pregunto quien podría ser. Mi madre hubiera entrado sin siquiera llamar, y Thelma y Mirari no tienen que estar aquí tan temprano.

Me levanto aún con mi camisón y abro la puerta para ver quien me llama. Tal vez sea importante.

-Mis disculpas si la desperté- dice Vincent en cuanto me ve- Tenía que llegar antes de que alguien la intentara invitar a desayunar.

-Claro- río y finjo ver por el pasillo- Hay una larga fila esperando detrás. Pero al llegar primero mi tiempo será para usted.

Perfecta creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora