Perfecta creación

37. La gran diferencia entre pedir perdón y pedir disculpas.

Mirari se fue una vez que nos ayudó a mover el librero para entrar al túnel. Hemos entrado, y Bash lleva la vela iluminando el camino mientras yo voy a su lado diciendo a donde ir.

-Gracias por cuidarme, joven Sebastian.

Se aclara la garganta-Es algo que cualquiera hubiera hecho, majestad.

Damos vuelta a la izquierda y una rata pasa caminando por mis pies.

Me sobresalto al verlo haciéndome chocar con Sebastian.

-Mis disculpas- digo y vuelvo a incorporarme para seguir caminando.

Ambos seguimos caminando, uno junto al otro en el oscuro pasillo que apenas logra ser iluminado por la vela que llevamos.

Hasta que una leve risa de Sebastian llama mi atención lo suficiente para mirarlo.

-¿Resulta que dije algo gracioso?

-Me resulta graciosa la forma en que se hablan en la corte- dice confundiéndome aún más-Mis disculpas, una disculpa - me imita- Allá afuera solo pedimos perdón, siempre terminamos pidiendo perdón.

Me detengo abruptamente y al momento en que Sebastian se da cuenta de que he quedado atrás se da la vuelta para verme de frente.

-¿Podrías explicarme la diferencia?

-Pedir disculpas es que no asumes la culpa de algo, no sientes lo que dices- dice como si fuera evidente- Pedir perdón o decir que lo sientes es porque en verdad lo haces.

-No veo la diferencia.

-La diferencia es que el sentimiento es real. Esa es la gran diferencia entre pedir perdón y pedir disculpas, todo es por el sentimiento con el que se dice- se da la vuelta-¿Nos vamos ya?

Intenta caminar pero yo tomo su brazo y lo traigo de nuevo a donde estábamos antes. Deja la vela en un rincón de la pared donde logra estar por si sola y me mira como si no quisiera estar aquí.

-¿Cómo se atreve a cuestionar lo que siento o no siento? ¿Acaso no vió la rata? Me sorprendí, yo no quería chocar contra usted.

-No la cuestioné, solo dije lo que pienso de su forma de disculparse. Quien sabe, tal vez si lo dice con sinceridad.

Alzo las cejas-¿Tal vez?

-La disculpa no es real, no asumes la culpa. Así como todos los pertenecientes a la corona no son reales, es como si fueran dos personas diferentes. La que en verdad son y la que hacen ver al Vaticano y a su pueblo.

-¿Le gusta cuestionar todo lo que hago como reina?

-Solo lo que me parece raro- dice con tranquilidad.

-Usted también lo hizo el día que se disculpó por intentar cortejarme estando casada- reclamo.

Bash no dice nada, pasa de estar mirándome a ver el suelo, la pared, luego la vela, todo menos a mi.

A menos que no lo sintiera.

-¿Podemos irnos?- pregunto intentando olvidar lo que dije antes.

Bash toma la vela y ambos comenzamos a caminar de nuevo por el túnel.

No tenía porque decir eso. Lo mejor era dejar el tema del cortejo por la paz, como si no hubiera pasado. ¿Tenía que hacer esto aún más incomodo?

-Con respecto a lo que dijo antes- digo rompiendo el silencio- No importa si cuidarme es algo que cualquiera haría, es algo que hizo usted. Le agradezco por ello.