73. Dejà vú.

74 4 8
                                    

México, 1912

Mi cabeza duele mucho. Los medicos me han sacado de la maquina para traerme a otra sala. Veo todo lo que pasa pero no puedo moverme, no puedo hablar, mi cuerpo parece no tener vida, sin embargo mi mente sigue funcionando.

¿Estoy muriendo?

Los enfermeros y doctores se mueven de un lado a otro y no logro entender lo que dicen, solo son manchas borrosas moviéndose, no tienen forma clara.

Parecen asustados, o en pánico. ¿Saben que me hicieron daño?

No sé que pasó, estoy algo confundida desde la descarga. Mi doctor subiendo el voltaje, un enfermero gritándole que se detuviera.

Mi cuerpo quedó rígido por un momento. Sentí como cada centímetro de mi cuerpo se tensaba  dándome un horrible dolor, como si miles de alfileres se clavaran hasta lo más profundo de mi cuerpo. Y al apagar la maquina no fue como siempre, no fue solo un hormigueo en las extremidades o falta de sensibilidad en mis dedos.

De estar tenso, mi cuerpo prosiguió a soltarse. Ya no tenía el control de nada

Sigo sin tenerlo.

Cierro mis ojos y comienzo a ver un trigal. El atardecer mientras las figuras borrosas de Keith y Silver están junto a mi. Luego vuelvo a abrir los ojos, mi realidad es distinta, ahora llevo algo en la boca, ni siquiera sé lo que es pero la enfermera frente a mi lo sostiene. Vuelvo a cerrar mis ojos y me encuentro frente a mi madre, llorando y gritando pidiendo ayuda. Mis ojos vuelven a abrirse con pesadez. Los doctores siguen diciendo cosas que no comprendo, no puedo dejar de escuchar un zumbido en mis oídos.

Cierro mis ojos una vez más, pero ahora la imagen del atardecer termina volviéndose en color negro.

Por fin siento paz.

México, 2019

Termino de acomodar la ultima pintura y sonrío al ver como ha quedado arreglada la mesa.

Mi escuela decidió hacer una exhibición de talentos artisticos de los alumnos. No estaba muy convencida de participar, pero mi hermano menor me terminó convenciendo. Esta será mañana y nos pidieron venir a arreglar desde hoy para así empezar a primera hora de la mañana.

Me giro dispuesta a regresar a mi casa lo cual provoca que termine chocando con alguien.

En su mano traía un frasco con pintura color rojo carmesí. Ahora no está más en el frasco si no en mi camisa. Además el impacto ha hecho que me empuje haciéndome ir hacia atrás.

Ya casi podía sentir el golpe en el suelo cuando la chica toma mi brazo con fuerza y me ayuda a estabilizarme.

¿Por qué siento que esto ya había pasado?

-¡Ay no!- dice ella mirando mi camiseta con preocupación-Lo siento tanto.

Intenta acercarse a ayudarme, pero la profesora toma sus hombros y dice:

-Ve y consíguele algo con que limpiarse- suspira frustrada- ¡Y alguien traiga algo para limpiar lo del suelo! ¡Ya están en la universidad y siguen haciendo estos desastres!- se gira a verme y me hace una seña-Ve al baño y límpiate.

Perfecta creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora