69. Je t'aime.

15 2 0
                                    

Desde el callejón el ruido de todas esas personas no es tan ensordecedor, pero sigue siendo agobiante.Mi respiración y mi corazón están descontrolados y siento como mi cuerpo está lleno de miedo, de culpa y rencor.

El espacio parece ser muy pequeño a pesar de estar al aire libre. Es si mi cuerpo se sintiera pequeño, como si algo dentro de mi quisiera escapar, pero no puede hacerlo porque mi piel lo mantiene dentro. No tengo fuerza, me siento muy fatigada.

-Elissa- murmura Bash tomando mi mano.

-Me voy a morir- digo entre lagrimas y él niega- Me voy a morir, me siento muy mal-comienzo a respirar repetidas veces con mi boca intentando tomar todo el aire posible, pero no parece ser suficiente.

-No, no va a pasarte nada- dice tomando mi rostro con delicadeza- Escúchame, estás bien. Esto pasará en un momento, lo prometo.

Niego- Me siento muy mal, no puedo respirar- pongo mi mano en el pecho- Me duele, mucho- frunzo el ceño.

Estoy segura de que voy a morir, me siento muy mal. Quiero llorar, pero ya ni siquiera puedo. Aún siento la horrible sensación de opresión sobre mi propio cuerpo y me tengo un dolor desde el pecho hasta los brazos que se siente como miles de pinchazos que vienen desde dentro.

-Elissa, escúchame- asiento, pero sigo mirando el suelo- Concentrate. Vamos a pensar en otra cosa.

Cierro mis ojos con fuerza y vuelvo a asentir. Mi espalda está pegada a una de las paredes del callejón mientras que Bash sigue frente a mi tomando mis manos.

-Recuérdame tu nombre completo.

-Elissa Vinsonneau- respondo entre jadeos.

¿Qué está haciendo?

-¿Qué edad tienes?- pregunta.

-Veinte- respondo y siento otra punzada que me hace soltar la mano de Bash para ponerla sobre mi pecho- Sebastian, quiero vomitar.

Mis labios comienzan a temblar siento que comienzo a sudar frío.

No entiendo el propósito de esas preguntas. Sabe la respuesta a ellas, ¿qué está haciendo?

-¿Sientes esto?- dice mientras traza círculos imaginarios en la palma de mi mano.

Asiento y abro mis ojos de nuevo.

-Mira algo y concentrate en ello-hago lo que pide y lo primero que consigo ver es una vieja carreta a unos metros de nosotros- Respira,vas a estar bien, concentrate en el color, su forma, lo que puedas decirme- asiento de nuevo y comienzo a llenar mis fosas nasales con el aire fresco del otoño-¿Sientes esto? Dime lo que es.

Toma mi mano con una de las suyas y con la otra comienza a hacer trazos.

Son figuras, círculos, cruces.

-Piensa en lo que ves, los colores...

Dejo de mirar la carreta cuando Sebastian pellizca mi mano. Quería reclamar pero el dolor físico me había distraído un poco. Esta vez lo miro a los ojos, por primera vez noto que en el centro tienen destellos verdes. Sus cejas son muy oscuras, sus labios rosados y ahora noto que debajo de su ojo, muy cerca de la linea de las pestañas tiene un pequeño lunar apenas perceptible.

Perfecta creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora