México, 1912
-¿No piensas hablar?- pregunta el doctor.
El dolor es algo que me hace recordar muchos momentos en mi antigua vida. Todo empezó desde ese día, aunque no voy a negar que hubo muchos buenos momentos. Tuve que ser fuerte y llegué a un momento en que aprendí a ser feliz.
-Hoy estoy de buen humor- dice al notar que no pienso contestar-Me bastaría que lo imagines, luego empezaremos la sesión. Ahora imagina un momento de alivió, algo que te recordó que después de el dolor viene la calma.
Mis ojos se llenan de lagrimas. Quisiera acabar con el dolor de ahora.
Como Sara no tengo recuerdos muy dolorosos hasta ahora, y las terapias no son recuerdos, es mi presente. Todo me regresa a mi antigua vida.
¿Por qué no pudo acabar solo ahí? Dios debe estar castigándome por mis pecados.
Francia, 1477
Los minutos fuera del calabozo han sido un martirio. Desde que salí de la habitación designada para las revisiones medicas vine aquí a esperar que los guardias liberen a Keith.
Hace unos minutos entraron dos guardias. No entiendo porque tardan tanto.
Por primera vez se abre la puerta, doy un paso hacía el frente pero regreso al darme cuenta de que no es Keith.
-¡Sebastian!- digo al verlo.
Levanta su cabeza y al momento en que me mira noto que ha sido golpeado de nuevo. Ahora no solo lleva los moretones en su mejilla y mandíbula, ahora existe un corte en su labio y se ve adolorido. La sangre seca del día anterior empieza a tomar un color negro por la suciedad del calabozo, la sangre que lleva en su barbilla está fresca y su ojo se ve rojo como si acabaran de darle ese golpe.
-¿Qué sucedió? ¿Los guardias le hicieron esto?- pregunto angustiada.
Parece que quiere decirme algo pero simplemente niega y sale caminando a paso apresurado.
-¡Sebastian!- intento llamarlo pero lo pierdo de vista al final del pasillo.
No entiendo que pasa con ese joven, parece siempre tan molesto y decepcionado de mi. Él sabía que intentaba ayudarlo, ¿no? Ayer parecía tranquilo.
La puerta abriéndose de nuevo llama mi atención. Me dolió ver lo que le hicieron al cocinero, pero no se compara el como me afecta ver a Keith golpeado.
Su camisa blanca lleva unas gotas de sangre y está sucia, supongo donde tuvo que dormir en el suelo. Encima de su ceja tiene un corte que deja caer sangre hasta su barbilla. Sin contar la sangre ya seca en su cuello. Su cara no está del todo afectada, pero sé que su cuerpo debe estar lleno de los golpes de ayer.
Al verme parece aliviado.
Corro en su búsqueda y lo envuelvo en un abrazo el cual corresponde.
Esta bien, Keith está bien.
-Forma amistosa de recordarnos quien tiene el poder, y que pueden matarnos cuando quieran- murmura poniendo su mano sobre mi cabeza y acariciando mi cabello- Me alegra que estés bien, creí que te haría daño.
-Si lo hicieron- murmuro apegándome más a su abrazo-dolió mucho cuando el doctor puso esa cosa en mi.
Ahogo un sollozo mordiendo mi labio y mi hermano sin decir nada sigue acariciando mi cabello.
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Perfecta creación
Narrativa Storica¿Eres fiel a tus ideales o a tu rey? ¿Qué soportarías para proteger a los que amas o incluso a ti misma? ¿Hasta donde llegarás antes de romperte en mil pedazos? Sara, una mujer que vive en 1912 se encuentra encerrada en un manicomio relatando su vi...