Ahora mismo estoy muy ocupada apreciando todo lo que me rodea como para recordar algo de la corte. Estaba más preocupada por que me descubrieran de escapar cuando aún estábamos dentro del castillo, que ahora que ya lo hemos dejado atrás.
Bash me dijo que lo esperara aquí y fue a una casa que está cerca mientras yo me quedé en la entrada de la granja.
Cuando abrieron la puerta no logré ver quien era pero ahora que va saliendo veo a una mujer mayor asomando su cabeza e intentando mirar en mi dirección.
Ella sonríe al verme y alza su mano a forma de salido. A pesar de que intento cubrirme el rostro con Onix hago lo mismo para no ser grosera, aunque creo que es una horrible idea dejar que la mujer me vea. No pueden saber que estoy aquí.
La mujer cierra la puerta y veo como Sebastian camina en mi dirección de nuevo. Pero con una canasta en mano.
-¿Te divertiste sola?
-Estoy acostumbrada a estarlo- respondo acariciando mi caballo.
Ríe- Espero que no le tengas cariño a la soledad, porque planeo tenerte aquí todo el día de hoy. Tu único día como campesina será perfecto.
Deja la canasta en el suelo a unos pasos de mi y se sienta frente a ella. Cuando Bash hablaba de salir de la corte antes me hacía ver como el pueblo moría de hambre, pero ¿ahora quiere mostrarme la parte buena de vivir aquí?
-¿Vienes?- alza una ceja.
Lo dudo un segundo pero al final dejo de acariciar a Onix para acercarme a donde está.
-¿Entonces esto es un robo? ¿Soy un objeto que le robaste a tu rey?
Me siento frente a él y siempre con la frente en alto no rompo el contacto visual.
-No se puede robar algo que no tiene dueño, majestad.
Algo se removió en mi estomago cuando lo dijo. Creo que a veces olvido que mi vida me pertenece a mi, muchos meses actuando por y para los demás. Desde que nació Anette todas mis acciones perteneciéndole a Vincent.
No respondo nada, solo me dedico a ver que saca las cosas de la canasta. Pan, huevos, y un trozo de queso.
Bash se levanta corriendo hacia Onix y toma del bolso, la botella de vino. Al regresar me mira expectante por que diga algo pero no tengo palabras.
¿Cómo tan poco puede significar tanto para mi?
-Definitivamente no son gelatinas, fruta- ríe nervioso y agacha su rostro empezando a jugar con la botella en sus manos-mucho menos esa horrible carne de cordero- dice haciéndome sonreír- Pero esto es lo que comemos aquí, y al menos si odia este día podrá beber toda la botella de vino y llegar a la corte sin memoria de lo que sucedió hoy.
Una risa se escapa de mi boca y ahi es cuando Sebastian vuelve a mirarme.
-Creo que sobreviviré un día sin la comida de la corte- me inclino hacia el frente y arrebato la botella de sus manos- Dame eso.
Quito el corcho con algo de dificultad y tomo una de los vasos que ha traído y lo lleno a tope.
-¿Tomarás todo eso? ¿No vas a compartirme?- pregunta con una sonrisa en su rostro.
-Este es para ti- se lo entrego y dejo la botella a mi lado- El resto es para mi.
Extiende más su sonrisa y se encoge de hombros. Toma el vaso que le entregué y da un largo trago dejándolo a la mitad.
-Era toda para ti desde que fui a conseguirla, pero me alegra que quieras compartirla conmigo.
-A robarla querrás decir- digo sirviendo vino en el otro vaso que ha traído para mi.
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Perfecta creación
Historical Fiction¿Eres fiel a tus ideales o a tu rey? ¿Qué soportarías para proteger a los que amas o incluso a ti misma? ¿Hasta donde llegarás antes de romperte en mil pedazos? Sara, una mujer que vive en 1912 se encuentra encerrada en un manicomio relatando su vi...