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"La noche de la presentación del nuevo rifle llegó y la mansión se llenó de música. Levi abrió las puertas a su pequeño museo de historia mundial en donde estaba su más preciada colección de armas. Se podía encontrar desde un revólver Chamelot-Delvigne, el primero de doble acción utilizado por el ejército francés, hasta un revolver Colt Army de 1860 utilizado en la guerra civil americana. Personas influyentes, políticos y millonarios extravagantes se paseaban con sus esposas o amantes admirando y señalando aquella impresionante serie.
Levi estaba siempre ocupado, sonreía apasionadamente exhibiendo las adquisiciones de su colección. Mientras la Manada se encontraba dispersa, Katia y Yuri seguían al Cazador por distintos motivos. Katia lo hacía con intenciones románticas, las cuales siempre habían sido bastante visibles, mientras que Yuri actuaba como su guardaespaldas personal, continuamente atento y observando. Mi hermana parecía estar atada a Levi por un hilo invisible, iba pegada a su lado, sonriendo cuando la presentaban, sombría cuando nadie le prestaba atención. Noté que cada tanto tocaba su pecho, intentando encontrar en el collar de mamá alguna clase de consuelo. El Cazador no la perdía de vista en ningún momento, en cambio, la presentaba como si se tratase de un objeto más de su colección. Aquello no pasó desapercibido por Katia, quien se sentó amargamente en una mesa vacía con una copa entre sus manos. Su madre acudió enseguida a consolarla mientras que su padre, que se encontraba tan solo a unos metros, reía a carcajadas luego de haber tomado tres copas de vino tinto.
Necesitaba tomar un poco de aire, así que me dirigí al jardín trasero. Karl y su hermano estaban jugando al tiro al blanco con algunos jóvenes, mientras que Dimitri, su padre, hablaba con un hombre de cabello canoso y lentes, era el nuevo amigo de Ionel, estaba tan ansioso por presentárselo a Levi. Era un hombrecillo peculiar, un antropólogo o algo así, al parecer había venido con su hija, a la cual yo había visto únicamente desde atrás. Me pregunté dónde se encontraría ella, ya que Dimitri y su padre habían salido a hablar de negocios.
Yo me las había ingeniado para no tener que hablar con nadie en toda la noche, me sentía ahogada entre la multitud, quería alejarme de todas esas falsas sonrisas. Por lo que comencé a caminar para escabullirme del ajetreo, pero en ese momento, alguien me agarró del brazo y me hizo girar. Era Jenica, quien solo me dijo "Es hora" y me arrastró fuera del jardín. Me llevó dentro de una especie de carpa oscura que contaba con una mesa en su interior y velas prendidas. Al parecer, Levi había encontrado la manera de mantenerme ocupada también durante esa noche. Se suponía que debía quedarme allí y leer las cartas a las personas que entraran. Ella se alejó y dejó entrar a la primera persona. No podía creerlo, me habían confinado a una carpa de adivina y reducido a ser un simple objeto de burla, incluso antes de irse, Jenica me había dado un pañuelo para que usara en la cabeza. A pesar de todo, intenté no llevar la contraria en cuanto a lo que me habían indicado. La mayoría de las personas que ingresaban a la carpa eran mujeres a las cuales les interesaba saber sobre la fidelidad de sus maridos, algunas pocas preguntaban por parientes enfermos o simplemente querían saber si heredarían la fortuna de sus esposos. La cortina se abrió nuevamente y Jenica dejó pasar a la joven que había visto antes, la hija del antropólogo, tenía el cabello muy largo y claro. Cuando la cortina se cerró, su expresión se tornó seria y comenzó a hablar apresuradamente: "Mi nombre es Nella, Nella Nowak. Mi padre es amigo de tu madre". Aquello hizo que me agarrara fuerte de mi asiento. "No tenemos mucho tiempo, así que seré breve". Me preguntó por Clémence y su collar, le indiqué que ella había muerto y que Leda era quien lo llevaba ahora. Me contó que se suponía que mi madre debía protegerlo mientras ellos buscaban el segundo collar. No me dijo de quien estaba hablando, pero indicó que un grupo de personas de confianza entre las que se encontraban, ella, su padre y mi madre, estaban haciendo todo lo posible para encontrar la segunda piedra y así evitar que los lobos reencarnasen, ya que aquellas fuerzas iban más allá de nuestra comprensión. "Lo sabemos todo acerca de Levi y su misa negra. Sabemos que ha estado usando al Lobo para su propio beneficio y que las necesita a ti y a tu hermana para encontrar la manera de conseguirle cuerpos temporales y así mantenerlo controlado", me confesó.
Leda me había dicho que el Lobo estaba muriendo y que eso sería perjudicial para Levi, porque era la atracción principal de su culto, por lo que necesitaba tenerlo cerca de alguna manera, donde pudiera controlarlo. Utilizar cuerpos temporales sería la solución perfecta, ya que no le darían al Lobo todo su poder, pero él seguiría estando allí para cuando lo necesitara. "Es de extrema importancia que él no sepa la manera en la que puede conseguirle cuerpos. No deben decírselo", apremió. Yo le dije que ni siquiera sabía cómo hacerlo. "El Lobo debe morir. Y solo cuando podamos unir los dos lados de la piedra, podremos seguir manteniendo nuestro equilibrio, ¿entiendes?". Asentí con la cabeza, aunque no lo comprendía demasiado. No la conocía, pero tenía el presentimiento de que era una buena persona y que no mentía. Me informó que ambas partes de la piedra actuaban como puente, pero sospechaban que juntas podrían formar una prisión. "Deben aguantar un poco más, las sacaremos lo antes posible, pero deben traer el collar con ustedes. Levi no puede tenerlo". Justo en ese momento, Jenica entró para apresurar la sesión.
Cuando Nella se fue, tuve que contener las lágrimas para que no me delatasen. Levi reunió a todos dentro de la sala, y mientras sostenía una copa de vino en la mano, anunció que a partir de ese momento, dedicaría todo su trabajo exclusivamente a la creación de piezas de diseño. Tomó una pequeña caja de madera grabada y exhibió su primera obra a la que había llamado "Lupin". El murmullo de las personas fue de sorpresa y luego empezaron los aplausos. Levi comenzó a hablar de los detalles del rifle y agradeció a su fiel amigo Dimitri, el padre de Karl y Mihai, quien era un prestigioso grabador de armas de fuego. Yo realmente no lo escuchaba, mis ojos buscaban a Nella entre la multitud, pero no pude encontrarla. Levi volvió a tomar su copa y propuso un brindis. "Por el Lupin", dijo. "Por el Lupin", repitieron todos, menos una mujer española a quien yo le había tirado las cartas aquella noche. "A las armas las carga el diablo", la escuché murmurar.
A la mañana siguiente, luego de la fiesta, uno de los sabuesos apareció muerto, oí a Celine quejarse de haber tenido que limpiar la horrible espuma blanca que había vomitado el animal. El veterinario lo revisó y dijo que había señales de intoxicación. Nadie lo dijo abiertamente, pero todos suponían que había sido Karl, ya que a la hora la cena ninguno le dirigía la palabra. Enojado, descargó sus puños contra la mesa volcando el líquido rojo sobre el mantel. "¡Yo no maté al estúpido perro! ¡No es justo!", gritó indignado. Katia salió en su defensa diciendo que había visto a Leda paseando por los caniles muy temprano aquel día. "¡Suficiente!", concluyó Levi y los envió a ambos a su habitación. Observé a mi hermana de manera interrogativa, pero no pude detectar ningún mensaje secreto en su mirada".

El Lobo está viniendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora