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Lonnie cerró el cajón con fuerza.
¿Dónde demonios estaba?
—¿Por qué estás siendo tan escandalosa? —gruñó su madre, entrando por la puerta de su habitación en su vieja bata.
Era la primera vez que veía a Lonnie en semanas y así era como la recibía.
Había estado viviendo en el Pink Palace por algún tiempo y se había acostumbrado a la tranquilidad del bosque, pero de vez en cuando volvía a su antiguo hogar sin que sus padres se percatasen. Había tenido suerte de no encontrarse con ninguno de ellos en sus pequeñas incursiones, pero ahora allí estaba su madre, hablándole con ese maldito tono como si nunca se hubiese ido.
Ella no le contestó.
—¿Ahora eres muda? —ironizó la mujer—. No creas que no me he dado cuenta que has estado robando nuestras cosas.
Trató de armarse de paciencia y de no escupirle en la cara que el único ladrón aquí era el inútil de su padre.
—Solo he venido por mis cosas, mamá —aclaró ella.
Charlotte se acercó con los brazos cruzados y le susurró como si fuese una niña maliciosa.
—Sé que has estado usando el auto de tu padre. Se pondrá furioso si se entera.
Aquello era verdad, aunque solo en parte. Lo había usado tan solo una vez y aquel era el auto de Alex, el cual él había comprado con su propio dinero.
En ese momento fue que se dio cuenta.
"¡Ahí está!".
—No es su auto —puntualizó ella encaminándose hacia las escaleras—. Y no me importa, me voy.
Su madre no se dio por vencida, la siguió unos pasos, aunque no bajó las escaleras.
—¡Eres una egoísta! —le gritó—. Sabes que tu padre lo necesita cuando está de "incógnito". ¿Acaso sabes lo que algunas personas les hacen a los policías cuando descubren su identidad?
Su madre estaba divagando nuevamente.
Ray tenía su propio auto y utilizaba la patrulla cuando estaba de turno.
No estaba tomando las pastillas otra vez, y cuando no lo hacía, era imposible de tratar. Lonnie se había dado por vencida con ella hacía tiempo, así que salió rápidamente por la puerta sin siquiera responderle.
Debía actuar rápido, supuso que su madre se acostaría nuevamente a ver la televisión, ya que es lo único que se dedicaba a hacer, pero su padre no tardaría en llegar.
Se encaminó por el costado de la casa hasta el garaje, encontró la llave de repuesto debajo del viejo y oxidado farol y entró sin hacer ruido.
Ya era prácticamente de noche, pero no encendió la luz para no alertar su posición. En cambio, alumbraba al suelo con la linterna de su móvil mientras se acercaba al vehículo rojo. Si su hermano hubiese visto en qué condiciones se encontraba su auto, le hubiese dado un ataque. Su padre lo había llenado de porquerías y parecía utilizarlo como depósito, el asiento trasero estaba repleto, hasta la vieja tienda de campaña que solían utilizar para acampar se encontraba allí.
Soltó una maldición.
Probablemente lo habría hecho para que ella no se lo llevase.
Abrió la puerta del acompañante y se metió dentro, rebuscó en la guantera y encontró el pequeño envoltorio rectangular con un moño azulado. Dentro, había un marcador de libros que ella había mandado hacer con el último dinero que le quedaba.
Era para Rachel, su regalo olvidado.
Aunque realmente no lo había olvidado, sino que lo había perdido.
El lugar en donde lo había encargado quedaba bastante lejos, por lo que tuvo que llevarse el auto para buscarlo, pero cuando fueron a visitarla al hospital, se dio cuenta que ya no lo traía consigo.
Nunca había creído en la mala suerte, pero estaba comenzando a pensar que cuando se trataba de Rachel, las cosas siempre parecían ir cuesta abajo.
La misma tarde en que la conoció fue atacada por un pájaro, luego la arrastró a una fiesta en donde la drogaron y terminó desmayada en el bosque. Y por último la había abandonado a su suerte la noche del ataque.
"Si tan solo la hubiese acompañado...".
Aquel pensamiento la carcomía internamente.
Mientras pensaba en ello daba vueltas el paquetito que sostenía entre sus manos.
Rachel le gustaba demasiado.
Era la primera vez que realmente se preocupaba por alguien, tanto así, que solía recorrer los bosques cada día en busca de Gemma. Sabía lo mucho que significaba para ella y estaba decidida a encontrarla.
El estruendo de una puerta al cerrarse la trajo a la realidad.
Escuchó una voz masculina gritar a su madre.
Era su padre, que se quejaba de algo y le decía que volvería a salir.
Sintió pánico cuando lo oyó decir su nombre, preguntaba si ella se había llevado el auto nuevamente. Al parecer su madre no podía mantener la boca cerrada y le había avisado que había pasado por la casa.
Descubrió que sus manos temblaban.
Lo odiaba, pero aunque lo negara y tratara de mantenerlo en lo más oculto de su ser, Lonnie le tenía miedo. Temía su fuerza, sus golpes y el sentirse completamente indefensa ante aquella bestia.
Escuchó las voces demasiado cerca e instintivamente se pasó a la parte trasera del auto, escondiéndose entre todas las cosas.
Aquello la hizo recordar.
Estaba bajo la cama escuchándolo gritar, le gritaba a su madre como siempre, y ella que era una niña, se había escondido a causa del miedo. Cuando Alex se dio cuenta que no había manera de hacerla salir, se metió bajo la cama con ella hasta que se sintió segura nuevamente.
Pero Alex no se encontraba allí, y ella volvía a estar asustada.
Revolvió entre todas las porquerías y quedó recostada en el suelo del auto, escondida debajo de la tienda y algunas cajas.
La puerta del garaje se abrió y su padre ingresó con aquellos pasos pesados.
—¡Volveré en un rato! —gritó mientras abría la puerta del auto rojo y se metía dentro.

...

Habían estado andando porunos diez o quince minutos. Ray había puesto música country lo bastante altacomo para no llegar a escuchar su respiración acelerada.
Apenas podía inhalar algo de oxígeno oculta entre tantas cosas.
Con cada saliente su cuerpo rebotaba lastimándole la cadera, pero aun asípermanecía inmóvil.
Había comenzado a llover.
Sintió su móvil vibrar y aquello la sobresaltó, pero al parecer Ray no se habíapercatado de nada.
"Solo continúa escuchando música y estaremos bien... ".
Afuera ya era de noche cuando su padre estacionó.
La espalda de Lonnie se encontraba dolorida y sudada. Luego de una espera quepareció interminable, alguien se subió al auto.
—¡Uf! Estaba congelándome ahí afuera...— dijo una voz de hombre.
—¡Demonios! ¡Estás mojando todo! —se enojó Ray.
Luego bajo la música, pero no la apagó.
Lonnie estaba segura que la encontrarían, solo era cuestión de tiempo.
—Doc dijo que necesitabas hablarme —indicó nuevamente la voz acelerada—.¿Sabes? Él me ha cortado y ya nadie quiere venderme.
—Soy consciente de eso —estableció su padre con voz tranquila—. Y Doc volverá ahacerlo, te lo aseguro, pero primero debes hacernos un favor.
Lonnie comprendió que estaba hablando con un adicto.
El hombre joven se apresuró a decir.
—¿Qué necesitas?
—Movimiento en el siete y a un par afuera.
Aquello no podía tratarse de nada bueno.
—¡Hecho! —dijo el joven—. ¿Cuánto tiempo me caerá esta vez?
—Quizá un par de semanas —comunicó su padre—. Pero veré que te encuentrescómodo.
Se generó una pausa en la que tuvo que contener la respiración para que nonotasen su presencia.
—¡Demonios, Ray! —exclamó el joven excitado—. No sabes cuánto le estuverogando...
Su padre le había pasado una pequeña bolsita.
—¿Solo esto...?
La voz se oía decepcionada.
Estaba segura que su padre le había pasado alguna clase de droga.
"¡Hipócrita!". Su cerebro comenzó a soltar toda clase de insultoshacia su padre, quien siempre había tratado de escoria a sus amigos tan solopor fumar marihuana.
—Puedes divertirte esta noche, pero luego te pondrás a trabajar —indicó.
—Claro... —oyó decir de mala gana—. ¿Algo más?
—Si necesito algo más, te lo haré saber —dijo con voz grave y con aquel tono desuperioridad que ella odiaba—. Y será mejor que te apresures... solo tieneefecto por la noche.
Era la misma droga que había tomado Sadie y probablemente Rachel.
Lilim.
El desconocido bajó del auto y su padre se puso en marcha nuevamente.
¿Qué haría ahora si la viese escondida allí? Si se percatase de que ella lohabía escuchado y ahora sabía con certeza la basura humana que era realmente.Ray ya no podría esconderse detrás de aquella máscara de "rectitud"que afirmaba ser ante el resto de las personas.
Su padre era una farsa y Lonnie tenía ganas de ponerse a reír y a llorar almismo tiempo.
Pero... ¿Qué pasaría si la escuchaba? ¿La golpearía hasta dejarla inconsciente?¿La arrastraría fuera del auto? ¿Sería capaz...?
¿Sería capaz de matarla?

El Lobo está viniendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora