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Se sentía liviana como una pluma. Flotaba. Al principio todo se había vuelto negro, pero luego su mundo comenzó a aclararse. Estaba en el bosque, aunque realmente no se encontraba en ninguna parte. Su entendimiento era profundo, más no así sus recuerdos. No sabía quién era, ni quién había sido. Podía sentir la vida a su alrededor, árboles, plantas, insectos y animales. Todos formaban uno. Entendía el nacimiento y la muerte, y ahora lo veía todo moviéndose aceleradamente. De pronto un sonido modificó el escenario. Era un aullido de dolor, y ante ella, se materializaron figuras que al principio no reconoció. Un animal herido, al borde de la muerte, negro como la noche y cubierto de sangre. Sus sonidos suplicantes iban dirigidos en una dirección. Ella los siguió y descubrió a un muchachito siendo atormentado por una silueta alta. La silueta se convirtió en un rostro desagradablemente familiar que le gritaba, pero el niño no le hacía caso, ni siquiera lo miraba. La miraba a ella, con aquellos ojos color café, profundos como el océano. En ese momento lo recordó. ¿Sam...? Sam. ¡Sam! Intentó ir hacia donde se encontraba su hermano, pero algo no la dejaba acercarse. Era una fuerza que comenzaba a jalarla hacia atrás, demasiado poderosa para vencerla tan solo con su voluntad. ¡No! ¡Sam!
Gritaba desesperada sin realmente tener una voz. Encontró a su propio y maltratado cuerpo a unos metros de ellos sobre la tierra. Tenía las piernas levemente separadas y una de sus manos tocaba su collar, estaba llena de sangre y con los ojos semi abiertos, mirando a la nada. El shock de verse a sí misma la hizo recordar todo de golpe. Intentaba luchar mientras veía como la silueta de Eddie sacaba algo del bolsillo y lo levantaba sobre su hermano. ¡No te atrevas a tocarlo! Pero en ese momento, algo cambió en el bosque. Pudo sentirlo. Fue como si la tierra misma se hubiera contraído de miedo. Supo de alguna manera que aquello había despertado. Aquel ser oscuro que aguardaba escondido entre las sombras comenzó a manifestarse. Sintió a la Oscuridad envolviendo todo a su alcance, dirigiéndose hacia donde ellos se encontraban. ¡Noooo! La fuerza la arrastraba consigo hacia atrás y ella tan solo podía observarlos mientras la Oscuridad se lanzaba hacia allí, con un hambre feroz de vida. El bosque cambió nuevamente. Una luz blanca comenzó a rodearla mientras se llevaba todos sus miedos, y por un instante eterno se sintió plena. Cuando la luz desapareció, se encontró a sí misma corriendo. Corría entre los árboles, sin hacerlo realmente, mientras sentía todas las vidas que la rodeaban, vibrando dentro de su propio ser. Estaba en paz. Llegó hasta un lago y encontró a su abuela allí. Lucía un hermoso kimono blanco como las nubes y peces koi nadaban dentro de él.
-Todos están esperándote -susurró con el rostro sereno y sin que sus labios se moviesen.
Las largas mangas de su kimono flotaban como si fuesen olas a su alrededor. Tomó uno de los peces que nadaba dentro de su manga y lo dejó libre en el aire. El pez de color azul se dirigió ondulante hacia Rachel y ella lo tocó con un dedo. En ese momento sintió como era nuevamente arrastrada, pero esta vez se sentía como estar dentro de una corriente de agua. Su consciencia estaba siendo captada por su cuerpo como si se tratase de una estación de radio. No quería volver, quería quedarse allí junto a su abuela, pero todo comenzaba a desaparecer. De pronto un destello de luz la cegó.

...

-¡Sí! -gritó alguien cuya voz no reconoció-. ¡Está de vuelta!
Pero sus ojos tan solo se abrieron unos segundos y luego volvió a sumirse en aquella espesa oscuridad. Despertó un par de veces demasiado anestesiada como para saber dónde se encontraba.
-No tengas miedo -le dijo una mujer en un tono amable-. Te encuentras en el hospital, pero vas a estar bien.
Trató de hablar pero no pudo, la garganta le dolía y algo le presionaba su rostro, comprendió que era un respirador.
-No debes hablar por ahora, habrá tiempo de sobra luego -indicó ella, a quien sus ojos todavía no lograban enfocar-. Guarda tus fuerzas.
Y Rachel así lo hizo. Durmió la mayor parte del tiempo. Cuando los dolores comenzaban a ser insoportables, alguien venía a administrarle calmantes y luego volvía a sumergirse en el mundo de los sueños, o mejor dicho de las pesadillas. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado, tampoco sabía el día ni la hora en la que se encontraba, alguien se lo había dicho pero ella simplemente lo había olvidado. Algunos días después, cuando su madre estaba a su lado, pudo realizar una oración completa.
-¿Dónde está Sam...? -fue lo primero que preguntó.
Sus recuerdos se mezclaban entre sueños y pesadillas, por lo que no recordaba con exactitud lo que había sucedido. Los médicos le habían advertido que aquello podría suceder, pero que sus recuerdos volverían a aflorar con el tiempo.
-Se encuentra bien, no te preocupes -dijo su madre mientras le acariciaba el cabello.
-¿Y Maddie? ¿Está realmente muerta?
Su rostro destrozado y su cuerpo ensangrentado se materializaban frente a ella cada vez que cerraba los ojos.
-Sí, cariño..., lo siento tanto... -susurró su madre mientras las lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas.
-Creí que tal vez había sido una pesadilla...
Pero en el fondo lo sabía.

...

Habían pasado algunos días cuando lapuerta de su habitación provisoria se abrió.
-¡Rei-chan!
Ava se le lanzó encima y le dio unabrazo algo brusco. Extrañaba su energía y buen humor.
-No luces tan mal como esperaba-expresó Vynx algo nerviosa.
Se encontraba recostada sobre unade esas camas reclinables, con una bata de hospital que dejaba ver todos susrasguños, moretones y cortes.
-Gracias por intentar mentirme.
Vynx soltó un suspiro y pareciórelajarse.
-¡Lo ven! Sabía que estabamintiendo.
Aquello la hizo sonreír.
-Seguimos trabajando en eso del"tacto" -añadió Lonnie entrando última.
Lonnie. La había extrañado tanto...Ava había traído una pequeña maceta con lavandas que depositó en la mesita de luzabarrotada de regalos y globos.
-¡Uau! -exclamó ella tratando dehacer algo de lugar-. Has recibido toneladas de regalos.
-Sí, ha sido una locura -concordó-.Personas que ni siquiera conozco me han estado enviando todo tipo de cosas.
-¿De verdad?
-Sí, pero se me hace algo extrañotenerlos, pedí a mis padres que los donasen.
Vynx se acercó unos pasos y leentregó algo que sacó de su mochila.
-Pues más te vale que no dones elmío -advirtió.
Era un hermoso libro con bordesdorados.
-Gracias, es precioso -expresóadmirándolo-. Finalmente tendré algo que hacer aquí.
-Lonnie se ha olvidado el suyo-reveló la colorada.
-Gracias, Vynx... -dijo la rubiadirigiéndole una mirada asesina.
Las cosas parecían no habercambiado entre ellas, sin embargo, todo se sentía distinto.
-Este lugar necesita algunos toquesde color... -musitó pensativa Ava-.Cuando volvamos, me encargaré especialmentede traer un par de cosas.
La habitación era simple, solocontaba con un pequeño baño y una amplia ventana.
-Han pedido estrictamente un lugarsin televisión para que no vea las noticias, ni siquiera me han dado mi móvil-sostuvo seria-. Así que necesito que me digan qué es lo que está pasando alláafuera.
Las tres se miraron inquietas,Lonnie fue quien habló:
-¿Qué es lo que quieres saber?
-Todo.
Las avasalló con todas laspreguntas que sus padres contestaban solo a medias, o que evitaban porcompleto. Se enteró de que Edgard había sido encontrado por la policíadeambulando en el bosque, luego de que un grupo de adolescentes lo hubiesevisto comportándose extraño y empapado en sangre.
-En las noticias dicen que estabadrogado y alucinaba -indicó Lonnie.
También descubrió que él habíaestado en su casa aquella misma tarde, cuando ella se encontraba en el Milk,utilizando como pretexto que necesitaba unos libros que le había prestado. Perolo que buscaba realmente era información, que su madre le brindó al decirle queMaddie, su mejor amiga, había vuelto a Blackwood y pensaba darle una sorpresaaquella misma noche. Lo sabían porque aquel había sido parte del testimonio deAbbie.
-Dicen que él estaba obsesionadocontigo... -señaló Ava sentándose en una de las dos únicas sillas-. Encontrarontodo tipo de dibujos tuyos en su habitación.
Rachel parecía perdida en suspensamientos.
-Daniel tenía razón...
Ava echó una rápida mirada a Lonniey luego comenzó a morderse las uñas.
-¿Qué? -preguntó dándose cuenta deque algo sucedía.
-¿Te refieres a Daniel Davis?-preguntó Vynx con el ceño fruncido.
Asintió con la cabeza.
-Tu madre nos advirtió que no te lodijéramos...
-¡Vynx! -la regañó Ava.
-¿Decirme qué?
Los tres pares de ojos se posaron en ella.
-Él ha desaparecido -reveló Lonnie-. Desde la noche de la fiesta.

El Lobo está viniendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora