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—¿Tu amiga se quedará a cenar? —preguntó Abbie mientras cortaba unas patatas en rodajas.
—Venía a preguntarte si podía quedarse a dormir —consultó Rachel mientras abría la heladera y se servía un vaso de agua.
—Mañana es día de escuela —indicó buscando algo sobre la mesa—. ¿Su madre estará de acuerdo?
—Ha dicho que no hay problema —mintió.
—Entonces está bien. ¿Dónde demonios he dejado el pelador?
La señora Anderson parecía estar algo distraída.
—¿En tu mano...? —señaló Rachel frunciendo el ceño.
La mujer suspiró y continuó hablando:
—Le he mostrado al doctor los papeles que me diste y dijo que era algo "bastante peculiar", según sus palabras exactas.
¡Finalmente! Ella había comenzado a darse cuenta por sí misma.
—No quiero asustarte —continuó Abbie, luego la miró con el rostro preocupado—. Solo quiero saber qué piensas al respecto.
Sujetaba el vaso vacío con fuerza.
—Creo que... es demasiada coincidencia —estableció finalmente Rachel tratando de no demostrar su creciente paranoia.
Ambas se miraron sin decir nada y por un segundo creyó ver miedo en los ojos de su madre.
—No deberías dejar a tu amiga esperando, hablaremos luego —se apresuró a decir volviendo a su actividad de pelar y cortar patatas.


...

Lonnie se encontraba en su habitación admirando el velador en forma de luna, mientras que Gemma dormía plácidamente sobre su lugar de lectura.
—Mi madre ha dicho que no hay problema.
—Genial —respondió Lonnie—. Gracias por dejarme dormir aquí.
—No seas tonta, no tienes que agradecerme.
La muchacha rubia dio unos pasos hacia ella.
—Bueno, no quiero mencionar lo obvio, pero... —intentaba esbozar—. Pero... ¿de verdad? ¿La Luna?
Señaló el mural en la pared y luego la lámpara.
—Lo sé —estuvo de acuerdo—. Parece una gran ironía.
—Aunque... definitivamente usaría esto para espiar a los vecinos —añadió Lonnie acercándose al telescopio que estaba cerca de la ventana.
—Ellos son bastante aburridos, a decir verdad.
La muchacha alta sonrió levantando una ceja.
—Parece que hay un aspecto algo perturbado de ti que todavía no conozco... ¡Genial! —indicó complacida y acercando su ojo al visor preguntó—. ¿Se pueden ver eclipses y esa clase de cosas?
—Sí, me encantan. Maddie y yo tenemos nuestro propio mirador en el bosque —informó Rachel acercándose a ella.
—Tal vez podría verlo algún día —añadió Lonnie moviéndose un poco, quizá demasiado cerca.
Parecía estar de mejor humor. Habían pasado varias horas desde que salieron de aquella casa infernal y tuvo la impresión de que la oscuridad de ese lugar parecía impregnarse en las personas que la habitaban, pero una vez lejos, menguaba. Recordó un programa en donde los protagonistas "cazaban" fantasmas y siempre solían hablar de las energías negativas que permanecían dentro de las construcciones.
—Cuando Alex y yo éramos pequeños nos gustaba usar un telescopio roto que teníamos y fingir que veíamos extraterrestres —relataba Lonnie. Luego frunció el ceño—. Creo que tu móvil está sonando.
Era Daniel.
—¿Hola?
—Soy yo —anunció él con un tono cansado—. Vi tus mensajes. ¿Ha pasado algo?
La muchacha se alejó un poco para tener algo de privacidad.
—Te vi ayer —dijo en tono bajo—. Estaba en el autobús y vi que alguien había escrito la entrada de tu casa, quería saber si...
—No es nada —se apresuró a decir él—. Probablemente sean solo niños.
—¿Niños? —preguntó ella sin creerlo—. ¿Por qué escribirían "monstruo" en tu entrada?
Lonnie levantó la mirada, interesada.
—Escucha..., últimamente están pasando algunas cosas extrañas.
—¿Extrañas? ¿A qué te refieres? —preguntó Rachel—. ¿Qué clase de cosas?
—Bueno... Mimi ha desaparecido.
—¡¿Tu perra?! ¿Cuándo?
—Ayer.
—Oh, no... —murmuró Rachel, apenada—. Puedo ayudarte a buscarla si quieres.
—No creo que aparezca —suspiró, sombrío. Hizo una pausa y añadió—: Creo que alguien está jugando conmigo.
—¿Por qué dices eso?
—Olvídalo —dijo con rapidez—. Lo lamento, tengo que irme.
—¡Daniel, espera!
—¿Qué?
—Creo que necesitamos hablar.
—¿Por qué? —preguntó el joven.
—Porque creo que alguien también está jugando conmigo.

El Lobo está viniendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora