Nadie es algo al cien por cien. Nadie es malo al cien por cien, ni mucho menos bueno. Kayla Anderson parece poner en duda esa afirmación. Es sociable, inteligente, optimista, enérgica, lanzada... Siempre sonriente, siempre dispuesta a ayudar, siempre sacando las mejores notas. Un completo ejemplo a seguir, tanto en casa como en clase. Sin embargo, en el instituto todos saben quién es Kayla, y no solamente por sus matrículas de honor, su pelo lila y sus looks monocromáticos. Entre exámenes, tareas, chicos y muchos más chicos, debe sacar tiempo además para su negocio. Como cualquier adolescente que se encuentra a las puertas de la universidad y, por tanto, a un paso de la vida adulta, ha buscado la forma de ganar dinero de manera fácil, rápida y clandestina. El instituto es su empresa, los estudiantes sus principales clientes. [TERMINADA]