La pregunta del ayuno

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"Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo, porque tal remiendo tira del vestido y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, el vino se derrama y los odres se pierden; pero echa el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente."

Mateo 9.16-17. RVR,1995.

Existió un momento en el que fuiste conocido por tus actos, como también existirá otro en el que serás distinguido por tus hechos. La manera en la que te percibirán dependerá del tiempo en el que coincidan contigo. No obstante, aquella persona que condena a otros únicamente por los errores y pasado, en realidad está manifestando su propio estancamiento, pues, al no existir superación personal, se dificulta la idea de proyección de progreso y mejora sobre otros. Es decir, como la persona no avanza, concibe que otros tampoco lo han hecho. El hombre fue diseñado con la capacidad de rectificarse, a esto dice el rey Salomón: "Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora". Eclesiastés 3.1. "Hay tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado" Eclesiastés 3.2. En otros términos, podemos volver a comenzar. No obstante, cuando no se posee certeza de lo que alguien puede llegar a convertirse, siempre se sentenciara por el momento que vive. Es por eso que en ocasiones para crecer es preciso romper con los lazos que nos atan a la mediocridad, tanto en términos materiales como espirituales. Si nos sujetamos a estos lazos, siempre nos subestiman o condicionarán a lo que creen saber sobre uno. Enroscándonos en su percepción, tal como se dice: "Ningún profeta es aceptado en su propia tierra." Y como el Señor dijo: "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo". Mateo 9.16. RVR,1995 En otros términos: Si uno se aferra al pasado, no podrá aprobar el presente. Esto lo aprendemos cuando los discípulos de Juan el Bautista se acercan a Jesús y le preguntan: "¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?" Pero, el libro de Marcos 2.18 agrega que no solo se le acercaron los discípulos de Juan, sino también los de los fariseos, porque ambos grupos se encontraban ayunando. Es más, el libro de Lucas 5:33 revela que la pregunta es más específica y directa, expresando una especie de molestia o crítica frente al comportamiento de los discípulos de Jesús: "¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?" Esto suena más a un reclamo que una pregunta, sin embargo, Jesús les respondió: "¿Acaso pueden los que están de boda tener luto, entre tanto que el esposo está con ellos?" Mateo 9:15. RVR,1960.

Estar "de bodas" es la metáfora que representa el grado más elevado de espiritualidad. Se trata de una relación mucho más cercana e íntima. Un estado en donde se puede llegar a estar frente a la presencia divina y disfrutar plenamente de su esplendor. Y de esto disfrutaban los discípulos de Jesús, un nivel de cercanía y relación exclusiva con él, tal como dice en Mateo 13.10-11, RVR,1995. "Entonces, acercándose los discípulos, le preguntaron: ¿Por qué les hablas por parábolas? Él, respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no les es dado". En otros términos, el Señor Jesús les está respondiendo a los discípulos de Juan y de los fariseos, que mientras él esté, sus discípulos, no tienen la necesidad de ayunar porque están de bodas. Porque Jesús es el esposo de nuestra alma y los discípulos simbolizan a la esposa, la cual es protegida, atendida e instruida por su marido. Por lo tanto, no tienen necesidad de nada. Como dice en Lucas 22.35, RVR, 1995. "Les dijo: Cuando os envié sin bolsa, alforja ni calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada". No obstante, también les afirma (acá anuncia por primera vez su muerte) que llegarán días en los que el esposo les será quitado y ellos deberán ayunar, ya que ayunar significa abstenerse completa o parcialmente de alimentos para dedicarse enteramente hacia un objetivo espiritual. Es decir, que, dado el momento, ellos, tendrán que hacerse responsables de su crecimiento espiritual. Como hace referencia Lucas 22. 36. RVR, 1995. "Y les dijo: Pues ahora el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una".

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