Un asesino en el mundo, siempre será un asesino.
Un perseguidor eternamente un malvado.
Pero la tristeza que proviene de Dios, invita a la redención, al abandono de los impulsos,
las ilusiones y amenazas.
Su bondad y misericordia nos conduce a casa.
Para Dios, un asesino, podría convertirse en trovador.
Un pecador, en un gran apóstol.
Para Dios, un perseguidor también puede convertirse en mensajero.
Porque Él no rememora, sino que borra los crímenes y hace nuevas todas las cosas.
Gloria a Jesús.
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Un café con Dios 2
SpiritualUn café con Dios 2. Relatos cortos para esos días frios...