Amor auténtico: un viaje más allá del enamoramiento

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"El amor nunca deja de ser"

1 de Corintios 13.8 RVR (1995).

La Real Academia Española define el amor como "un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser". Esta definición parece sugerir que el amor no es más que un acto egoísta, centrado en el "Yo". Según el filósofo judío-austriaco Martin Buber, en su libro Yo y Tú, esta perspectiva nos lleva a tratar a las personas como si fueran meros objetos. Buber menciona que una relación en modo "Yo-Él/Ella" se rige por impulsos biológicos e instintivos, donde ambas partes persiguen objetivos comunes, pero no existen realmente juntas. Actúan colectivamente, pero solo cuando la relación beneficia sus propios intereses.

Bajo esta luz, la definición actual del amor parecería describir el estado emocional opuesto, es decir, el enamoramiento. Este último corresponde al conjunto de sensaciones espontáneas e involuntarias que comúnmente se experimentan al encontrar al "hombre perfecto" o la "mujer perfecta". Sin embargo, este tipo de amor puede deteriorarse con la misma facilidad con la que comienza. Cuando la "magia" se desvanece, también lo hace el amor, y así como alguien se enamora fácilmente, puede desenamorarse con la misma rapidez.

Por lo tanto, el amor que se fundamenta o depende de factores externos, como el dinero, la belleza, o la posición social, está destinado a desaparecer cuando esos elementos se desvanecen. Ese amor no es real, sino una simple atracción que no perdurará más allá del encanto fugaz.

Cuando una persona dice que está enamorada, en realidad no está amando a la otra persona, sino la idea que tiene sobre ella. El amor auténtico aspira a la permanencia y, para lograrlo, exige una evaluación cuidadosa de los valores, ideas, objetivos y estilo de vida del otro, para determinar si son compatibles con los propios. Por eso, la elección de una pareja es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo y un análisis sincero; no ocurre a primera vista. Lo que verdaderamente sucede instantáneamente es la atracción física y carismática, que provoca el enamoramiento, un proceso que en realidad está más relacionado con el egoísmo, ya que consiste en amar nuestras propias expectativas, utilizando al otro como un medio para alcanzarlas.

Lo que el enamorado a menudo ignora es que la otra parte también está enamorada de sus propias expectativas, porque el otro también tiene una lista de deseos personales que busca cumplir. De esta manera, la relación funciona en modo "Yo-Él/Ella": dos seres singulares que se utilizan mutuamente para lograr sus propios fines. Colaboran, pero solo para enriquecer sus propios intereses, donde todo gira en torno a sí mismos, y el otro se convierte en un medio para amarse más.

Este concepto se ilustra en el relato del joven y el pescado: un sabio le preguntó a un joven: "¿Amas el pescado?" El joven respondió: "sí, lo amo". Entonces el sabio le dijo: "si amaras el pescado, deberías haberlo alimentado e intentado que estuviera en paz. Pero, en cambio, te lo estás comiendo". Mientras el joven buscaba una respuesta, el sabio exclamó: "¡Joven, no amas el pescado, te amas a ti mismo!"

Por consiguiente, no debemos confundir el amor con el deseo. Mientras que el amor anhela dar y se enfoca en lo positivo del otro, el deseo solo busca tomar para sí mismo. Como menciona Warren (2012), "la esencia del amor no es lo que pensamos o hacemos, o lo que aportamos a los demás; más bien, es cuánto entregamos de nosotros mismos (...) es posible dar sin amar, pero no se puede amar sin dar". Claramente, cuando el enamoramiento es la base de una relación, lo más probable es que esta termine, ya que con el tiempo la emoción se desvanecerá y la atracción disminuirá; por lo tanto, también lo hará el compromiso. El enamoramiento es una forma errónea de amor porque es pasajero; en cambio, el amor verdadero jamás deja de ser, y por ello, la relación perdura. Tal como dijo el Señor: "Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre". Mateo 19:6 RVR (1995).

El hecho de ser no se agota en sí mismo, ya sea en el sufrimiento o en la disminución del deleite sensorial. Como la Biblia lo define: "el amor no deja de ser", pues el amor verdadero es eterno, ya que proviene de lo más profundo de nuestro ser. Y el ser es una experiencia insoldable y única, no relacionada con ninguna función o acto específico.

A menudo, se confunde el amor con la búsqueda de alguien que solo incrementa el egoísmo, pero es importante entender que cada triunfo del ego es, en realidad, una derrota. En este sentido, la Real Academia Española no se equivoca al definir lo que el mundo entiende actualmente por amor, es decir, el enamoramiento. Sin embargo, esta definición dista del concepto bíblico de amor, que es mucho más profundo y duradero. "Amar es entregarse: dejar a un lado mis preferencias, comodidad, objetivos personales, seguridad, dinero, energía y tiempo en beneficio de otra persona". Warren (2012).

Gloria a Jesús

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