Sof

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¿Qué palabras podría decirte que te ayudasen? Por más que las busco, no logro hallarlas. La vanidad de los dichos se desvanece en un instante, pero la palabra del Señor permanece para siempre. ¿Qué enseñanza podría darte que realmente te sea útil? Aun cuando intento imaginarlo, no encuentro nada más fructífero que esto: solo Dios es perfecto, y lo mejor que puedo hacer por ti es guiarte hacia él.

Conozco el otro lado, la otra ribera del río: las sombras, la esclavitud, el tormento. Estuve perdido, pero fui hallado; muerto estaba, y el Señor me ha dado vida. Tal vez hoy pienses en abandonar la fe. Antes de hacerlo, déjame decirte que afuera no hay nada más que deseos efímeros, trampas y desilusiones. El corazón es engañoso más que cualquier cosa.

No esperes perderlo todo para darte cuenta de que ya lo tenías. Los errores dejan cicatrices, marcas imborrables, heridas que el tiempo no borra. Mientras estemos en este mundo, la batalla es constante.

Al llegar al final de este libro, me pregunto qué más podría decirte, y solo puedo añadir:

"Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación". (Romanos 10:9-10. Reina-Valera, 1995).

En estos escritos no busco tener razón, sino comprender y transmitir lo que he aprendido, para rescatar un alma de las garras del infierno, para trasladar de las sombras a la vida, para entregar la gracia inmerecida que he recibido: la salvación en Cristo. Si mis palabras logran salvar o ayudar a una sola vida, habré servido con valentía.

Debo admitir que también he sentido la tentación de rendirme. La derrota ha intentado seducirme con susurros, pero en Cristo hallo fortaleza, y comprendo que todo sacrificio tiene una recompensa eterna. El Señor nos rescata de cada aflicción, y nuestras derrotas jamás serán mayores que su poder, pues "mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Corintios 12:9). En Jesús encontramos la fuerza para seguir adelante y la esperanza de un nuevo comienzo, como dice el profeta Isaías: 

"Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas". (Isaías 40:29).

Cuando nuestras fuerzas se agotan, su gracia nos renueva.

¡Gloria a Jesús!

Un café con Dios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora