Cada persona tiene virtudes y defectos. Sin embargo, resulta más fácil identificar los defectos ajenos que admitir los propios. Como escribió el rey Salomón: "Todo camino del hombre es recto en su propia opinión". Proverbios 21:2, RVR (1995). En psicología, esto se conoce como "racionalización", un mecanismo de defensa inconsciente mediante el cual una persona intenta justificar, de manera lógica, una acción o emoción que podría causarle conflicto, como culpa o incertidumbre. Pues, admitir un error puede ser percibido como una catástrofe personal para esa persona. No obstante, el reconocimiento de los errores es fundamental para el arrepentimiento y la mejora personal. Tal como dijo David: "Confesaré mi maldad y me entristeceré por mi pecado". Salmos 38:18, RVR (1995).
Aunque, en ocasiones, resulte muy desagradable admitir los errores, no puede haber corrección sin antes reconocer los fallos. Si una persona niega e intenta justificar sus equivocaciones, se enreda en racionalizaciones cada vez más complejas, cayendo así en otras transgresiones. Cuanto más se racionaliza una conducta, más inclinada está la persona a creer que está haciendo lo correcto, y más difíciles se vuelven sus racionalizaciones de erradicar.
Usualmente, las personas que se sienten desvalorizadas usan las racionalizaciones como medidas para proteger su frágil ego. Para ellas, aceptar o ser conscientes de que han cometido un error puede ser muy amenazador. Por lo tanto, refuerzan su autoestima negando sus actos y racionalizando su conducta, pero como menciona el rey Salomón: "El que encubre sus pecados no prosperará" Proverbios 28:13, (NBLA). Es decir, a largo plazo, no triunfará. Sin embargo, para una persona con una autoestima positiva y una buena opinión de sí misma, no le es difícil admitir un error. Puede sentirse decepcionada consigo misma, pero el conocimiento de su propia identidad le permite reconocer lo incorrecto y tomar precauciones para no repetir sus errores, sin sentirse desolada por ello. En palabras de Salomón: "La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto". Proverbios 4:18, RVR (1995). En otros términos, la mejora que surge del reconocimiento del error es gradual y constante, llevándonos finalmente a la excelencia.
Un hombre justo no es aquel que nunca se equivoca, sino quien no defiende sus errores. En contraste, una persona con una autoimagen desvalorizada y una autoestima tan baja que cualquier fracaso o error le resulta devastador siente que debe evitarlos o negarlos a toda costa, lo que le impide mejorar. A estas personas advierte el rey Salomón: "Pero el camino de los malvados es como la oscuridad, y no saben en qué tropiezan" Proverbios 4:19, RVR (1995). En otras palabras, sus racionalizaciones les impiden darse cuenta de cuán equivocados están en su vida, por lo tanto, no podrán llegar al arrepentimiento de sus pecados.
Gloria a Jesús.
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Un café con Dios 2
SpiritualUn Café con Dios 2 - Relatos cortos para esos días fríos... En los momentos de incertidumbre, en esos días donde el frío no solo se siente en la piel, sino también en el alma, Un café con Dios 2 llega como un refugio de fe y esperanza. Este devocio...
