La oración de Cornelio

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La oración de Cornelio

Hechos 10. 1-48, RVR,1995.

Cornelio fue un centurión de la compañía llamada la italiana, instalado en Cesaría, capital de la provincia romana de Judea. El cual destaca por su piedad, temor de Dios y dadivosidad, pues entregaba muchas limosnas al pueblo de Israel y llevaba una vida de oración (Hch. 10:2, RVR,1995)

Cuando se dice que alguien es "piadoso", hace referencia aquella persona que es rigurosa consigo mismo, puesto que se aparta un poco del camino intermedio (equilibrio) hacia uno u otro extremo, transformándose en una persona extremadamente humilde. En otros términos, la piedad es un nivel de la devoción.

Los antiguos piadosos solían inclinar sus cualidades desde el punto intermedio (sabiduría) hacia uno de los extremos, es decir, actuaban más allá de lo que la ley exigía. Este nivel está por encima de la sabiduría porque conduce a la persona hacia el grado superior que es la profecía. Una persona piadosa aumenta en buenos actos y su lema principal sería: "Lo mío es tuyo y lo tuyo es tuyo". Piadoso, por lo tanto, tiene relación con las cualidades morales, hace referencia a alguien muy misericordioso y que no le basta solo con ser caritativo, sino que logra que también otros se apiaden de los necesitados. Es por lo que en el versículo número dos dice: "piadoso y temeroso de Dios con toda su casa".

Cuando dice "temeroso de Dios", se trata de una característica de las personas no judías, ya que no se menciona el nombre propio de Dios. Temor a Dios tiene relación a la fuerza que impide a una persona realizar una transgresión, y esta va en contra o es mayor al temor hacia el ser humano. Por ejemplo, las parteras: "Sifra y fúa". Ellas desobedecieron una orden directa del hombre más poderoso de Egipto, el gobernante mundial más importante de ese entonces, el faraón. En otros términos, estas parteras, prefirieron ser acusadas de desobediencia civil, asumiendo los riesgos de la desobediencia, antes de hacer lo incorrecto antes los ojos de Dios. Por lo tanto, tener temor a Dios, consiste en tener presente en nuestros pensamientos a Dios, de los cuales se dividen dos tipos de temor, el primero: es evitar transgredir porque consideras que el rey del universo nos está observando y deseamos evitar las consecuencias de nuestras malas acciones, por lo cual nos rehusamos de hacer el mal. El otro nivel es que no queremos fallarle a alguien que nos ama, es decir, no deseamos corresponder con mal el amor que Dios siempre nos brinda, este un nivel más elevado. Pues, en el primero, no quieres fallarle al rey por miedo a que nos castigue, en el otro, no queremos fallarle a nuestro padre porque eso significa distanciarte de su amor. Tal como dice proverbios 1.7, NBLA. "El temor del Señor es el principio de la sabiduría." Esto nos enseña que el temor a Dios es la base de la sabiduría. Sin embargo, es posible que no siempre conozcamos los propósitos de Dios, pero si podemos obedecer lo que él nos ordena, un acto que muestra nuestra fe porque confiamos en lo que Dios nos dice más que en lo que no conocemos, conduciéndonos hacia la sabiduría, es decir, la revelación de la razón de la ordenanza.

Por otra parte, ser dadivoso no es el hecho de realizar una gran acción, más bien, hace alusión a que en la persona están consolidados las buenas cualidades. Pues, una persona generosa es aquella que multiplica sus buenos actos y no los deja de realizar. No se trata de dar una gran suma para ayudar a una sola persona, sino que divide las porciones de esta suma para ayudar a muchos más.

La persona Dadivosa es aquella que constantemente se mantiene favoreciendo a otros y al actuar así adquiere la cualidad de generosidad a través de la multiplicación de sus acciones. No es lo mismo dar ciento ochenta dólares a una persona, que repartir esa cantidad entre diez personas a las cuales se puede beneficiar con menos, es decir, multiplicar la acción por diez. Basándose en esto, los sabios de Israel dicen: la dadivosidad es acorde a la mayoría de sus actos y no acorde a la grandeza de su acto.

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