La muerte de Judas Iscariote

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La muerte de Judas Iscariote

En la biblia se pueden encontrar los detalles de la muerte de Judas Iscariote. Al leer, sin embargo, se descubren dos perspectivas diferentes sobre este acontecimiento que, en una lectura superficial, revelan contradicciones. Pero, de hecho, la desigualdad de las perspectivas trae una lección importante a nuestras vidas.

El libro de Mateo 27.3-10 relata que Judas escogió quitarse la vida (se ahorcó) debido al enorme peso del remordimiento por haber traicionado a Jesús. Empero, el libro de los Hechos 16-20, Lucas, nos relata que Judas murió producto de una caída. En el libro de Mateo, Judas, quedo colgado y en el libro de los Hechos, Judas queda reventado. Esto enseña que una perspectiva habla de la muerte espiritual, y la otra se enfoca en la muerte física.

¿Pero por qué los autores presentan estos dos tipos de muertes?

El libro de Mateo relata que Judas se cuelga, en otras palabras, es la propia maldad del hombre la que lo condena, es decir, nuestras elecciones son las que hacen crecer o menguar el potencial de nuestra alma, como dice el libro de proverbios 11.3: "La integridad guía a los rectos, pero a los pecadores los destruye su propia perversidad". Ahora, existe una similitud entre la muerte de Judas y la muerte Absalón, ambos mueren colgados, ambos por el pecado de la ambición.

El rey David fue un hombre que tuvo experiencias muy dolorosas, muchas de ellas producidas por sus más cercanos. Él, es regularmente traicionado por los que más aprecia, así lo podemos notar en Salmos 55.12-14, pero el más significativo es Salmos 41.9, RVR,1995: "Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó el pie contra mí". Este contexto es similar a lo que el Señor Jesús experimenta, ya que en el libro de Mateo 26.23 dice: "el que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar". Ambos, sufren la traición de uno cercano, Absalón falla como hijo y Judas como amigo y discípulo. Por lo tanto, el autor nos presenta a Judas como a Absalón y la muerte que produce la traición a nivel espiritual, lo que ocurre cuando se falla o traicionar a ese círculo de amor y de protección, el cual se abandona por la ambición del corazón. Judas es como Absalón porque ambos terminan conspirando contra quien los ama. Como dice proverbios 17.13, RVR,1995 "al que da mal por bien, el mal no se apartará de su casa". La traición según la biblia es un acto condenable porque para traicionar a alguien primero hay que conquistar la confianza y el afecto de la víctima, es decir, la traición es un pecado completo ya que corrompe nuestra alma y daña el corazón de aquellos a quienes le fallamos. Por lo tanto, si el libro de Samuel dice que Absalón quedó suspendido entre el cielo y la tierra, solitario, colgando debido a su propia ambición, entonces, el Libro de Mateo relata que Judas Iscariote también muere en soledad, colgándose a sí mismo por el peso de su enorme codicia. En ambos casos, mueren desamparados; enseñándonos que la tracción eventualmente nos mata porque nos priva del amor desinteresado de aquellos que nos han apreciado y que decidimos abandonar. Ya que no solo le fallamos a la persona, sino también al sentimiento de bien autentico que deseaba para nosotros.

Por otro lado, en Hechos, Lucas, se enfoca más en el aspecto físico y presta más atención a los aspectos corporales. Aunque el Evangelio de Mateo describe el daño espiritual que provoca traicionar a alguien. Lucas tiene una visión un poco más terrenal, lo que significa se enfoca en el daño causado por el amor por los objetos o adquisiciones que se elige para traicionar a alguien. En este caso Lucas presenta a Judas como a el Rey Acab.

El libro de 1 de Reyes relata que Acab fue el peor rey sobre Israel donde en el Capítulo 21.1-16, dice que Acab estaba dispuesto a derramar sangre inocente con el fin de adquirir la viña que pertenecía a un hombre llamado Nabot. El rey Acab usó su influencia y posición, como Judas que estuvo dispuesto a derramar sangre inocente por amor a las ganancias materiales. En cambio, el Señor Jesús y Nabot son testigos fieles de la verdad, que con integridad la defienden sin caer en las mentiras de sus opresores. Ambos son calumniados por falsos testigos y acusados de blasfemar, y finalmente mueren a manos de sus acusadores. Como dice Proverbios 22. 23, NBLA: "Porque el Señor defenderá su causa y quitará la vida de los que los despojan.No obstante, Acab y Judas encontraron la retribución por sus acciones, la diferencia es que Acab se humilla ante Dios, impidiendo que todo el mal recaiga mientras él viva. Mas, su lugar lo ocupa Jezabel, autora intelectual del asesinato de Nabot, quien muere de una manera muy grotesca, similar a la muerte de Judas, descrita en el libro de los Hechos.

Mateo y Lucas nos hablan de la muerte de Judas Iscariote de formas muy distintas, pero lo hacen por una razón. El Evangelio de Mateo dice que lo que termina matando a Judas es el remordimiento, la culpa y el miedo que provoca vivir distanciado de Dios, tal como está escrito en Salmos 28.1 "no te desentiendas de mí, no sea que, dejándome tú, llegue a ser semejantes a los que desciende al sepulcro" Judas no pudo vivir sabiendo que tuvo y perdió lo más importante en la vida: la Compañía de Jesús. En cambio, Lucas nos dice que lo que mató a Judas fue el amor hacia lo material y retención de las posiciones injustas. En el evangelio de Mateo se nos cuenta que Judas se desprendió de las monedas, en cambio en Hechos, se nos relata que con ellas adquirió un campo. Es decir, lo que Judas retuvo finamente lo mató. Esto nos enseña que cuando conseguimos cosas materiales traicionando o perjudicando a alguien, lo que ganamos, nuestro mismo deseo, eventualmente nos enterrará. El libro de Mateo nos dice que la ausencia de lo importante nos mata, y el libro de los Hechos dice que lo que finalmente nos mata es la presencia de lo que pensamos que es "importante", ya que su persecución o mantenimiento nos terminará alejando de Dios.

La felicidad no se encuentra en lo que una persona desea tener, sino en los momentos que disfruta, es el ambiente con los que comparte. Y cuando perdemos esa compañía, nos damos cuenta de que la riqueza que hemos adquirido no puede brindarnos las recompensas emocionales que nos otorgan nuestros seres amados. Entonces la soledad es inevitable cuando pensamos que el placer físico y material es lo único que importa. La búsqueda de placeres físicos puede conducirnos a un camino decadente si los experimentamos en exceso. Tenemos que disfrutarlos con conciencia y ejecutarlos de manera correcta. Por esta razón es sumamente importante distinguir los placeres falsos de los reales, por ejemplo, creer que sin esfuerzo una persona obtendrá placer es una manera equivocada de vivir, ya que la gratificación de nuestro esmero es lo que nos otorga la posibilidad de disfrutar. Muy a menudo este concepto se confunde, haciendo que la persona vaya tras placeres falsos que, en última instancia, traen a su vida experiencias menos valiosas o perjudiciales. No nos dejemos embaucar por la ilusión que regularmente se disfraza de placer. Personalmente, no creo que entregues a alguien que no conoces una pequeña parte de tu salario solo porque te dice que podría hacerte ganar millones de dólares. Considero que lo primero que harás es investigar de que se trata todo. Pues, ese el truco de los estafadores, juegan con las ilusiones de la gente, ofreciéndole un trato seductor en el cual no deben esforzarse y debido a la comodidad a la que ellos aspiran, terminan siendo embaucados. Así también son los placeres, si realmente queremos disfrutar de ellos debemos asegurarnos de que provengan de una fuente auténtica. En donde al invertir nuestros recursos más importantes, tiempo y energía seamos retribuidos con verdadera alegría. Debemos saber que el dolor y el placer van de la mano, el dolor o el esfuerzo es el precio que se debe pagar para obtener placer. Todos los placeres verdaderos se basan en este principio, todos los placeres auténticos son producto del esfuerzo y el sacrificio. Como dice Eclesiastés 5. 18, RVR1995 "He aquí, pues, el bien que he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar de los frutos de todo el trabajo con que uno se fatiga debajo del sol todos los días de la vida que Dios le ha dado, porque esa es su recompensa".

No creamos, pues, que las pertenencias son más valiosas que el amor. No hay mayor desgracia para el hombre que poseer todo lo que anhela y en su conquista extraviar el cariño desinteresado de aquellos que lo aprecian. Amar lo material es una gran tristeza, ya que las cosas no saben que uno existe. Como dice una frase: "Ni las mayores riquezas podrían compararse al amor que brinda una buena mujer, ni las más grandes conquistas podrán igualarse a las conversaciones de un fiel amigo. Ni tampoco, los más bellos palacios podrán compararse a habitar un momento en la presencia del Señor." Como dice el rey salomón en Cantares 8.7, RVR,1995. "Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos. Y si un hombre ofreciera todos los bienes de su casa a cambio del amor, de cierto sería despreciado".

Gloria a Jesús.

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