Conocer a Harry fue lo más sorprendente que me pasó en la vida. Todavía recuerdo aquella tarde de verano en que lo vi por primera vez. Me fue difícil no echarle el ojo cuando irradiaba tanto magnetismo e inteligencia, a diferencia de los demás hombres que se encontraban a mi alrededor y que solo prestaban atención cuando tenían frente a sus ojos un par de buenos pechos y un abundante trasero para apretar. (Totalmente desagradable.)
Por lo que, cuando él se acercó y me dirigió unas palabras, me sorprendió, ya que no esperaba que nuestro encuentro se diera tan rápidamente y que poco después, habláramos como si nos conociéramos de toda la vida.
Lo que más me intrigaba de la situación es que si bien en un primer momento captó mi atención rápidamente, ahora estaba gustándome a niveles que ni yo sabía que existían. (Sinceramente, no tenía altas expectativas en el amor.)
Tiempo después de esa fiesta, no hubo inconvenientes para volver a encontrarnos. Nos llevábamos bien y queríamos pasar más tiempo juntos. Y a medida que pasaban los encuentros, no fue fácil ocultar lo atraída que me sentía por él. Era el primer hombre que me despertaba ganas de tener sexo y una relación afectiva, luego de mi relación fallida con un antiguo exnovio, con el cual solo había perdido el tiempo, por lo que cuando tuvimos nuestro primer beso, algo explotó dentro de mi cuerpo sin experiencia.
Días después, decidí invitarlo a mi departamento y dejar que las cosas sucedieran, si así debían ser. Pero Harry no llegó y una profunda decepción se apoderó de mi corazón. Era evidente que no tenía el mismo interés y lo había dejado claro.
Al otro día de la cita fallida, fui a trabajar como siempre al colegio donde estaba dando clases y solo de esa forma, logré quitarme por un largo rato de mi cabeza a Harry y a la tristeza que sentía. Para cuando volví a casa, era tarde y no esperé encontrarme con él, esperándome en la entrada de mi edificio. Sin muchas ganas de alargar el momento, le dije que se fuera, que ya era demasiado tarde para intentar algo más y sin más preámbulos, entré. Podía parecer muy dura pero lo era aún más conmigo misma, que había confiado en él y me había casi entregado en cuerpo y en alma.
Desde ese momento tan triste, había pasado ya una semana y con unas compañeras del trabajo habíamos decidido salir a un bar, para festejar por el cumpleaños de una de ellas. Y lo hicimos, pero lo que más me sorprendió fue encontrar en ese mismo lugar un hombre interesante con el cual hablar, y todo marchaba relativamente bien hasta que su amigo arruinó la conexión que habíamos creado, mientras mis compañeras se divertían en la pista de baile.
- No esperaba encontrarte nuevamente-. Dijo, en tanto su amigo le dirigía una mirada llena de confusión.
-Yo, tampoco-. Agregué, en tanto pensaba qué hacer aunque era predecible mi decisión luego de pasar unos minutos en un silencio incómodo.- Es momento de irme. Fue un placer conocerte-. Tomando mi bolso de la mesada, bajé del taburete para alejarme, pero el agarre de alguien me hizo detenerme. Girando mi cabeza, me sorprendió que se tomara tal atrevimiento pero mucho más, lo que dijo.
- No hace falta que lo hagas. No quiero arruinar tu noche otra vez. Que lo pasen bien-. Agregó, dedicándole una mirada indescifrable a su compañero, que no tardó en pedirme un trago y en retomar la charla. Sin embargo, sabía que él seguía ahí, en alguna parte del bar, y que no quitaba la vista de cada de uno de mis movimientos. Y eso, antes de no gustarme, me encantaba. Todavía mi pobre corazón no lo olvidaba.
Tiempo después, si bien la compañía era agradable, la noche para mí fue llegando a su fin. Luego de unas copas de alcohol, solo quería llegar a mi cama, tumbarme en ella y dormir.
-¿Quieres que te acompañe por un taxi?-. Me dijo mi compañero de noche. Negando con la cabeza, sonreí y dándole un beso en la mejilla, me despedí. Quizás pensaba que iría a buscar a mis compañeras pero ellas ya tenían otro plan para esa noche con sus nuevos acompañantes. Sonriendo, caminé hasta la salida y sintiendo el impacto del aire fresco en mi cuerpo, me protegí todavía más con mi fina chaqueta. Pero, no pasó mucho tiempo para que alguien pasara un saco sobre mis hombros para darme más calor. Girando mi rostro, me encontré con Harry y no supe qué decir. De igual modo, ¿qué se suponía que iba a hacer frente a él en esa situación? Agradeciéndole, desvíe la mirada hacia la calle y dije que estaba esperando un taxi.
- Creo que nunca llegará uno, Ana. ¿No sería mejor que yo te llevara a casa? Traje mi auto-. Se ofreció y no supe nuevamente qué decir. Todavía seguíamos sin arreglar las cosas desde que me dejó plantada. Cerrando los ojos, pensé en que ya era demasiado tarde para estar discutiendo y más, cuando solo quería llegar a casa y dormir. Resignada, asentí con la cabeza y dejé que me guiara a su auto, donde el ambiente era más acogedor y propio para dormir.
Tratando de mantener los ojos abiertos, mi cerebro ganó la batalla y solo fui capaz de tener un momento de lucidez cuando Harry me llamó entre la nebulosa de mi pesado sueño. Diciendo algunas cosas incoherentes, me acurruqué en el asiento y seguí allí hasta que él me sacó hacia el exterior para llegarme hacia el edificio. Para ese momento, ya no tenía dignidad y muchos menos vergüenza.
Minutos después, finalmente, mi cabeza tocó algo suave y sintiéndome feliz por ello, me dediqué a dormir. Solo a las primeras horas del siguiente día, con un gran dolor de cabeza, capté lo que había pasado cuando Harry entró con un bandeja a mi habitación. Sintiéndome aterrada por mi aspecto, solo atiné a acomodarme el cabello y a sonreír tímidamente. Si bien seguía enojada con él, gestos como traer el desayuno a la cama me doblegaban el corazón.
- Aquí tienes un poco de café, tostadas y frutas. Y también te traje algo para la resaca-. Agradeciéndole, tomé bajo su atenta mirada la pastilla y una vez probé el café, este se levantó para ir nuevamente a la cocina. Quizás se había olvidado el suyo, pensé, pero para mi sorpresa, solo había buscado su chaqueta. Iba a irse y eso me generaba un nudo en el estómago.
-Tengo que irme, Ana. Quizás nos veamos en algún otro evento. Cuidate-. Regalándome una amplia sonrisa, se retiró y cuando la puerta de entrada se cerró supe que no tendría otra oportunidad como esa.
Unas semanas después, pese a que asistí a varios eventos, mis intentos fueron fallidos. Harry no estaba en ninguno de ellos. Pero, en el último de ellos, su compañero, el hombre del bar, me dijo que quizás era mejor buscarlo en el hospital. Sin entender sus palabras, él me contó que su madre estaba internada y que él había estado cuidando de ella luego del trabajo, ya que su hermana no podía ayudarlo al estar en sus últimos días de embarazo. Informándome sobre el nombre del lugar, decidí volver a mi departamento, el cual no quedaba lejos de ahí, y cambiarme de ropa, además de preparar algún sándwich y café para Harry. Cuando todo estuvo listo, tomé un taxi y con un poco ansiedad, fui pensando en la reacción de Harry. Había sido injusta con él y ahora lo lamentaba. Cuando llegué, fui a la recepción y pidiendo información sobre la madre, no tardé mucho en llegar hasta la habitación donde ella se encontraba. Quedándome quieta frente a la puerta, dudé en entrar, ¿qué pasaba si no le gustaba mi visita a Harry? Sin tener mucho tiempo a indagar en mis inseguridades, la puerta se abrió y frente a mis ojos, apareció Harry, con su rostro cansado y desganado, pero en cuando me vio, hubo rápidamente una genuina sonrisa colgando en sus labios que me hizo sonrojar.
- Pensé que podrías necesitar algo de comer y beber-. Ofreciéndole una bandeja que contenía el sándwich y el termo con café, este los tomó y antes de tomar asiento conmigo en el pasillo de hospital, revisó si su madre estaba dormida para luego dejar parte de la puerta abierta por si despertaba y necesitaba algo.
- Gracias por traerme algo de beber y comer, Ana. Agradezco tu gesto pero no hacía falta que gastaras tu tiempo en ello y más a esta hora-. Agregó, antes de probar un bocado del sandwich y murmurar lo delicioso que estaba.
- Es lo menos que podía hacer luego de lo que hiciste por mí. Además, tómalo como una ofrenda de paz por no haberte escuchado en su momento. No sabía que estabas pasando por esta situación-. Dije, siendo totalmente sincera. Solo quería estar nuevamente bien con él.
-También tuve la culpa de ello, Ana. Si te lo hubiera comentado desde uno principio, no hubiéramos llegado a esto-. Haciendo una mueca, tomó un poco de su café antes de terminar con el resto del café caliente.
-No podemos cambiar lo que pasó pero de ahora en adelante deberemos mejorar nuestra comunicación, ¿no te parece?-. Regalándole una sonrisa, me dio la razón y prendió un pequeño rayo de esperanza en mi interior.
Poco después, seguimos hablando sobre cosas triviales y riendo un poco de nuestras ocurrencias, hasta que llegó su primo y Harry cambió de humor al ver la atención que este me brindaba, cuando solo habíamos intercambiado el saludo. No entendía qué había hecho mal.
-Será mejor que me retire, ya es tarde-. Levantándome de mi asiento, junté todo rápidamente y dedicándole una mirada rápida a Harry, me despedí de él y en cuestión de segundos, huí de ese lugar. Quizás era infantil mi forma de actuar pero no podía evitar pensar en que el fracaso siempre iba a ser parte de mi vida amorosa.
Saliendo a la calle, no tardé en tomar otro taxi e irme. Para cuando llegué a casa, solo atiné a cambiarme mi ropa de abrigo por algo más liviano para dormir y cuando decidí finalmente ir a la cama, alguien golpeó a la puerta. Mirando por la mirilla, me sorprendí al verlo nuevamente. ¿Le habría ocurrido algo?
Abriéndole, no pude decir ni dos palabras cuando lo tenía encima de mi cuerpo, besándome y apretándome contra el suyo. Negar que eso no me calentaba la sangre sería una mentira, así que como pude, le dije que cerrara la puerta y una vez que estuvimos nuevamente absortos en las sensaciones que producían nuestros cuerpos juntos, disfruté de estar compartiendo ese momento de intimidad con él. Gimiendo ante las caricias de su cuerpo, lo guíe a ciegas hasta mi cama, donde seguimos por un rato así, restregando nuestros cuerpos y entregándonos al placer corporal. Para cuando logré salir de ese estado, Harry me dijo el verdadero motivo por el cual habíamos terminado así: los celos. Fue ahí que entendí su cambio de humor y el arrebato que ahora nos llevaba a estar próximos a tener sexo.
-Prometimos tener más comunicación, y esta fue una de las maneras que encontré en decirte lo mucho que me afectas, Ana. Quiero que todos sepan que tengo una relación seria contigo, especialmente mi primo, que no dejaba de mirarte. ¡Solo tenía ganas de golpearlo!-. Viendo cómo fruncía el ceño, lo besé, y así, poco a poco, se fue relajando. Yo también quería una relación exclusiva y este era un paso agigantado para ir rumbo a ello. Retomando la fiebre de antes, comenzamos a sacarnos la ropa y cuando solo quedamos en paños menores, este me preguntó:
-¿Qué quieres de mí está noche, Ana?-.
- Aceptaré todo lo que quieras darme, Harry-.
- Buena chica-. Susurró, en contestación, y esperando unos segundos, dijo lo siguiente: no pasará mucho para que supliques que te folle, cariño-. Sintiéndome húmeda por sus palabras, apreté mis piernas para no venirme en ese momento. Me gustaba mucho que me hablaran sucio, y él lo estaba haciendo.
Llevándome al centro de la cama, este se colocó por detrás, y sintiendo su polla presionarse sobre mi trasero, no reparé en qué momento él dejó al descubierto mis pechos y comenzó a estimularlos con sus dedos. Apoyando mi cabeza en su hombro, gemí al sentir sus caricias y luego, recibiendo sus besos, me sobresalté al sentir sus dedos adentrarse en mi ropa interior para comenzar a estimular mi clítoris. No pudiendo contener mis gemidos, este colocó una de sus manos sobre mi boca, en tanto me susurraba "lo preparada que estaba para recibir su polla, para que me llenara de su semen". Poco después, quedé desnuda y adentrando algunos de sus dedos en mi vagina, comenzó la verdadera carrera hacia mi primer orgasmo que no tardó mucho en llegar.
-Eso es, amor mío. Córrete para mí-. Haciéndole caso, convulsioné de placer y apreté sus largos dedos dentro de mi vagina hasta que el temblor pasó. Llevándolos luego hacia su boca, los chupó y una vez que estuvieron limpios, me besó duramente, hasta que llegó el momento de devolverle el favor.- Es momento de darle un poco de atención a mi polla, cariño-. Acostándose en la cama, me permitió que subiera sobre su pene y me frotara contra él un rato, mojando la tela de su bóxer. Me volvía loca sentir la punta de este tocando mi clítoris y delineando mi abertura. Y si eso era mucho, cuando la tuve entre mis manos, me maravillé al ver lo gruesa y grande que era. No lo iba a reconocer frente a él pero amaba las pollas grandes, tanto que me daba ganas de penetrarme en ese momento con ella misma y dejar que invadiera mi útero con su semen caliente y espeso, pero debía acatar la decisión de Harry: nada de penetración.
Besando la punta de su polla, abrí mi boca y comencé a tomar todo lo que pude en ella. Como era muy grande, me atraganté la primera vez pero luego, pude engullirla en su totalidad, hasta que mi nariz estaba tocando felizmente su camino feliz. Moviéndome lentamente de arriba a bajo, fui chupando y ensalivando cada parte, y luego, con mi otra mano, fue masajeando sus testículos, a lo que él gimió.
-Lo hacés muy bien, cariño. No sabes lo feliz que estás haciendo a papi ahora-. Sabiendo a qué tipo de relación se refería con "Papi", volví a sentirme preparada para que él me penetrara con sus dedos. Con una sola vez, ya me estaba volviendo insaciable. Me preguntaba qué iba a pasar cuando me penetrara.
Segundos después, con mi trabajo de mano y de boca, logré llevarlo al límite de su eyaculación, y cuando quise alejarme para tomar algo de aire, él me tomó del cabello, y me penetró con su polla, hasta que su semen comenzó a inundar mi boca. Intentando tragarlo todo, me sentí desfallecer en ese momento. Creo que más pronto de lo que esperaba iba a pedirle que me follara.
-Eso es, Ana-. Logró decir, en cuanto solo quedaban restos de su corrida y yo los limpiaba con mi lengua para no perderme nada.- Haz sido una buena chica-. Extendiendo su mano, este me acomodó encima de su polla que poco a poco se ponía dura nuevamente.- Creo que mereces una recompensa más-. Besándome, este se levantó y apoyándose sobre el borde de mi cama, me llamó a tomar asiento sobre él, con mis piernas a un costado de las suyas, y con mi vagina por encima de su polla que apuntaba firmemente hacia arriba y que en un solo movimiento podía entrar en mi interior. Intentando sacarme esa idea de la cabeza, me concentré en los movimientos de Harry, que nuevamente se dirigían hacia mis pechos y vagina. Gimiendo ante la invasión de sus dedos, me sobresalté al sentir el calor de su polla cerca de mis pliegues vaginales que no tardaron en darle un poco de brillo.- Así es, amor. Mira lo receptiva que estás para mí, lo necesitada que estás de una buena follada-. Tensionando mis piernas, supe que estaba cerca de otro orgasmo y cuando mis gritos fueron demasiado altos, Harry no tuvo otra idea más que poner en un bollo mi braga en mi boca para amortiguarlos, mientras él me follaba con sus dedos rápidamente, y se masturbaba sobre mi vagina, regalándome algo de calor y de sus fluidos.
-Vente conmigo, amor-. Suplicó, y cerrando momentáneamente los ojos, exploté. Y entre medio de esas convulsiones de placer, sentí cómo su semen iba a parar encima de mi coño que para ese momento se encontraba húmedo y ahora pegajoso. Dejando que él disfrutara de tal espectáculo, luego nos acomodamos en la cama, y con alguna caricia o toqueteo más, pasamos nuestra primera noche juntos. Faltaba mucho todavía que descubrir en lo sexual pero sabía que eso se veía potenciado cuando los celos estaban a la orden del día, y eso lo comprobé, cuando días después su primo apareció por mi departamento sorpresivamente.
Solo diré que nunca me sentí más húmeda que ese día.Hola. ¡Cuánto tiempoooooo! Espero que todos estén bien. Hoy les traigo nuevamente otro one shot. Me costó por toda la historia que debía desarrollar antes pero creo estar conforme con lo que logré. Espero saber qué les parece en los comentarios o qué más debería agregar según ustedes. Estoy abierta a cualquier sugerencia.
En fin, los estoy leyendo, y gracias por tanto apoyo. Sin ustedes no estaría cerca de las 100.000 leídas. 😨😱Les mando muchos besos.
Matt.
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One Shots H. S. (+18)
FanfictionHarry , Anna y Niall, una pareja nada convencional, una pareja de tres.