One Shots H. S. (+18)

53.

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- ¿En serio estás bien, cariño?-. Me preguntó Niall, con lágrimas a punto de rodar por sus mejillas, en tanto upaba a nuestro hijo Ed, que ya había dormido para esa hora de la noche luego de haber sido interrumpido por nuestro viaje repentino al hospital.

- Sí, mi amor. Solo fue un pequeño sangrado, algo bastante común para esta etapa del embarazo-. Estirando mi mano, pedí silenciosamente que tomara asiento a mi lado, mientras esperábamos que la doctora nos diera el reporte final. Escuchando que alguien abría la puerta, la vimos entrar junto a una enfermera que seguramente se encargaría de retirarme el suero que me habían puesto por estar un poco deshidratada.

- Señora Horan, todo está bien-. Anunció, con una leve sonrisa asomando por sus labios, antes de entregarme el alta.- Pero deberá cuidarse mucho más ahora que está esperando gemelas-.Quedándome estática frente a tal información, no reaccioné ni siquiera cuando Niall me abrazó y lloró de alegría por la llegada de dos bebés más a la familia.

- Felicidades a ambos-. Dijo la doctora, para luego darnos una receta con vitaminas y ácido fólico y la respectiva alta. Tomando el papel entre mis manos, le agradecí y ella se retiró para darnos privacidad.

- ¡¡¡Serán gemelas, amor!!! ¿Entiendes eso?-. Sintiendo que la emoción invadía finalmente mi cuerpo, lloré de emoción junto a él y a Ed que seguía durmiendo, sin enterarse que tendría prontamente dos hermanas.

- Sí, cariño. Tendremos dos hijas más-. Sonriendo a más poder, nos abrazamos por un rato hasta que decidimos salir de la clínica para ir directo al hotel. Una vez allí, pedí que Niall encargara algo dulce para comer. Debíamos festejar.

- Ahora me estoy dando cuenta que ser rico tiene sus ventajas-. Susurré, viendo cómo nos trían en una bandeja un par de bocadillos dulces y copas con helado de distintos sabores. Dándole las gracias al camarero, esperé que Niall le diera propina y una vez solos, me senté a degustar junto a él todas esas delicias. Riendo por lo bajo, le comenté que ahora había logrado entender de dónde venía tanto hambre. ¡Tenía dos bebés en mi vientre! Observando cómo Ed seguía durmiendo, me extrañó que en medio del silencio que reinaba en nuestra habitación alguien llamara a la puerta. Viendo que Niall se levantaba de su asiento y miraba por la mirilla de la puerta, me tensé cuando pronunció el nombre de Harry. ¿Qué hacía aquí después de todo? ¿Venía para seguir peleando? Levantándome, cerré la puerta que daba hacia la habitación y tomando un par de respiraciones largas, asentí. Estaba lista.

- Niall, vine lo más rápido posible. ¿Cómo está ella? ¿Cómo está el bebé?-. Preguntó, antes de abrazarlo y darle un beso. Viendo su semblante serio y surcado de cansancio, tuve un poco de misericordia cuando finalmente sus ojos se posaron en mí y sin pensarlo vino a abrazarme. Dejando que me mantuviera entre sus brazos por unos segundos, quedé en silencio, con mis manos, inertes, a un costado, esperando a que ese momento acabara.- Me preocupé mucho cuando vi el mensaje de Niall, pero ya estoy aquí, cariño. ¿Qué puedo hacer por vos? Dime-. Anticipándome a sus deseos de besarme, di un paso hacia atrás, tomando distancia y abrazando mi pequeño vientre.

- No puedes hacer nada, Harry. Nada-. Respondí, viendo cómo su ceño se fruncía.- ¿Qué esperabas? ¿Qué todo iba a solucionarse de la noche a la mañana con un simple abrazo? Estás muy equivocado. Sigo recordando muy bien las palabras que dijiste, Harry-. Tomando ahora asiento, busqué el apoyo de Niall, que no tardó en venir a mi lado y entrelazar mi mano con la suya.- Si no te molesta, queremos descansar. Ha sido un día muy largo-. Yendo hacia la puerta, la abrí y esperé a que saliera. Me dolía el corazón al tratarlo de esa manera pero no podía ni quería estar cerca de un hombre que en un arrebato de enojo podía cometer cualquier locura. Viendo que no se movía, me encogí de hombros y tomando una copa de helado de chocolate, fui hacia la habitación, dejando que Niall se encargara de la situación. Debía ahora estar bien para mí, mis hijos y el marido que todavía me quedaba disponible.