41.

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-Harry... ¿qué haces aquí?-. Fue lo primero que le pregunté, en tanto me acomodaba el cabello de la mejor manera posible.
-Solo viene a comprobar que te llegara mi presente y a felicitarte personalmente-. Regalándome una tímida sonrisa, lo dejé pasar, en tanto ponía en agua las flores y aprovechaba para arreglarme un poco el cabello. Ya en la cocina, preparé café y lo llevé a la sala de estar, donde él se encontraba mirando mis nuevas fotos en distintos lugares del mundo.
-¿Café?-. Le ofrecí, mientras trataba de pensar algún tema de conversación en torno a... ¿trabajo? ¿amor? ¿salud?
-¿Quieres salir a comer conmigo esta noche?-. Preguntó de repente, haciendo que mi cabeza parara de pensar.- Creo que sería bueno festejar tu nuevo trabajo. No cualquier persona da clases en Cambridge-. Viendo cierto vestigio de orgullo en su voz, me sonrojé. Era evidente que seguía teniendo poder sobre mí, aunque lleváramos más de un año sin vernos.
-Solo estoy como profesora interina, Harry. No tengo asegurado el puesto todavía-. Tomando un poco de mi café, humedecí un poco mis labios antes de seguir con la cruda realidad.- Además, ya lo festejé con mis nuevos colegas la semana pasada-. Viendo la tensión que emanaban los músculos de su rostro, intenté no sentirme culpable de que él no fuera parte de mis éxitos. Atrás habían quedado esos días en los cuales yo y él éramos pareja.
-Lo sé. Me lo dijiste en la última conversación que tuvimos hacemos unos días. Y siento no haber estado para festejarlo con vos y tus nuevos colegas-. Dejando su taza vacía sobre la mesa, se levantó y ofreciéndome una de sus manos, me levantó y cuando menos lo esperé, estaba entre sus brazos. Decir que su calor corporal y su olor a perfume caro no me afectaba en lo más mínimo era una sucia mentira.- Felicitaciones, amor mío. Estoy muy feliz por todos tus logros-. Sintiendo que mis ojos picaban de las lágrimas que querían salir, permanecí calmadamente hasta que di un respingo de sorpresa al sentir sus labios en mi cuello.- Por favor, di que sí. Prometo que la pasaremos muy bien esta noche, Anna-. Tratando de que mis pensamientos no profundizaran en la promesa latente que se ocultaba detrás de esas palabras, acepté tácitamente. Seguramente, mañana estaría de nuevo en un vuelo hacia Italia, mientras yo retomaría mi vida como lo había hecho hasta el momento.
- Está bien, acepto. ¿Qué ropa debería llevar?-. Separándome de Harry, miré con detenimiento su vestimenta. Y confirmé que ninguna de las mías encajaría con la suya.
- Bueno. Esa es parte de la otra sorpresa que tenía para vos. Ya vuelvo-. Dejándome con las palabras en la boca, él salió del lugar y cuando volvió, tenía entre sus manos una gran caja con el logotipo de "Gucci" en ella. Antes de que dijera algo en contra de su regalo, él la destapó y el vestido floral que allí había, me dejó sin palabras. Era exquisito.
- Ni bien lo vi pensé que te gustaría usarlo-. Recorriendo con mis dedos la tela, me di cuenta de lo suave y vaporosa que era. Pero cuando entré en razón, supe que no me correspondería usarlo. Ese solo vestido costaba todo un año de alquiler.
-Te agradezco que te hayas tomado tal molestia pero no puedo usarlo. Además, no corresponde que me estés regalando cosas tan caras-. Alejándome unos pasos de él, pensé en lo fácil que había sido para él convencerme de que hiciera todo lo que en su momento no hice. ¿De qué me serviría tener un vestido tan caro? Lo único que yo quería era amor, y eso no se compraba con dinero.- Será mejor que te vayas, Harry. Lamento decirlo pero declinaré ante el plan de esta noche-. Yendo hasta la puerta la abrí, esperando a que se saliera. Ya había sido suficientemente amable con él.
- Sé que el dinero que tengo no te interesa, Anna, pero daría cada maldito centavo pera verte feliz-. Suspirando lentamente al ver que no me afectaban sus palabras, sacó de su bolsillo una tarjeta de papel.- Esta noche es muy especial y quiero compartirla contigo. Espero que puedas asistir, pero si no lo haces, lo entenderé-. Entregándomela, se retiró sin decir nada más. Ahora, la decisión de ir o no estaba en mis manos y no sabía qué hacer.
Pasaron varias horas, en las cuales aproveché para terminar mi exposición sobre Alejandra Pizarnik y su influencia en la literatura del siglo XX, y para finalmente tomar una decisión. Cerrando mi laptop, fui hasta la caja que todavía permanecía en el mismo lugar y luego de tomar el vestido y medirlo sobre mi cuerpo, me dije que era hora de correr un pequeño riesgo. Lo peor que podía pasar era que terminara compartiendo un beso incómodo con mi exesposo y algunas copas de más esa noche.
Fue así que terminé alistándome para esa cena tan importante para Harry. Mi cabello quedó reluciente y bien liso luego de plancharlo, y el vestido, que me quedó como un guante, resaltó mi figura y mi tenue maquillaje, que dejaba entrever el brillo de emoción en mis ojos marrones.
Finalmente, cuando me coloqué mis zapatos de tacón, y me di cuenta que eran las siete, tomé mi bolso y mis llaves para salir rumbo al restaurante, que ni bien lo vi, supe que era muy exclusivo. ¿Cómo iba a encajar en su mundo cuando mi única salida afuera de casa cada fin de semana era a un Burger King? Suspirando, me recordé que solo era una noche. Entregando la llave de mi auto al chico de ballet, caminé hasta la recepción y dando la invitación, me dirigieron hacia la mesa donde el acontecimiento sucedería. A medida que me acercaba, los nervios aumentaban. Si bien Harry estaba de espaldas, tener los ojos de sus invitados sobre mi figura, ya era suficiente para que quisiera salir corriendo de allí.
-Señor Styles. Su última invitada llegó-. Regalándole a los demás una sonrisa cargada de nerviosismo, esperé que él se diera cuenta de mi presencia. Lo que no esperaba era sentirme tan atraída nuevamente por él ni bien lo vi con ese traje a medida.
-Ana... estás hermosa-. Me dijo, en cuanto sus ojos dejaron de recorrerme de pies a cabeza. Acercándose, me rodeó con sus brazos y en medio de su calor corporal, me sentí desfallecer cuando mi corazón me recordó las noches en que deseé tenerlo así, susurrando que todo estaría bien, mientras mi mundo caía a pedazos y solo podía suplicar por una ración menos de dolor.
- Gracias. Vos también te ves muy bien, Harry-. Contesté, rompiendo el abrazo. Viendo que él fruncía el ceño, no esperé y saludé a los demás antes de tomar asiento y empezar con las presentaciones. Tiempo después, comprendí que los que estaban allí eran los socios de la revista Vogue, y por deducción, supe por qué esa noche era especial para Harry. Él también sería uno de ellos. Qué ilusa había sido al pensar que podía estar interesado en volver conmigo.
- Propongo un brindis, señores y señoras. Por ser parte de esta gran revista y también, por mi exesposa, que comenzó a dar clases de Literatura Argentina en la universidad de Cambridge. ¡Salud!-. Sonrojándome por tener la atención de los demás ahora en mí, fui el centro de varias preguntas, que con tranquilidad y gusto, respondí. Para cuando la cena terminó, se había creado un ambiente tan agradable que cuando se despidieron, prometí mantener contacto especialmente con alguno de ellos.
- Les encantaste, cariño-. Dijo, con cierto deje de complacencia en su tono, en tanto terminaba su segunda taza de café.
- Es el encanto que genera Cambridge y un vestido de Gucci, Harry-. Encogiéndome de hombros, di los últimos bocados a mi rebanada de pastel de chocolate con frutos rojos, y siendo víctimas de un silencio sepulcral, decidí que era hora de irme. Ya era hora de volver a la realidad.- Te agradezco la cena, Harry. La pasé muy bien-. Levantándome de la silla, intenté apresurar la despedida pero él me ganó la partida.
-Vamos, te acompaño. Tomaré un taxi también-. Agregó, llamando al mesero para pagar la cuenta y darle una abundante propina. Sin intentar sacarlo de
su error, dejé que me acompañara hasta afuera. Una vez que estuvimos en la entrada, hice una seña al chico de ballet para que trajera mi coche. Si antes la situación era incómoda, ahora era peor. - Bueno, Harry. Es hora de volver a casa-. Un poco apenada, le di un beso rápido en la mejilla y caminé hasta el asiento del conductor. Pero mis ganas de dejarlo se esfumaron de repente, y aunque mi corazón se estrujaba de dolor, cerré mis ojos por un momento, antes de hacerle una señal para que entrara.- A esta hora, no vas a conseguir un taxi-. Le dije, viendo cómo abrochaba su cinturón y me regalaba una pequeña sonrisa a cambio. No podía dejar de preocuparme por su bienestar, aunque ya no fuera mi responsabilidad velar por él.
Arrancando el auto, me adentré rápidamente a la autopista, antes de preguntarle dónde se alojara. Para nada me sorprendió que dijera en un hotel cinco estrellas. Era lo menos que se merecía siendo ahora copropietario de una de las revistas más famosas de moda. ¿Quién se iba a imaginar que iba a terminar siéndolo?
- ¿Cuándo cambiaste tu auto?-. Descolocándome con la pregunta, lo miré por una fracción de segundos, antes de girar hacia la calle que nos llevaría directamente a su alojamiento. Ya no faltaba mucho para que nos volviéramos a decir adiós.
-Lo cambié luego del accidente-.
- ¿Qué accidente?-. Recordando aquel día tan oscuro en mi pasado, no pude evitar que ciertas heridas volvieran a doler nuevamente. Ese día había sido
clave en la decisión tan abrupta que había tomado para separarme legalmente de él.
- El día que fui a buscarte a tu trabajo y me enteré que estabas
"soltero" perdí el control del auto y choqué contra un árbol-. Encogiéndome de hombros, intenté restarle importancia, aunque en ese momento estaba más que aterrada sin la compañía de Harry.
- Por eso me habías llamado ese día y el siguiente-. Mirando de soslayo su rostro, supe que aquello lo había afectado.- Ahora entiendo todo-. Escuchando cierto remordimiento en su voz, tensioné mis dedos sobre el volante del auto. Ya nada se podía hacer, solo convivir con lo que había pasado y asumir las consecuencias de nuestros actos.- ¿Hay algo más que debería saber?-. Pensando en todo lo que tuve atravesar sola durante ese tiempo, supe que no serviría de nada remover los recuerdos de aquellos días en los cuales había sido tan infeliz.
- Creo que no sería conveniente hablar del pasado-. Estacionando el auto, pensé muy bien lo que le iba a decir a continuación.- Lo que importa ahora es que ambos somos exitosos y felices, aunque para ello tuvimos que sacrificar nuestra relación-.
- Nunca lo quise hacer, Anna. Pero esa noche en la cual me diste un ultimátum, entendí que había cometido un gravísimo error-. Dirigiéndome una mirada cargada de verdadero arrepentimiento, tomé su mano y la apreté entre las mías.- Perdóname por haber sido tan egoísta y por no haber admitido mi culpabilidad-. Viendo que sus ojos se empañaban, no tuve reparo alguno y desabrochando mi cinturón, lo abracé.
-Harry, cariño, en mi corazón solo hay lugar para todos aquellos recuerdos que tuve a tu lado-. Logré decir, con mi voz a punto de quebrarse. No sabía si me dolía más saber que jamás volvería a tener un amor así o si el amor que sentía por él jamás desaparecería.
- Entonces... ¿podemos intentar nuevamente...?-. Sintiendo que mi corazón dejaba de latir por una fracción de segundos, me separé y lo miré. Lo que menos quería era hacerme falsas esperanzas.- Ser amigos, claro-. Relajándome ante su aclaración, le regalé la mejor de mis sonrisas antes de decirle que sí.- Entonces, señorita Anna, la invito a tomar una taza de té y no acepto un "no" como respuesta-. Intentando contradecirlo, él salió del auto rápidamente para abrirme la mía. Sin escapatorias, acepté. Solo compartiríamos una taza de té y ya. No pasaría nada más al ser amigos, ¿no?- Aquí tienes. Al tuyo le agregué con chorrito de leche descremada. Recordé que así lo tomabas, cuando...-. Sin atreverse a terminar lo que estaba diciendo, entendí que se estaba esforzando por hacer las cosas.
- Gracias, Harry-. Le dije, en tanto en mi interior comenzaba a irradiar una sensación placentera y cálida, que no sentía desde que nos habíamos separado definitivamente.
- Escuché en la charla que vas a presentar próximamente un libro. ¿Lo harás en Cambridge?-. Sorprendiéndome que él quisiera saber más del tema, no reparé en contarme hasta el último detalle. Estaba tan ansiosa que no veía la hora de que terminara el proceso de edición para que pudiera finalmente ver mi libro en todas
las librerías del país.- Me alegra saber que te esté yendo tan bien. Eres una mujer tan inteligente y talentosa, que te mereces este éxito y muchos más-. Sonrojándome por sus halagos, solo me dediqué a tomar mi último sorbo de té antes de decirle que era hora de irme. El reloj ya daba las doce de la noche y faltaban menos de ocho horas para que diera clases en la universidad.
- Gracias por todo, Harry. La pasé muy bien-. Volví a repetir, en cuanto estuvimos frente a la puerta del ascensor, esperando que parara en el piso donde él se alojaba.
- Yo también la pasé muy bien. Tu compañía fue muy agradable-. Escuchando el ruido de las puertas al abrirse, me acerqué y besando una de sus mejillas, me adentré al cubo de metal. No perdiéndome de vista ninguno de sus gestos, le dije
"adiós" y rogué internamente verlo otra vez muy pronto. Ahora, mi exesposo era mi amigo y solo esperaba que nuestra relación de amistad resistiera a los embistes del tiempo, y a los obstáculos que nos podría la vida en esta nueva etapa de nuestra vida.


Holaaaaa. ¿Qué tal están? Espero que maravillosamente bien.
Como prometí a varios de los comentaron en el one shot anterior, he aquí la segunda parte de Magazine (alternative).
Espero que les guste. Déjenme saber si les gustaría una parte más y qué les pareció esta, obviamente. (Todavía tengo algunas ideas rondando en mente para esta historia. Por ejemplo: que haya mensajes calientes entre ellos por teléfono. Hay que crear tensión sexual, para que esto avance. )
Les mando muchos besos.

Matt.

One Shots H. S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora