- ¿Te gusta este color de esmalte, amor?-. Le dije a mi esposa, mientras ella temblaba de pies a cabeza, por su primer orgasmo.
- Harry... por favor-. Susurró, en tanto sentía que su cuerpo volvía a tensionarse. Mirando cómo el vibrador rosado se mantenía en su interior, pasé mis dedos por sus nalgas y luego, por las sogas que iban de sus pies a sus manos y la mantenían de espalda y con su vagina a mi merced, así como también sus uñas que quedarían muy bien con un color rojo. Dejando que el vibrador volviera a activarse, tomé un poco de algodón y quité los restos del esmalte anterior, en tanto, veía cómo ella se resistía a un segundo orgasmo. Ocultado mi sonrisa traviesa, me senté detrás de ella, comprobando que mi polla estuviera sobre su vagina y pudiera sentir lo fácil que sería para mí, penetrarla, si tan solo quisiera. Ana sabía que esto era una cucharada de su propia medicina y debía recibirlo sin queja alguna.
-Si no te quedás quieta, deberé pintar más de una vez- Le dije, en tanto cubría con una segunda capa su segundo dedo del pie izquierdo. Y así continúe hasta llegar al último dedo pero frente a su inminente corrida, no solo la pintura se corrió sino que yo también al verla mojar nuestras sábanas con sus fluidos. Pasando la punta de mi pene por encima de su humedad y calor, me sentí tentado de follarla una y otra vez, pero me contuve. Ella necesitaba un poco más de castigo. Volviendo a mi trabajo de pintar sus uñas, arreglé el desastre que provocó y seguí con el otro pie, tratando de mantenerme ajeno a sus súplicas y sus gemidos. En cuanto terminé de pintar cada una de sus uñas y de pasar un capa de brillo extra, ella ya iba rumbo al cuarto orgasmo. Teniendo compasión, tomé mi celular y apagué el aparato. Poco después, besando sus piernas, subí hasta poner mi boca sobre su sexo, y bebiendo de ella, aproveché a colocar un par de dedos para masturbarla con tal rapidez que explotó en mi boca, dándome todo de ella. Relamiendo mis labios, probé un poco más y luego, levantándola, besé su cuello y acaricié sus pechos, que estaban más llenos y sensibles de lo normal.
-Parece ser que nuestro bebé viene en camino, ¿no es así amor?-. Murmuré, para escuchar segundos después cómo decía algunas cosas sin sentido.- Será mejor que lo averigüemos, cielo. Iré a comprar la muestra y vuelto-. Sin darle tiempo a protestar, la volví a colocar en la misma posición de antes y tomando una especie de máquina con una vara de metal donde se podía meter un dildo para que luego simular una penetración, tomé uno de 30 cm, que Niall me prestó, y lo acomodé. Acercándolo a su centro, prendí la máquina y viendo cómo esta hundía el pene de plástico en su interior, me deleité mirando un poco hasta que decidí irme a la farmacia que quedaba a tres cuadras de casa. Y alrededor de los 15 minutos, ya estaba de nuevo caminando hacia nuestra habitación, desde la cual se escuchaban sus gemidos. ¿Cuántos órgasmos llevaría ya? Abriendo la puerta, intenté desesperadamente no follarla, pero era imposible al ver su coño tan suave, húmedo y sonrojado por las veces que se había venido. Teniendo un poco de compasión, apagué el aparato y quitando el dildo de su interior, acaricié y besé sus labios vaginales con mucho cariño. Luego, subiendo por su espalda, repartí más besos y cuando llegué a su rostro, la besé con mucho amor. Era la mujer de mi vida y daría todo por ella y por nuestro hijo, quien ya se encontraba creciendo en su vientre.
-Lo hiciste de maravillas, amor. Dime, ¿qué quieres de recompensa?-. Desatando las sogas, ella se mantuvo quieta, sin decir nada, hasta que froté y besé sus brazos y sus pies debido a las marcas que había dejado las cuerdas. Subiendo a mi regazo, ella me besó y mirándome a los ojos, me dijo: -Solo quiero que me hagas el amor, bebé-. Tomando su rostro, le dediqué mi mayor sonrisa para luego acomodarla en la cama e ir sacándome con su ayuda mi ropa. Cuando estuve desnudo, no tardé en ganar un lugar entre sus piernas y poco después, en su interior. Comenzando un vaivén lento y delicado, la tomé entre mis brazos y la besé infinidades de veces. Y así nos mantuvimos por un largo tiempo, hasta que nos rompimos en mil pedazos. Sintiendo cómo mi pene todavía inyectaba más semen en su interior, apoyé mi mano en su vientre y lo acaricié. Allí, adentro, estaba nuestro hijo.
-¿Compraste el test, amor?-. Me preguntó, haciendo que le prestara nuevamente atención. Asintiendo, intenté alejarme de ella para buscarlo pero cuando sus dedos me sujetaron, supe que no era necesario. Su sonrisa me daba la respuesta que necesita.- Vamos a ser papás, bebé-. Tomándola en brazos nuevamente, la besé y celebré con ella la noticia. Poco después, con todo el cuidado del mundo, la ayudé a bañarse y y cambiarse, y una vez en la cama, pensé en que ahora sería muy celoso de su cuerpo, que iba ganando más voluptuosidad y sensibilidad. Pasando mis dedos por sus pezones, sonreí al ver sus pechos más llenos. Disfrutaría mucho darle placer, y más, cuando se encontraba tan receptiva. Recordando mi pequeña travesura con el dildo, el cual no alcanza una potencia de gran valor, como ella lo supuso, sonreí. Sí, definitivamente estaba sensible a cualquier estímulo y Niall estaría encantado al escucharlo. Besando su frente, me acomodó a su lado y me dormí. Mañana sería otro día.Hola. Sé que esto es un poco distinto a lo que siempre escribo pero supuse que era necesario hacer un corte luego de tanta intensidad, para después introducir los últimos one shots. Como siempre, muchas gracias por sus comentarios y votos. Me ayudan un montón con ellos.
Por cierto, tengo dos one shots para publicar pronto. Uno se llama "Glory hole" y el otro, "voyeur". ¿Cuál de esos prefieren primero? Quiero saber sus opiniones. Saludos.
Matt.
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One Shots H. S. (+18)
FanfictionHarry , Anna y Niall, una pareja nada convencional, una pareja de tres.