30.

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Había llegado julio, y con él, las merecidas vacaciones de verano. Y junto a Harry habíamos decidido ir fuera de la ciudad, a un lugar donde nadie pudiera interrumpir nuestros planes pocos convencionales, ya que no habíamos ido solos, Niall también nos acompañaba, y en poco tiempo, lo harían los demás.


Una vez instalados en la casa, que tenía una preciosa vista hacia el mar, Harry decidió tomar un descanso, ya que estaba cansado de manejar tantas horas, pese a que nos habíamos turnado en la tarea. Quedando en la sala con Niall, conversamos un rato, hasta que él comentó que estaba cansando y que no le vendrían mal unos masajes.


- Estás de suerte, cariño-. Le dije, regalándome una inmensa sonrisa. Yendo a su regazo, pasé mis dedos por sus hombros y centrándome luego en su rostro, lo besé largamente.


Así, toqueteándonos un poco, decidimos caminar hacia otra habitación, que parecía ser destinada para los masajes y dejando que se desvistiera, fui hacia la habitación que compartía con mi marido y tomando un camisón de seda, me quité todo la ropa interior y me lo puse. Revisando mi imagen frente al espejo, sonreí al verlo a Harry mirarme desde la cama. Acercándome hacia él, subí hasta quedarme a horcajadas, y entre besos, le pregunté si se quería unir, a lo que él me respondió que le guardara el próximo turno.


Dejando que Harry siguiera holgazaneando en la cama, caminé por el pasillo que me llevaba hacia donde se encontraba Niall, y entrando lentamente, lo encontré tumbado bajo abajo, con una toalla tapando su trasero. Cerrando la puerta, me acerqué hasta la mesa donde se encontraban prendidas unas velas aromáticas y tomando una botella de aceite para masajes, volqué un poco entre mis dedos y comprobando su oleosidad, me acerqué hasta la espalda de él y esparciendo unas cuantas gotas, inspiré el olor a especias.


Poco después, mis manos se encontraron sobre su cuerpo, masajeando sus músculos cansados y dejándome embriagar por el aroma que se acentuaba a medida que pasaban los minutos. Una vez que tuve suficiente de ello, me subí encima de la camilla y sentándome sobre su trasero, comencé a restregarme, mientras seguía con mis dedos sobre su piel. Segundos después, el camisón yacía sobre el suelo y ahora mis pechos se frotaban una y otra vez sobre su espalda y relucían del líquido aceitoso.


Siguiendo con estos movimientos por un buen rato, luego se giró y dándome acceso a su gloriosa polla, lo tomé entre mis manos aceitosas y comencé a masajearla con devoción, todo el tiempo que mi libido me lo permitió. Así, vi embelesada cómo fue aumentando de tamaño, y sin poder aguantar mucho más, me senté sobre ella y la restregué entre mis pliegues vaginales, mientras lo besaba y dejaba que él marcara el ritmo de nuestra fricción con sus dedos en mi cintura, que ahora estaba más rellena por el bebé. Gimiendo por lo necesitada que estaba de tenerlo en mi interior, solo bastaron unos segundos, para llevar su pene hacia mi interior.


- Eres grandioso, cariño-. Logré decir, antes de comenzar un vaivén lento y profundo, en tanto seguía esparciendo aceite sobre su pectorales y su abdomen trabajado. No sabía si era algún efecto del masaje pero solo quería que permaneciera clavado en mi vientre por siempre.


- ¿Te gusta cómo te lleno, Ana? ¿Cómo mi polla se marca en tu bajo vientre?-. Empezó a decir, en cuanto vio que me retorcía para alcanzar mi primer orgasmo.- Dime, Ana. ¿Quieres mi semen en tu interior o chorreando por tus muslos por el resto de la tarde?-. Cerrándome alrededor de su polla, convulsioné y me corrí, sin importarme la rapidez con la que la había conseguido. Al fin y al cabo, las hormonas me manejaban.- Te siento tan apretada, bebé, que mi polla solo quiere llenarte una y otra vez-. Sabiendo que las palabras sucias eran un gran estímulo para mí, ahora, este me manejó a su antojo.


Así, ambos quedamos recostados de un solo costado, y dejando que el estrujara mis pechos y marcara mi cuello con pequeñas mordidas y chupones, subió mi pierna sobre su cadera para tener el suficiente espacio para volver a entrar a mi interior. Y esta vez, el vaivén no fue lento, sino fuerte y duro, como a mí me gustaba. Retorciéndome del placer que sentía esparcirse por todo mi cuerpo, llevé mis dedos a mi clítoris y comencé a masajearlo, en tanto con la otra mano, tomaba su cabello, y lo mantenía sobre mis pezones que pedían a gritos ser atendidos por su sedosa lengua.


De esta manera, nos mantuvimos por un tiempo, hasta que decidió cambiar de posición, por el peso que podía cargar en mi vientre. Y en cuestión de segundos, ya me encontraba tumbada en la camilla, con su boca sobre mi vagina. No pudiendo retener mis gemidos por mucho tiempo, estos retumbaron cada vez más por la habitación, sabiendo que seguramente hasta mi propio marido podría escucharlos desde nuestra habitación.


- Cariño, estás muy necesitada hoy-. Dijo Niall, cuando se tomó un respiro y colocó dos de sus dedos en mi interior y siguió causando estragos con su lengua, que se arremolinaba sobre mi clítoris y bebía la prueba de mi excitación.- Parece que tu marido no te jode lo suficiente-. Agregó, y sin entender que lo decía para incitar a Harry a unirse a nuestro juego, solo logré decir algunos monosílabos, antes de convulsionar y venirme sobre su cara.


Relajándome luego de tener mi segundo orgasmo, me sobresalté al escuchar cómo mi marido aplaudía nuestra función. Y sin decir una sola palabra, con una sola mirada, este me avisó que si no quería recibir una lección como la que iba a tener Niall por tal atrevimiento, me apartara. Fue así que con mis piernas un poco temblorosas, me bajé y tomando asiento en otra camilla más pequeña, dejé que lo tomara del cuello y lo besara agresivamente, mientras manoseaba su polla con la suya. Apretando mis piernas, traté de no calentarme al ver su lado más dominante, pero sabía que no podría por mucho tiempo.


- Ahora te enseñaré cómo trato a los que ensucian sus bocas con malas palabras-. Subiéndolo a la camilla, hizo que tomara una posición bastante sumisa, ya que lo hizo extenderse sobre su superficie para que sus rodillas mantuvieran su peso y su trasero quedara a su merced.- A las nalgas de Niall le faltan un poco de color, ¿no te parece, amor?-. Me preguntó, a lo que solo pude asentir, mientras seguía viéndolos hipnotizada. Pidiéndole su palabra de seguridad, comenzó a golpearlas duramente con su palma abierta, hasta que su trasero quedó lo suficientemente tierno para no sentarse por un buen tiempo sobre alguna superficie dura, y sin previo aviso, lo penetró. Así, las estocadas fueron poderosas y rápidas, sin importarle el placer de Niall, que solo permanecía callado, recibiendo su castigo. Para cuando menos me di cuenta, Harry salió y masturbándose un poco más, eyaculó sobre su trasero, coronando el duro trato que había decido tener con él.- Parece que los ratones te comieron la lengua, pequeño Niall-. Dijo, minutos después, cuando lo dio vueltas y vio que su polla seguía estando erecta.- Sería un gran desperdicio dejar que eyacularas fuera de la boca mi mujer o de la mía pero es lo que te mereces por ser tan boca sucia-. Extendiéndome la mano, dejó que me acercara y dejando que subiera a horcajadas nuevamente sobre él, me permitió masajear su pene hasta que soltó grandes cantidades de semen que quedaron sobre mis manos y mi vientre, y queriendo llevar parte de él a mis labios, Harry me detuvo.


Asintiendo con la cabeza, bajé de la camilla y tomando su mano, miré por última vez a Niall, que permanecía relajado, recostado y con una sonrisa sobre sus labios. Sintiéndome contrariada, esperé a salir con Harry al pasillo para preguntarle qué sucedía, y este, riendo un poco, me dijo que a veces el sexo rudo tenía el mismo efecto que el masaje. Riendo por su ocurrencia, dejé que me guiara a nuestra habitación, y allí, la maratón de sexo y masajes siguió durante unas horas luego de que Harry me limpiara con su lengua del semen de Niall.



Hola. ¿Todo bien? Bueno, les traigo nuevamente un one shot. Espero recibir elogios por él. (Nah, mentira.) Y decirles, que gratamente, por el momento, estoy retrasando, todo lo posible, el último one shot. Creo que tengo uno más en espera, antes de este, y seguiré en busca de alguno más, posiblemente.
Además, creo que me decidí por escribir una historia sobre una pareja de tres: Ana, Harry y Niall. ¿Qué les parecería la idea? Vemos que no son una pareja convencional pero me gustaría contar su historia antes de que se dieran estos encuentros tan fogosos, es decir, contar cómo llegaron a esto, a ser tan libres sexualmente. Obviamente, tendrá su lado hot, pero se supone que no estaría al nivel de estos one shots, ya que es el inicio, pero... puede haber sorpresas. 😉
En fin, me siento muy feliz por contar con ustedes y por poder seguir escribiendo. Y por cierto, ¿qué les pareció Golden? Yo lo pude disfrutar con el chico que me gusta, ya que ahora también es fan, gracias a mí. 😂 (No avanzamos nada con él, pero creo que tampoco quiero algo serio. No estoy preparado para ello.)

Les mando muchos saludos.

Matt.



One Shots H. S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora