49.

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- Oye, ¿por qué estás llorando?-. Oí preguntar a Niall, saliendo del baño, en tanto yo quitaba de mi rostro, en vano, las lágrimas que rodaban por mis mejillas.
- Por nada, amor. Solo que...-. Sintiendo que las lágrimas volvían a salir nuevamente de mis ojos, tomé otro pañuelo descargable y me limpié la nariz. Odiaba que las hormonas tomaran cada vez más el control sobre mis emociones.- Mañana nos iremos y nuestra burbuja de felicidad y tranquilidad se romperá ni bien volvamos a la rutina-. Hipando entre cada palabra, fue casi incomprensible lo que dije pero Niall se arregló para entenderme y acogerme en sus brazos, mientras el llanto se volvía más fuerte.
- Amor, no hay de qué preocuparse. Todo seguirá más que bien cuando volvamos, ¿sí?-. Acariciando mi rostro con sus pulgares, me dirigió su mirada más dulce y dándome un par de besos, siguió dándome calor con su cuerpo, en tanto escuchábamos cómo Harry apagaba la regadera y en cuestión de segundos salía del baño, con su torso desnudo y mojado y una toalla colgando de su cintura, la cual no dejando nada a la imaginación de ninguno de los dos.
- ¿Qué sucedió, cariño? Te escuché llorar desde el baño-. Tomando asiento cerca de nosotros, se secó con otra pequeña toalla su cabello, sin saber todo lo que provocaba en mis hormonas alborotadas.- ¿Hay algo que pueda hacer por ti?-. Regalándome una sonrisa inocente, me miró con sus hermosos ojos verdes por unos segundos.- ¿Quieres que prepare un desayuno súper nutritivo para los tres y lo traiga en la cama mientras vemos tu peli favorita?-. Asintiendo, aunque mi carne tuviera otro deseo en mente, dejé que Harry se colocara un canzoncillo nuevo y un chándal suelto para finalmente bajar a la cocina y dejarnos a los dos solos, con serios problemas allí abajo.
- No sé a qué tengo más ganas de hincarle primero los dientes, cariño, si al desayuno o tu marido-. Haciéndome reír, seguimos acurrucados en la cama, mientras hablábamos de nuestro regreso y los cambios que deberíamos hacer. Había un niño que criar y otro que venía en camino, y eso implicaba hacer cambios.
- Imaginate cuando vayan a la escuela, ¡será otro dolor de cabeza!-. Escuchando cómo su pecho se movía por la risa que se escapaba de sus labios, me sentí muy dichosa de tenerlo como pareja y de estar compartiendo mi vida con él.
- ¿Quién tiene ganas de comer?-. Escuchando la voz de Harry, lo miré entrar con una bandeja repleta de cosas tentadoras para desayunar.- Lo preparé con mis propias manos-. Dejando que nos acomodáramos, terminó por colocar la bandeja en el medio y se sentó en frente de nosotros, ajeno al deseo que volvía a latir en mi piel.- ¿Qué quieres que te sirva, cariño?-. Dejando que le sirviera lo que Niall le pedía, me dediqué a frotar mi diminuta panza en tanto esperaba mi turno.- Y vos, ¿amor? ¿qué deseas comer?-. Viendo de reojo la reacción de Niall, me mordí internamente mi labio antes de contestar. Viniendo a mi mente imágenes de Harry con su torso lleno de chocolate derretido para raspar lentamente con los dientes, sentí mis piernas temblar.- Amor, ¿me estás escuchando? ¿Sucede algo?-. Negando rápidamente con mi cabeza, y con mis mejillas rosadas, le dije que tomaría una poco de fruta, yogurt y avena, en tanto una taza humeante de té con leche me esperaba a un costado de la cama.
- Sé lo que estás pensando-. Susurró Niall, aprovechando que Harry se encontraba concentrado sirviéndome todo lo que le pedí en un enorme tazón. Pasándomelo, no tardó en servirse lo que iba a comer y en quedarnos sumergidos por un silencio que solo era interrumpido por nuestras respiraciones y el ruido de los utensilios. Habíamos decidido más tarde ver la película junto a nuestro hijo.
- Entonces... ¿me contarás por qué llorabas?-. Haciendo la pregunta directamente, me quedé unos segundos en silencio antes de contarle lo que me afligia.
- Me preocupa que nuestra relación no sea la misma cuando volvamos-. Acomodando unos mechones de cabello que habían caído por delante de mi cara al inclinar mi cabeza para abajo, lo miré poco después.- Además, deberemos enfrentarnos a muchos cambios con la llegada del bebé y no quiero que se sientan obligados a dejar todo de lado por mí y los bebés-. Intentando retener las lágrimas, pronto me encontré llorando de nuevo. Pero prontamente unos brazos me rodearon y me acogieron, quitando aquellos temores de mi cabeza.
- Amor, nada cambiará. Estando allá o acá te amo y te deseo de la misma manera-. Sintiendo la presión de sus labios en mi coronilla, lo apreté mucho más entre mis brazos.- Y con respecto al bebé, nunca vuelvas a pensar que eres una carga. Si es necesario, nos turnaremos para estar a tu lado. Nada es imposible cuando se tiene la voluntad de hacerlo, amor-. Quitando mi cara de su cuello, lo miré y asentí, aunque las lágrimas siguieran saliendo de mis ojos.- Ahora seca esos bonitos ojos y haz lo que estás deseando desde que salí del baño-. Viendo impávidamente cómo tomaba una taza con chocolate semi líquido, lo vi levantarse de la cama y quitarse el resto de su ropa, mostrando una orgullosa erección matutina. Viendo que entraba al baño, solo atiné a mirar Niall que se encontraba con una galletita a medio comer en su mano y con el cuerpo petrificado frente a la propuesta indecente de mi marido.
- O vas tú o ten por seguro que más que encantando iré nuevamente yo a ese baño por un segundo round-. Sacándole la lengua, me apuré a salir de la cama no si antes gritarle "goloso" y cerrar la puerta frente a sus ojos curiosos para quedar solo yo y Harry en la habitación del baño. Girando sobre mis talones, casi caí al suelo cuando lo vi en la bañera, con todo su cuerpo cubierto de una costra más que gruesa de chocolate, a la espera que yo lo limpiara exclusivamente con mi boca.
- ¿Empezamos?

One Shots H. S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora