55.

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Anna

- ¿Ya terminaste de desempacar las cosas, amor?-. Preguntó Niall, viendo que yo me encontraba recostada sobre el sillón que había pedido que subieran a la habitación para cuando nos tocara compartir espacio con Harry, con una mascarilla facial hidratante en mi rostro.

- Sí, cariño. Todo en orden-. Resoplando, traté de no pensar en lo que mañana sucedería. Obviamente que no era un disgusto para mí compartir besos, abrazos y palabras de amor con Harry pero debía aparentar que sí, que me molestaba y lo odiaba con todo el alma, cuando por el contrario, me moría de ganas de hacer nuevamente el amor con él.

- Yo quiero una de esas mascarillas, ¿puedes hacérmela cuando salga de la ducha?-. Asintiendo, dejé que él fuera al baño e intentando relajarme un poco más, froté mi vientre, para luego posar inevitablemente mis ojos en mis pies hinchados por la retención de líquidos. Recordando que tenía una crema para la hinchazón, pensé en aguardar a que saliera Niall para pedirle que la esparciera por la zona. Escuchando que alguien llamaba a la puerta, me tensé, porque solo podía ser una persona la que podía estar detrás de ese pedazo de madera.

- Solo vengo a avisarles que Ed ya se durmió y a traerte un poco de café-. Viendo con detenimiento la timidez con la que se desenvolvía me fue imposible no bajar un poco la guardia. Era una de las personas que más amaba y no quería producir en él más tristeza de la que ya teníamos en nuestros corazones rotos.

- La doctora me recomendó reducir la cantidad de café, Harry-. Haciendo una mueca, traté de no ser tan dura con él. No era algo que pudiese saber después de todo.

- Sé que no lo puedes tomar, Anna. Es por eso que compré café descafeinado y le agregué un poco de leche-. Tendiéndome el pocillo, lo tomé, agradeciéndole el gesto, en tanto me sentía contrariada y confundida.- Estuve leyendo algunos libros sobre la maternidad y la crianza de gemelos, y además, hablé con tu doctora la semana pasada. Quería saber sobre los cuidados que tendrías que llevar durante el embarazo-. Sorprendiéndome por sus acciones, sentí un poco de remordimiento por mi forma de actuar con él. También eran sus hijos y tenía derecho a vivir cada etapa junto a nosotros.

- Yo... sé que no hice bien al dejarte fuera de esto y sinceramente, te pido perdón. Sé que tienes tanto derecho como nosotros al estar presente en la crianza de tus hijos-. Le dije, para tomar luego un sorbo del delicioso café que había preparado. Sintiendo que las gemelas se movían, sonreí abiertamente y tendiendo mi mano, no dudé en hacerlo partícipe de ese momento. Viendo cómo su rostro y sus ojos se iluminaban y se emocionaba gradualmente por tener esa interacción, supe que había muchas cosas que hablar y que cambiar en nuestra relación, tanto si seguía existiendo como si no lo hacía.

- Esto es maravilloso, Anna-. Regalándome una inmensa sonrisa, mientras algunas lágrimas brotaban de sus ojos, le di la razón, aunque se sintiera raro a la vez.- ¿Son así de hiperactivas siempre?-. Negando, dejé que siguiera pasando sus dedos por encima de mi vientre, en tanto se me hacía imposible apartar los ojos de él. Era tan hermoso que me dolía el alma no poder tocarlo y besarlo.

- Es la primera vez que sucede, Harry. Creo que le agradas-. Sonriéndole, seguí tomando el café, y disfrutando de ese momento tan hermoso.

- ¿Te pasaste la crema en los pies? Los tienes muy hinchados-. Tratando de no sorprenderme por su agudeza, le respondí que no y al poco tiempo, lo tenía haciéndome unos masajes en los pies. No podía negar que era un experto en hacerlos y que me derretía de amor por sus caricias.

- Mascarillas faciales y masajes. Creo que estoy teniendo un poco de envidia, amor-. Escuchando la voz de Niall, me giré y viéndolo con su torso desnudo, no pude no recorrer con mis ojos su cuerpo de abajo hacia arriba.- ¿Y ese olor a café? Huele delicioso-. Mostrándole mi pocillo, se lo pasé y dejé que lo probara. Viendo su cara transformada por el placer, supe que él también había caído en las redes de Harry. Y solo un par de horas bastaron para que eso sucediera. ¿Qué podía pasar en una o dos semanas más? Sintiéndome de repente enojada, me paré del sillón y viendo el desconcierto de Harry, solo atiné a decir lo primero que se me venía a la mente.

One Shots H. S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora